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Historia de América

APUNTES SOBRE LA ESCLAVITUD INDÍGENA ANTES DE SU ABOLICIÓN

APUNTES SOBRE LA ESCLAVITUD INDÍGENA ANTES DE SU ABOLICIÓN

Desde el mismo momento en que Colón arribó al Nuevo Mundo uno de los grandes atractivos económicos fue la posibilidad de obtener esclavos. Justo el mismo incentivo que había habido a lo largo de los casi ocho siglos de Reconquista. De hecho, según Ladero Quesada, tras la toma de Málaga se herraron nada menos que 11.000 personas. Es cierto que se trataba de musulmanes infieles, no de vasallos como los indios. Pero daba igual que fuesen infieles, paganos que vasallos de Castilla. Querían mano de obra gratuita y la conseguirían de una forma o de otra. La Corona reservó la posibilidad de herrar a aquellos que se resistiesen o que ya eran esclavos en la gentilidad. Este último argumento sirvió para justificar la implantación de la institución en los nuevos territorios. Y es cierto que en la América Prehispánica existía la servidumbre pero no tenía ni la expansión ni las características que tuvo en la época hispánica. En este sentido explicó Las Casas que antes de la llegada de los europeos los esclavos tenían poco menos que cualquier otro indio y que sus amos los trataban con mesura. Por ejemplo, en el Imperio Inca, los yanaconas, cuya situación no era exactamente equivalente a la del esclavo europeo, además de ser pocos numéricamente, sólo trasmitían su condición servil al primer hijo.

Las huestes irrumpían en gran alborozo cuando encontraban resistencia porque eso implicaba enjundiosos beneficios: oro procedente del saqueo, y sobre todo, esclavos. Pero ocurrió con frecuencia que los indios, voluntariamente o por temor, los recibían pacíficamente, agasajándolos con alimentos o con algunas alhajas de cobre, oro o plumería. Esto suponía un grave contratiempo porque así ni podía haber guerra justa, ni conquista, ni tan siquiera legitimidad para hacer cautivos. Además, estos obsequios en vez de frenar a los hispanos, espoleaban su codicia al ver que efectivamente poseían objetos de valor. Pero estaba claro que los guatiaos no interesaban. En este sentido escribió Antonio de Herrera que, cuando Alvar Núñez Cabeza de Vaca llegó al Río de La Plata, los indios le recibieron de paz lo que disgustó mucho a su hueste porque al soldado la paz siempre es aborrecible.

Pero, esta situación era insostenible porque sin hostilidades no había posibilidad ni tan siquiera de recuperar lo invertido en la expedición. Para muchos armadores o adelantados, que habían invertido todos sus ahorros en la expedición, significaba su ruina. Pero en la práctica nunca existió ese problema, pues la solución era tan obvia como fácil: o simulaban que eran indios alzados, o los provocaban para ponerlos en pie de guerra. Una vez alzados ya era posible cautivarlos y marcarlos con el hierro real. ¿Necesitaban una guerra justa? Pues ya la tenían. Precisamente el requerimiento, redactado en 1514, sirvió a la provocación. Se les leía, no entendían nada de nada y la más mínima maniobra se consideraba un acto de guerra. Acto seguido se lanzaban sin compasión al pillaje y a la captura de esclavos. En la mayoría de los casos la simple huída era considerada como causa de rebeldía y, por tanto, era motivo suficiente para declararles la guerra. Estaba tan claro como el agua, y todo el mundo en España y América conocía esta realidad y sabía bien como convertir una guerra injusta en justa. De hecho, décadas después, cuando se intentó prohibir su esclavitud, se insistió en que no se hiciese por causa alguna, aunque sea so título de rebelión, ni por rescate, ni de otra manera. Y por citar algún ejemplo concreto, en febrero de 1521 el capitán Gonzalo de Sandoval le preguntó a Cortés qué debía hacer si los indios de Calpulalpan, entre Tlaxcala y Texcoco, le recibían de paz y su respuesta no pudo ser más clara: aunque os salgan de paz, los matad. No fue necesario cometer semejante atropello porque, por fortuna para él, se los encontró en pié de guerra y pudo matar justamente a más de 3.000 y prender a otros tantos.

En realidad, no se trataba de nada nuevo. Los conquistadores hacían la guerra guerreada que se había practicado tradicionalmente en la frontera con el Islam. De hecho, aunque no hubiese guerra abierta entre Castilla y Granada se producían incursiones mutuas de pillaje con el consentimiento tácito de las autoridades.

En ocasiones, ni tan siquiera se molestaban en provocar la guerra, tomándolos de paz con total impunidad. De hecho, estando Las Casas en la isla de San Juan, llegó un barco con varios cientos de esclavos procedentes de la isla de Trinidad. El dominico reprendió duramente al capitán, al tiempo que éste le respondía lo siguiente: que los que lo habían enviado le dieron que trajese esclavos y, si no los podía tomar por guerra, que los tomase por paz. También en Nicaragua se denunció esta misma situación, pues muchos capitanes iban a cazar indios a caballo, sin mediar provocación alguna.

Pero había otra opción algo menos traumática, y sobre todo más usada una vez que el territorio quedaba sometido. Como la ley permitía rescatar a aquellos amerindios que ya estuviesen en situación servil, bastaba con amenazar de muerte al cacique para que entregase esclavos que en realidad nunca lo habían sido. Rodrigo de Albornoz escribió en 1525 una dramática misiva al Emperador en la que denunció como los españoles tenían por costumbre presionar a los jefes locales para que entregasen 100 o 200 esclavos y estos, por contentarlos, ordenaban a sus indios que dijesen que eran esclavos y no osaban decir otra cosa pues se lo mandó su señor. Con frecuencia los caciques y curacas, bajo amenazas, entregaban a huérfanos o les pedían a los padres que diesen uno de sus dos hijos. Así se llevaron a Perú y a Nueva España miles de nativos, procedentes de Tierra Firme, Pánuco, Guatemala, Nicaragua o Yucatán. Precisamente en Yucatán, Francisco de Montejo, convencido de la inexistencia de oro, decidió resarcirse montando una empresa esclavista. Convirtió a la península yucateca en un verdadero mercado de esclavos a bajo precio, un verdadero bazar de todo a un euro, en el que puso a la venta a todo ser humano que consiguió apresar. Dicho mercado alcanzó cierta fama en Nueva España por los precios tan competitivos a los que se vendían las piezas. Durante años, acudieron allí muchos cristianos deseosos de conseguir mano de obra barata. Montejo no le hacía ascos a nada, aceptaba cualquier forma de pago, tanto en dinero como en especia, es decir, vinos, azúcar, aceite, caballos o ropa. Según Las Casas, vendía un centenar de indios por un caballo y un muchacho, que parecía hijo de algún cacique, lo cambió por un queso manchego. La Corona tardó mucho, muchísimo, en reaccionar, pues, hasta el 6 de diciembre de 1538 no prohibió la esclavitud del indio novohispano, incluso en los casos en los que los caciques afirmasen lo contrario.

En 1534, Pedro de Alvarado envió al Perú varios barcos repletos de esclavos guatemaltecos, muchos de los cuales fallecieron en la travesía por falta de agua y comida. Daba lo mismo porque, aunque sólo sobreviviese la mitad, el negocio estaba asegurado. Muchos más esclavos se sacaron de Nicaragua, pues según David R. Radell (1975: 67-76), entre 1527 y 1536 se llevaron a vender a Panamá, Perú y las Antillas Mayores unos 448.000 nativos, incluyendo mujeres y niños. De hecho, en Panamá en torno a 1533 había entre 15 y 20 embarcaciones que se dedicaban a trasladar esclavos nicaragüenses. A medidos de siglo se estimaba que sólo en Panamá había unos 780 indios esclavos.

En una Real Cédula remitida al gobernador de Nicaragua, fechada en 1536, se le ordenó que no dejase sacar más nativos de la tierra porque la han dejado despoblada de los naturales y destruida. Además, insistía que de las decenas de miles de personas que se habían deportado, de 20 partes no ha quedado una porque se han muerto de sed, hambre, explotación laboral y malos tratos. Nuevamente en 1543 se expidió una Real Provisión, esta vez extendida a todos los oidores y virreyes de las Indias para que no se sacasen indios de unas provincias a otras, aunque digan que lo hacen de su voluntad, porque la mayor parte de ellos moría en breve plazo. Pero la situación no fue remediada y del millón de habitantes que se estimaba había en Nicaragua a la llegada de los europeos, en 1583 sobrevivían unos 10.000, es decir, el uno por ciento de la población original.

Hacia 1549 la Corona se dirigió indignada a la audiencia de los Confines, en Honduras, pidiéndoles que no permitiesen el envío de esclavos al Perú, pues tenía noticias que se habían remitido más de 6.000. Honduras era otro de los territorios junto a Nicaragua, Tierra Firme o Pánuco dedicados al abastecimiento de esclavos de las áreas neurálgicas del Imperio.

También la zona de Venezuela se convirtió en la primera mitad del siglo XVI en un inmenso mercado de esclavos con destino a las principales ciudades novohispanas. En 1526 el Emperador, aparentemente indignado, insistió en que no se herrasen indios en Nueva España y, tres años después, que no se deportasen esclavos desde Venezuela a México. En 1535 y en 1552 se repitió esta misma orden al gobernador de Venezuela para que se ocupase de que no saliesen más esclavos con destino a La Española y México. Con prohibición o sin ella, siguieron capturándose esclavos durante años, sin que nadie pusiese empeño en hacer cumplir la legislación. La Corona no solía multar a los infractores, sobre todo si previamente habían abonado su preceptivo quinto real.

A mediados de siglo, el cacique Francisco Tenamaztle se quejó que sus paisanos eran asaltados de noche, asesinando a unos y herrando a otros, pese a estar bautizados y en paz. Asimismo, denunció que los encomenderos los tenían en el más cruel de los cautiverios, tratándolos como si fueran bestias. Pero no era el único caso, pues en esa misma fecha, el juez Alonso López Cerrato denunció a un oidor de Guatemala que poseía entre 200 y 300 esclavos, al tiempo que señaló la llegada en 1545 de dos carabelas procedentes de Margarita y Cubagua con otros 250. López Cerrato liberó en los años sucesivos, solo en Guatemala, a cerca de 5.000 nativos. Y ello, muy a pesar de que la mayor parte de ellos estaban marcados en el rostro o en el brazo con el hierro real, y sus propietarios estimaban que ello era garantía suficiente de su legítima posesión. Pese a ello, tuvo el valor, el empeño y la fuerza suficiente como enfrentarse a la élite y liberarlos.

Lo peor de todo era que un número exageradamente alto de ellos perdía la vida en la travesía. Con frecuencia el porcentaje de muertos se situaba entre el tercio y la mitad de los embarcados. Dado que eran abundantes y gratis, su vida no valía nada, viajando hacinados en las bodegas en medio de sus propias heces y vómitos, así como sedientos y hambrientos. Y es que resultaba más rentable para los armadores perder un tercio de las piezas que abastecer al buque con alimentos que en las primeras décadas se cotizaban a precios elevados.

Pero las perspectivas vitales de los que conseguían llegar con vida no eran mucho más esperanzadoras. Contaba el padre Las Casas que daba pena verlos, desnudos, en los huesos y hambrientos hasta el punto que cuando desembarcaban se caían desmayados de hambre.

Desgraciadamente la esclavitud del indio pervivió en las colonias hasta bien avanzada la centuria. En 1570 se ordenó al virrey de Nueva España que no hubiese indios esclavos, aunque sean de la secta de Mahoma, prueba evidente de que seguía habiéndolos. En cualquier caso, cuando se consiguió más o menos erradicar la esclavitud como tal, la servidumbre pervivió de forma encubierta a través de la encomienda de servicio.

 

 

PARA SABER MÁS

 

DEIVE, Carlos Esteban: "La Española y la esclavitud del indio". Santo Domingo, Fundación García Arévalo, 1995.

 

EUGENIO MARTÍNEZ, María Ángeles: “La esclavitud indígena, impulsora de las pesquerías de perlas. Nuestra Señora de los Remedios”, Congreso de Historia del Descubrimiento, T. III. Madrid, Real Academia de la Historia, 1992.

 

FERNÁNDEZ MÉNDEZ, Eugenio: "Las encomiendas y la esclavitud de los indios de Puerto Rico, 1508-1550". Puerto Rico, Universidad, 1984.

 

MIRA CABALLOS, Esteban: "El indio antillano: repartimiento, encomienda y esclavitud (1492-1542)". Sevilla, Muñoz Moya Editor, 1997.

 

SACO, José Antonio: "Historia de la esclavitud de los indios del Nuevo Mundo seguida de la historia de los repartimientos y las encomiendas". La Habana, Cultural S.A., 1932.


 

ESTEBAN MIRA CABALLOS

EL OFICIO DE HISTORIADOR Y LOS ERRORES HISTORIOGRÁFICOS

EL OFICIO DE HISTORIADOR Y LOS ERRORES HISTORIOGRÁFICOS

        He comentado en otras ocasiones que mi objetivo –probablemente no logrado- siempre es divulgar desde el conocimiento de las fuentes primarias y secundarias. En esa alta vulgarización, como diría Eric Hobsbawm, destacan los historiadores anglosajones, como John Elliott, Henry Kamen, Hugh Thomas o Paul Preston por citar solo a algunos.

         En España, ha habido y hay excepciones gloriosas como Manuel Tuñón de Lara o Antonio Domínguez Ortiz, entre otros. Sin embargo, por lo general hemos carecido de altos vulgarizadores. La mayoría son o investigadores de fondo, que trabajan con fuentes primarias y hacen trabajos rigurosos, aunque no siempre asequibles al gran público, o divulgadores que toman la bibliografía científica y tratan de ablandarla para hacerla llegar a un público más amplio. Estos divulgadores tienen más calado en la opinión pública, pero a veces divulgan datos poco contrastados.

         Pondré un par de ejemplos que me han ocurrido en fechas recientes: el último biógrafo de Francisco Pizarro –cuyo nombre omito- mencionó en su obra que Francisco Pizarro se bautizó en la parroquia de San Miguel de Trujillo. Pues bien, cuando le pregunté si había verificado el dato, me respondió que era algo seguro pues los grandes biógrafos de Francisco Pizarro lo habían aseverado con rotundidad, incluido el gran José Antonio del Busto. Pues mire usted –le dije- da igual que lo diga del Busto o el mismo patriarca de Constantinopla, es imposible que se hubiese bautizado allí simplemente porque nunca existió en Trujillo una parroquia bajo esa advocación. Toda la familia –tanto materna como paterna- vivía en la collación de San Martín y lo más plausible es que se cristianara en la pila de su parroquia. Así de simple. Pues todavía me replicó que ella tenía numerosas pruebas historiográficas y que yo no tenía ninguna. En fin…, esto es lo que pasa cuando alguien da por válido algo que una vez dijo uno y después han repetido otros sin ninguna verificación. Y es que como dijo un maestro de la manipulación, Joseph Goebbels, “una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. A ver si al final va a resultar que Francisco Pizarro se bautizó en una parroquia que no existía.

         El otro chasco historiográfico que me llevé hace dos o tres días se refería a Juana de Arellano y Zúñiga, segunda esposa de Hernán Cortés, de cuya fecha de defunción no se tiene noticia cierta. Leí en varias biografías del conquistador que se sabía que al menos el 2 de junio de 1573 aún vivía porque el escribano de Sevilla Diego de la Barrera afirmó: “La vi y hablé y ella habló conmigo y me pidió le diese por fe y testimonio como es viva”. Un testimonio muy interesante que el pasado día 5 de enero quise verificar, solicitando el documento original en el archivo. Pues bien, ¡sorpresa! no ponía eso exactamente sino esto otro:



“Yo Diego de la Barrera Farfán, escribano público de Sevilla doy fe que hoy en este día de la fecha de ésta, estando en las casas de la muy Ilustrísima Señora Marquesa del Valle, estuve con el ilustre y muy reverendo señor frey Antonio de Zúñiga, de la orden de Santo Domingo de los predicadores, hermano de la dicha señora Marquesa a quien yo el dicho escribano doy fe que conozco, el cual dicho señor frey Antonio vi y hablé y él habló conmigo y me pidió le diese por fe y testimonio como es vivo y yo el dicho escribano le di la presente por la cual doy fe que el dicho señor frey Antonio de Zúñiga es vivo. Que es fecha en la dicha ciudad de Sevilla, martes dos días del mes de junio, año del nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo de mil quinientos y setenta y tres años. Siendo presentes por testigos Antonio Rodríguez y Sebastián de Labezares, escribanos de Sevilla”.

 


Pues ¡vaya!, como se puede observar no se refería a Juana de Arellano y Zúñiga sino a su hermano frey Antonio de Zúñiga. Alguien transcribió mal el documento y se ha perpetuado entre la historiografía una afirmación que no es exactamente cierta. Independientemente de ello, da la impresión que la marquesa estaba viva porque hablan de que la verificación notarial se hizo en su morada.

         En cualquier caso, lo que quiero demostrar con todo esto, es que el procedimiento de un profesional de la historia debe ser doble: primero, tratar de consultar en lo posible las fuentes primarias. Y segundo, verificar siempre todas las informaciones, especialmente las que proceden de fuentes secundarias. Solo así evitaremos perpetuar errores que no benefician en nada al conocimiento histórico.



ESTEBAN MIRA CABALLOS

LA FUNDACIÓN DE LIMA EL DÍA DE LOS REYES DE HACE 482 AÑOS

LA FUNDACIÓN DE LIMA EL DÍA DE LOS REYES DE HACE 482 AÑOS

El día de los Reyes Magos de 1535 se fundaba la Ciudad de los Reyes, nombre oficial al que desde muy pronto se le llamó Lima, en recuerdo al curaca y a la ribera de ese nombre. Es posible que su elección como capital de la gobernación, en vez de Cusco, se debiera fundamentalmente a la lejanía de la costa de esta última. Para ello, decidió trasladar Jauja hasta el valle de Pachacámac, en tierras del curaca de Lima.

Según Alonso Borregán, el trujillano Francisco Pizarro envió al valle de Lima a Nicolás de Ribera y Laredo, para ver la posibilidad de poblar allí. Su informe positivo dio lugar a la fundación de la nueva urbe. Dado que el sitio fue descubierto el 6 de enero de ese año, se decidió ponerle la sonora onomástica de Ciudad de los Reyes, en honor a la fiesta de la Epifanía.

La ceremonia fundacional, celebrada oficialmente el 18 de enero de 1535, estuvo presidida por el gobernador. Inmediatamente después, se estructuró el espacio urbano, situando la plaza en el centro y nada menos que 117 manzanas trazadas a cordel y dispuestas formando un rectángulo de nueve manzanas por trece.

Inicialmente se asentaron poco más de sesenta vecinos, la mayoría procedentes de la isla de Sangallán y de Jauja. Pocas semanas después, el 5 de marzo de 1535, se fundó al norte de Lima una nueva localidad, con el nombre de Trujillo, en recuerdo de la ciudad natal del gobernador.

Francisco Pizarro no buscaba enriquecerse y retornar como tantos otros sino que anhelaba una gobernación, es decir, un territorio sobre el que mandar. Para ello se necesitaban colonos, agricultores, artesanos y mercaderes, así como ciudades y cabildos. Ello le empujó a ir poblando el territorio al tiempo que lo sometía. Una actitud que no era renacentista sino que hundía sus raíces en la tradición ibérica de la reconquista, siempre seguida de repoblación, que era la única forma de consolidar dicha conquista. Era consciente de que poblar equivalía a someter definitivamente un territorio hostil. La condición de vecino era requisito previo para recibir solares, tierras y encomiendas así como para ostentar algún cargo concejil. En los núcleos urbanos se aglutinó la minoría hispana, convirtiéndose en centros de control del espacio y de sujeción de los pueblos de indios del entorno. Al mismo tiempo evitaba los vacíos de poder, estableciendo, sin solución de continuidad, un nuevo orden, sobre la antigua estructura política incaica. Un organigrama administrativo en base a pueblos de indios con sus curacas que se mantuvo intacto durante buena parte de la época colonial. De hecho, todos aquellos jefes locales que decidieron aceptar el nuevo poder, permanecieron en sus cargos, manteniéndose durante varios siglos la nobleza local incaica y en ocasiones hasta preincaica.

La mayoría de los núcleos se fundaron sobre nuevos emplazamientos pero otros sobre los antiguos asentamientos, como Cusco. Tanto fue así que a veces se tuvo que enfrentar con las élites locales que no querían que se mermase su jurisdicción con la erección de una nueva localidad. Bien es cierto que dejó abandonados numerosos núcleos indígenas, como Cajamarca que, en pocos años, no era más que un grupo de casas y cercas arruinadas. No obstante, sí habrá que reconocerle el mérito de haber refundado numerosas ciudades y de haber erigido otras nuevas.

Los incas habían poblado solo la sierra, pues era un pueblo que vivió siempre ajeno al mar. Pizarro, en cambio, necesitaba mantener la comunicación con Panamá y, a través de ésta, con Santo Domingo y con la metrópolis, por ello estableció fundaciones tanto en la costa como en el interior. Entre estas últimas destacaron Lima, muy cercana a la costa, y El Callao, puerto natural de Lima y conexión entre Perú y el Imperio durante varios siglos.

 

 

PARA SABER MÁS

 

BORREGÁN, Alonso de: “La Conquista del Perú” (Eva Stoll y María de las Nieves Vázquez Núñez, edits.). Madrid, Iberoamericana, 2011.

 

 

DURÁN MONTERO, María Antonia: “Fundación de ciudades en el Perú durante el siglo XVI”. Sevilla, E.E.H.A., 1978.

 

MIRA CABALLOS, Esteban: “Francisco Pizarro. Ambición, traición y drama en la conquista del Perú” (en prensa).

 

 

ESTEBAN MIRA CABALLOS

PASAJEROS EMBARCADOS EN LA ARMADA DE NICOLÁS DE OVANDO RUMBO A LA ISLA ESPAÑOLA (1502)

PASAJEROS EMBARCADOS EN LA ARMADA DE NICOLÁS DE OVANDO  RUMBO A LA ISLA ESPAÑOLA (1502)

         En 2013 publiqué mi libro: “La Gran Armada Colonizadora de Nicolás de Ovando, 1501-1502”, publicado por la Academia de la Historia de la República Dominicana. En ella reconstruí un listado de las personas de las que nos consta su embarque en dicha expedición. Dada la escasa difusión que ha tenido el libro, vuelco a continuación el listado del pasaje, para que pueda ser usado por cualquier internauta que así lo desee, cite o no la fuente. Siempre he tenido claro que mi contribución a la sociedad debe ser aportar los datos y hechos que descubro en mis investigaciones. Ahí están para disfrute de cualquier curioso, el listado de embarcados, con los datos que conocemos de ellos. Un listado que es fruto de varios años de inverstigación

 

 

Listado de pasajeros y tripulantes identificados.

 

PASAJERO

NATURALEZA/ VECINDAD

CARGO/ VECINDAD

FUENTE

Diego de Acevedo

Natural de la Puebla de Montalbán (Toledo)

Va como trabajador del mercader Fernando de León, por tres años. A cambio recibe pasaje, manutención y 7.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 267.

Antonio de Aguilar

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Debía 3.310 maravedís a Luis de Arriaga de una bota de vino que le compró.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 264.

Juan de Aguilar

Vecino de Toro (Zamora)

Criado de Juan Carrillo, contratado por año y medio para trabajar en las minas. A cambio le daría 6.000 maravedís de salario, más el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 274.

Pedro de Aguilar

Vecino de Toro (Zamora)

Hijo de Pedro de Aguilar. Aunque era mercader y factor de los genoveses en esta ocasión viaja como trabajador de Juan Carrillo, para sacar oro durante dieciocho meses. A cambio, le ofrece pasaje, manutención, 6.000 maravedís anuales de salario y el 10% del oro que extrajese.

APS. leg. 2161, fols. 93v-94r. Fondo Otte, C. 64.

Juan de Alanís

Vecino de Sevilla, collación de El Salvador

Lleva una persona contratada para sacarle oro. En el repartimiento de 1514 estaba avecindado en Puerto Real y recibió 36 indios de encomienda.

Arranz, 1991, p. 547; Gil, 2006, p. 274.

Juan Álvarez de Gijón

Vecino de Valladolid

Contrató a dos personas. Asimismo debía 2.310 maravedís de una bota de vino que compró a Luis de Arriaga.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 274.

Alonso de Alba

Vecino de la Silla de Mar (Valencia)

Curtidor, tenía compañía con Dalmiro Ruiz, Pedro y Diego de Madrid. Habían recibido un préstamo de Juan Sánchez de la Tesorería por valor de 8.000 maravedís que pagarían al regreso. Viajarían Alonso de Alba y Pedro de Madrid.

Gil, 2006, p. 260

Rodrigo de Alburquerque

Natural y vecino de Salamanca

Viajaba asalariado y con flete real, como alcaide de una de las tres fortalezas que se debían construir. Junto con Juan de Berlanga gastó 3.200 maravedís en comprar tres centenares de herramientas, cuyo coste pagarían al cabo de un mes después de la arribada a la isla. Regresó a España pero volvió a Santo Domingo, donde realizó en 1514 el famoso y polémico repartimiento de indios.

Colección Documental del Descubrimiento, III, p. 1417-1420; Thomas, 2001, p. 335; Gil, 2006, p. 284.

Fernando del Alcázar

Sevilla, collación de Santa Cruz

Llevó un trabajador contratado para que le sacase oro, Alonso de Toro. No conocemos las condiciones concretas del contrato.

Gil, 2006, 269.

Rodrigo de Alcázar

Sevilla

Era platero de profesión y miembro de una acaudalada familia de conversos sevillanos. Por real provisión del 27 de septiembre de 1501, fue nombrado fundidor y marcador real de las Indias, con un salario de 50.000 maravedís anuales. El cargo se le renovó el 16 de abril de 1505. Poco después, el 5 de octubre de 1505, obtuvo una licencia para regresar a España a solucionar ciertos asuntos, dejando en su lugar a una persona hábil y suficiente. Pero regresó pronto pues, en 1508, recibió un poder para cobrar de Sebastián de Ocampo el dinero de dos espadas que había comprado. En 1514 era regidor la villa de la Concepción, donde recibió 75 indios de encomienda.

AGI, Indiferente 418, L. I, fols. 58r-59v; AGI, Contratación 3250; CODOIN, Serie 1ª, T. 31, pp. 80-83; AGI, IG 418, L. 1, fol. 157r-157v. CODOIN, Serie 1ª, T. XXXI, pp. 298-301; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 92; Catalogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, T. II, 1955, p. 355. Fondo Otte, C. 28; Arranz, 1991, p. 530; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Benzo de Ferrer, 2000, p. 10; Cedulario, 22013, II, 327-328 y 361.

Gómez de Alfaro

Vecino de Madrid

Lleva seis personas contratadas, para dedicarse a tareas mineras.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 273.

Fernando de Almazán

Vecino de Plasencia (Cáceres)

Hijo de Alfon de Almazán, entró a soldada por dos años al servicio del clérigo Martín Martínez, para cavar y sacar oro. A cambio, le ofreció pasaje, manutención, 5.000 maravedís de salario anual y la décima parte de lo que extrajese.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 693v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, 269.

Alonso

Aracena (Huelva)

Aserrador, se compromete a servir por dos años a Amador de Cabrera, vecino de Sevilla.

Gil, 2006, p. 260.

Fernando Alonso

Vecino de Trigueros (Huelva)

Junto con Cristóbal Barrera debía doce pesos a Juan de la Palma. No parece que se trate del mismo vecino de Puerto Real, herrero, que en 1514 recibió 10 indios de encomienda.

Arranz, 1991, p. 547; Gil, 2006, 269.

García Alonso Martín

 

Viaja como criado de Fernando de Fuentes, a sacar oro por tres años. A cambio recibe pasaje, manutención y un salario anual. No parece que se trate del García Alonso que participó en el primer viaje de Colón y que el 15 de septiembre de 1514 residía en Santo Domingo, cuando fue testigo en una probanza.

APS, Microfilm 237, fotogramas 31-32; Pleitos Colombinos, 1984, III, pp. 76-177.

Juan Álvarez

Vecino de Sevilla

Platero, tiene formalizada una compañía comercial con Pedro Gutiérrez de Salamanca y con Juan de Córdoba. Llevan dos trabajadores contratados y un esclavo.

Fondo Otte, C. 64; Thomas, 2001, p. 291.

Juan Álvarez de Gijón

Valladolid

Una de los labradores reclutados por Luis de Arriaga, aunque no parece que ejerciera dicho oficio. Compró a éste una bota de vino por valor de 2.310 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 594.

Lope Álvarez

Vecino de Ciudad Real

Llevaba a una persona contratada, concretamente a un tal Alonso de Paredes.

Gil, 2006, p. 280.

Florencio de Anaya

Sevilla, collación de San Andrés

Lleva asimismo una persona contratada.

Gil, 2006, 270.

Lorenzo de Anaya

Sevilla, collación de Ómnium Sanctórum

Compró, junto con su hermano, 5.537 maravedís en mercancías cuyo importe debía pagar en la Española en un plazo de 15 días después del arribo. En 1514 recibió una encomienda de 53 indios en San Juan de la Maguana.

Arranz, 1991, p. 549; Gil, 2006, p. 280.

Luis de Anaya

Sevilla, collación de El Salvador

Hermano del anterior. Desaparece muy rápido de la documentación por lo que es posible que muriera prematuramente. En cambio, aparecen otros miembros del clan familiar que llegaron con posterioridad, como Cristóbal de Anaya, arribado en 1509 en la flota de Diego Colón, y Bernardino y Francisco de Anaya que recibieron 46 y 3 indios de encomienda respectivamente en el repartimiento de 1514.

Arranz, 1991, pp. 549 y 551; Benzo de Ferrer, 2000, p. 21; Gil, 2006, p. 280.

Alonso de Antequera

Natural de Antequera (Málaga) y vecino de Sevilla

Viaja como socio de Amador de Cabrera, vecino de Sevilla. No aparece en documentos posteriores. En 1512 llegó a la isla Juan de Antequera, natural de la localidad del mismo nombre, pero desconocemos si tenía parentesco con Alonso. Este último sí permaneció en la isla mucho tiempo pues aparece reflejado en el censo de 1528.

APS, Leg. 2161, fols. 71v-72r. Benzo de Ferrer, 2000, p. 22; Gil 2006, p. 261.

Antón Nov… ¿roto?

Vecino de Sevilla, collación de la Magdalena

Debía 1.410 maravedís de una bota de vino que compró a Luis de Arriaga.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 264.

Pedro de Aragón

Granada

Contratado por Sebastián de Guevara, por cinco años, para cavar y sacar oro. Se compromete a pagarle el pasaje, la manutención, la soldada que otros trabajadores cobrasen, así como el quinto de todo lo que extrajese.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 752r-752v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 282.

Francisco de Aranda

Natural de Toledo

Tejedor de seda, lleva un contrato para servir a Gonzalo de Ocampo, por tres años. A cambio, éste le ofrece 3.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese.

Giménez Fernández, 1984, I, p. 316; Gil, 2006, 270.

Pedro de Arbolancha

Vecino de Bilbao (Vizcaya)

Oficial del contador Cristóbal de Cuéllar. Llevó pasaje franco. El 22 de septiembre de 1509 se le citaba en una carta otorgada en Sevilla, diciendo que era estante en Santo Domingo. Sin embargo, el 9 de enero de 1512 otorgó personalmente una carta notarial, en la que él mismo decía ser vecino de Sevilla, en la collación de Santa María.

AGI, IG 418, L. 1, fol. 69r-69v; Catalogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, T. II, 1955, p. 357. Santo Domingo en los manuscritos…, 1981, p. 33; Fondo Otte, C. 29 y 30; Benzo de Ferrer, 2000, p. 26. Cedulario, II, p. 88.

Fernando de Arce

Vecino de la Puente de Arce (Asturias)

Él y su primo Juan de Arce debían a Gonzalo Rodríguez 6.400 maravedís. No hay más referencias documentales sobre él, lo que puede indicar una muerte prematura.

Gil, 2006, 269.

Juan de Arce

Vecino de la Puente de Arce (Asturias)

Primo del anterior y compañero de viaje en la travesía de 1502.

Fondo Otte, C. 64.

Francisco de Arévalo

Baeza (Jaén)

Viajó en la flota como criado del contino y regidor de Baeza Alonso Sánchez de Carvajal. En noviembre de 1503, trataba de regresar a España, ante el impedimento del gobernador. No parece que sea el mismo Francisco de Arévalo que tomó parte en el segundo viaje colombino, pues era natural de Ávila.

AGI, IG 418, L. 1, fol. 119r; Benzo de Ferrer, 2000, p. 28; Cedulario, 2013, II, pp. 202-203; León Guerrero, 2007, p. 42.

Alonso de Argüello

Vecino de Castromocho (Palencia)

Criado del tejedor Francisco de Rojas, se comprometió a servirlo por dos años. Es posible que se trate de la misma persona que en 1514 era regidor en Lares de Guahava y recibió una encomienda de 43 indios.

Arranz, 1991, p. 548; Gil 2006, p. 261.

Alfonso Arráez

Palos (Huelva)

Pertenecía a una señera familia de marinos de la villa de Palos. Viajó como maestre de una de las carabelas, propiedad de Hernán Gutiérrez, vecino de Huelva.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, III, pp. 252-253; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Luis de Arriaga

Natural de Berlanga (Badajoz), vecino de Sevilla, collación de San Lorenzo

Poblador y colono, era un baquiano pues había estado con Colón en 1493, desempeñando el cargo de alcaide de la fortaleza la Magdalena. Se incorporó a la expedición ovandina con una capitulación para poblar el interior de la isla con doscientos vecinos casados. Al parecer, sólo consiguió reunir a 73 familias. El padre Las Casas lo calificó de persona prudente y esforzada. No tuvo suerte en sus negocios, y en 1504 se quejaba de las pérdidas que tenía como arrendador de las rentas reales de la isla. Murió en 1509, sin dejar gran cosa a sus herederos.

AGS, Cámara de Castilla, CED 9, 131,5; Fondo Otte, C. 64; Navarro del Castillo, 1978, p. 134; Colección Documental del Descubrimiento, 1994, T. II, pp. 1267-1270; Benzo de Ferrer, 2000, p. 31; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Gil, 2006, p. 280.

Martín de Arteaga

Vecino de Medina del Campo (Valladolid)

Escudero, llevaba contratada a una persona para que le sacase oro.

Gil, 2006, p. 281.

Juan Martín de Asenjo

Palos (Huelva)

Miembro de una familia de larga tradición marinera de Palos, viaja como maestre de la carabela Santa Ana.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311; Mira Caballos, 2000, p. 179. Gil, 2006, p. 260.

Alfonso Aserrada

Tarazona (Zaragoza), estante en Sevilla

Trabajador; al parecer viaja por cuenta propia.

APS. leg. 2161, fols. 71v-72r

Juan de Astorga

Vecino de Astorga (León)

Hijo de Cristóbal Álvarez, entró al servicio por dos años de Juan de Saravia, para sacarle oro. A cambio, le ofreció pasaje, manutención, 5.500 maravedís de salario anual y la décima parte de lo que extrajese.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 692v-693r; Giménez Fernández, 1984, II, pp. 586-587; Gil, 2006, p. 275.

Pedro Asturiano o Esturiano

Vecino de Llanes, concejo de Parres (Asturias)

Contratado por todo el tiempo que Pedro de la Barrera estuviese en la Española. Le ofrece 3.600 maravedís de salario y la octava parte del oro que extrajese. Tiene más de 20 años y menos de 25.

APS, Leg. 3220, fol. 259r.; Gil, 2006, p. 282.

Pedro de Asturias

Natural de Asturias

Contratado por Juan de Esquivel, lleva un salario de 8.000 maravedís anuales.

Gil, 2006, p. 282.

Luis de Ávila

Vecino de Sevilla, collación de San Andrés

Tan sólo sabemos de él que redactó su testamento antes de zarpar.

Gil, 2006, p. 281.

Pedro de Ávila

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Trabajador, se enroló como labrador en la expedición de Luis de Arriaga. Debe una bota de vino que compró a éste por valor de 1.810 maravedís.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 282.

Sancho de Ávila

Las Garrovillas (Cáceres)

Minero. En un golpe de fortuna consiguió 6.000 pesos de oro y regresó rico a España. Pronto lo gastó y se reembarcó de nuevo, estando en Cuba en 1518 y en México en 1519, donde murió a manos de los indios.

Hurtado, 1992, p. 39; Navarro del Castillo, 1978, p. 223; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Thomas, 2001, pp. 49-50

Diego de Ayala

Baeza (Jaén)

Viajó en la flota como criado del contino y regidor de Baeza Alonso Sánchez de Carvajal. En noviembre de 1503 trataba de regresar a España, ante el impedimento del gobernador. Hay tres homónimos diferentes en la misma época, uno que viajó en la segunda travesía colombina y otro, natural de Ayala que emigró a la isla con licencia del 4 de febrero de 1510.

AGI, IG 418, L. 1, fol. 119r. Catálogo de pasajeros, 1930, I, p. 20; Cedulario, 2013, II, pp. 202-203; León Guerrero, 2007, p. 43.

Sebastián de Ayala

Sevilla

Recibió un poder de Diego de Chillas para que, en su nombre, cobrase las deudas que se le debían en Santo Domingo.

APS, Leg. 3220, fols. 257v-258r.

Teresa de Ayamonte

Ayamonte (Huelva)

Pasó en la armada de Ovando, en compañía de su esposo Gonzalo Velázquez de Lara y de su hijo Francisco Velázquez de Lara.

Thomas, 2001, p. 181; Thomas, 2003, p. 745.

Gutierre de Badajoz

Cáceres

Hijo de Gutierre de Badajoz y de Catalina de Chávez. Había luchado desde 1470 en las guerras de Portugal, cuando en 1502 se embarcó con Ovando. Fue minero y encomendero en la isla, recibiendo en 1514, sólo cinco indios de encomienda. Luego debió marchar a Cuba y de allí con Pánfilo de Narváez a Nueva España. En 1547 aún vivía en México.

Navarro del Castillo, 1976, p. 148; Arranz, 1991, p. 544; Sánchez Rubio, 1993, p. 500; Benzo de Ferrer, 2000, p. 39; Thomas, 2001, pp.191-192; Thomas, 2003, p. 745.

Diego de Baena

¿?

Trabajador, criado de Florencio de Anaya y Juan Mosquera, va contratado por un año, con un salario de 6.000 maravedís.

Gil, 2006, p. 267.

Juan Barba

Sevilla, collación de San Esteban

Hijo del veinticuatro de Sevilla del mismo nombre. Viajó asociado con Alonso Fernández Melgarejo, pues compraron 18 quintales de aceite por un precio de 21.000 maravedís que pagarían en Santo Domingo en el plazo de 31 días después de la arribada. El dinero se lo prestó Tomás de Palenzuela. Contrata a una persona. En 1514 era vecino de la villa de Santiago, donde recibió una encomienda de 30 indios.

Fondo Otte, C. 64; Arranz, 1991, p. 532; Gil, 2006, p. 275.

Cristóbal de la Barrera

Vecino de Trigueros (Huelva)

Lleva de mancomún con Fernando Alonso, ropa por valor de doce pesos, cuyo importe debía pagar en la Española en un plazo de veinte días.

Gil, 2006, p. 266.

Pedro de la Barrera

Vecino de Sevilla, collación de El Salvador

Lleva contratadas a dos personas.

Gil, 2006, p. 282. APS, Leg. 3220, fols. 258v y 259r.

Gutierre Becerra

Sevilla, collación de Ómnium Sanctorum

Otro de los supuestos labradores reclutados por Arriaga. Compró a éste y a Pedro de Saucedo dos botas de vino por valor de 4.620 maravedís, que embarcó en el navío de Juan Rodríguez.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 274.

Juan de Benavides

Sevilla

Criado de don Bernardino de Córdoba, lleva un criado para sacar, buscar y afinar oro.

Fondo Otte, C. 26: APS, Microfilm 237, fot. 27-28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586.

Juan de Berlanga

Vecino de Burgo de Osma (Soria)

Asociado con otra persona compró herramientas al herrero Juan de Moleón por valor de 3.200 maravedís.

Gil, 2006, p. 275.

Juan Bermejo

La Rambla (Córdoba)

Viaja contratado por Carlos de Hontiveros para sacarle oro.

APS Of. 15, leg. 9101, fol. 718v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 285.

Diego Bernal

Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)

Hijo de Pedro García y de Teresa Bernal, vecinos de Sanlúcar de Barrameda. Maestre de una de las carabelas. Volvió en años posteriores y parece ser que se estableció en la isla.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; Benzo de Ferrer, 2000, p. 52.

Gonzalo Bernal

 

Viajó con un mandamiento especial del los reyes y con tres criados. En 1514 recibió una encomienda de 39 indios en la villa de Santiago.

Arranz, 1991, p. 532; Colección documental del Descubrimiento, III, p. 1419.

Jerónimo Bernal

 

Uno de los cuatro legos de la orden franciscana. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Errasti, 1998, p. 85.

Pedro de Bonifaz

Vecino de Sevilla

Uno de los supuestos labradores reclutados por Luis de Arriaga. Debe una bota de vino que compró a éste por precio de 1.810 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 283.

Cristóbal de Borja

Vecino de Bailén (Jaén)

Trabajador contratado por cinco años por Luis Gudinis. A cambio de la extracción de oro le ofrece pasaje, manutención y 3.500 maravedís de salario anual. No aparece su nombre en documentos posteriores.

APS, Of. 15, leg. 9101, fols. 725r-725v.; Gil, 2006, p. 266.

Antón Bravo

Natural de Cáceres

Trabajador contratado para cavar y sacar oro por tres años para Francisco de Godoy, Alfonso Gutiérrez y Rodrigo de Grijalda. A cambio recibe pasaje gratis,, manutención, 4.000 maravedís de soldada anual y el 10% del oro que extrajese, sacada, como de costumbre, la parte del rey. En 1514 recibió 60 indios de encomienda en la villa de La Buenaventura.

Fondo Otte, C. 28; APS. Of. 15, Leg. 9101, fols. 612v-613v. Arranz, 1991, p. 543; Gil, 2006, p. 264.

Álvaro Bravo de Laguna

Natural de Alcántara (Cáceres), residente en Sevilla

Escudero, natural de Alcántara, hijo de Gómez de Cáceres y de Marta Brava. Vivía en Sevilla en casa de su tío Cristóbal Bravo de Laguna, religioso de la orden de Alcántara y canónigo de la catedral. Éste era amigo personal del nuevo gobernador y consiguió que llevara a sus sobrinos en su séquito, como escuderos. Al parecer, regresó a España y retorno a la isla en 1510, con licencia del 4 de mayo. En 1514 era encomendero en Santo Domingo y alguacil mayor. Se desposó con Ana Cerezo, dama de la virreina María de Toledo. Después de pasar casi toda su vida en Santo Domingo, en 1535 decidió regresar a Sevilla con toda su parentela.

Catálogo de pasajeros1930, I, p. 23; Navarro del Castillo, 1978, p. 73; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Arranz, 1991, p. 535; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 58 y 89; Gil, 2006, p. 263.

Sancho Bravo de Laguna

Natural de Llerena (Badajoz) y residente en Sevilla

Aunque natural de Llerena, vivía en Sevilla como criado de su tío Cristóbal Bravo de Laguna. No parece hermano del anterior sino primo hermano. Viajó en la flota de 1502 como escudero y criado de Nicolás de Ovando, en cuyo séquito pasó a la isla. A su regreso a España fue nombrado gentilhombre de Carlos V y caballero de la orden de Alcántara. En 1536 pasó al Perú, avecindándose en Lima.

Navarro del Castillo, 1978, p. 266; Sánchez Rubio, 1993, p. 591.

Juan de Brizuela

 

Criado de Antón García de Buitrago por dos años. Recibe pasaje, manutención y 8.000 maravedís de salario anual.

Gil, 2006, p. 275.

Diego de las Brozas

Brozas (Cáceres)

Viajó como soldado del Comendador Mayor. Era paisano y criado suyo. Debió regresar con él en 1509 para reembarcarse hacia la isla en 1511.

Hurtado, 1992, p. 40; Navarro del Castillo, 1978, p. 137; Sánchez Rubio, 1993, p. 490.

Pedro de Bruselas

 

Vecino de Sevilla, en Triana

 

Uno de los supuestos labradores reclutados por Luis de Arriaga. Le debe a éste 2.320 maravedís de una bota de vino que compró.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 283.

 

Pedro de Busto

Natural de Briviesca (Burgos)

Zapatero, contratado para sacar oro por Fernando de Lugo y Juan de Saravia por dos años. Le ofrece pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 283. APS, Leg. 3220, fols. 210r-210v; Giménez Fernández, 1984, II, pp. 586-587.

Juan Caballos

Natural de Cáceres

Trabajador contratado por Alonso Guiral, por cinco años, para sacar oro. Le ofrece pasaje, manutención, 5.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese. En 1514 obtuvo dos naborías en Santo Domingo.

Arranz, 1991, p. 538; Benzo de Ferrer, 2000, p. 66; Gil, 2006, p. 275.

Pedro Cabello

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Cordonero, viaja contratado por Álvaro Bravo para servirle por 5.000 maravedís anuales.

Gil, 2006, p. 283.

Alonso Cabezas

Vecino de la villa de Madrigal (Ávila)

Trabajador, viaja como trabajador de Carlos de Hontiveros, contratado por tres años, para sacarle oro. Le ofrece pasaje, manutención y un salario de 8.000 maravedís anuales.

Fondo Otte, C. 28.

Amador de Cabrera

Sevilla, collación de Santa María

Lleva dos trabajadores asalariados para que le saquen oro.

APS. leg. 2161, fols. 71v-72r. Gil, 2006, p. 264.

Alonso de Cáceres

Jerez de la Frontera (Cádiz)

Va como trabajador de Nicolás de Jerez, con un salario anual de 3.600 maravedís, además de la manutención y el pasaje. En 1507 una persona de este mismo nombre aparecía como mayordomo de Nicolás de Ovando. No es el mismo que en 1505 regresó a Sevilla, como capitán de la nao de Luis Hernández Alfaro. En 1514 encontramos a una persona del mismo nombre en Lares de Guahava donde recibió 10 indios de encomienda.

Fondo Otte, C. 26; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Rodríguez Demorizi, 1978, pp. 101 y 156; Arranz, 1991, p. 547.

Juan de Cáceres Delgado, el Rico

Cáceres

Tras llegar en compañía del Comendador, participó en las jornadas de Higüey y Xaragua, pasando luego a Cuba y de ahí a Nueva España.

Thomas, 2001, pp. 53-54; Thomas, 2003, p. 745.

Juan Cano de Saavedra

Cáceres

Hijo de Pedro Cano y de Catalina Gómez de Saavedra, todo apunta a que llegó en la flota de 1502. En 1519 estaba en Cuba y pasó a la conquista de México con Pánfilo de Narváez. Luego se desposó con Isabel de Moctezuma, única hija superviviente del soberano mexica, acumulando una gran fortuna. Regresó a España, residiendo en Sevilla.

Navarro del Castillo, 1978, p. 151; Sánchez Rubio, 1993, p. 502; Pelegrí Pedrosa, 2004, pp. 56-57.

García Alonso Cansino

Palos (Huelva)

Maestre de la carabela la Cansina Vieja. Al parecer, había participado en la jornada a Tierra Firme de Vicente Yáñez Pinzón y Juan de la Cosa. Con posterioridad al viaje de 1502 continuó navegando con las Indias. En 1506 aparece como maestre de la carabela Santa Cruz, también llamada la Cansina. El 26 de mayo de 1511 obtuvo licencia para pasar a la isla una persona del mismo nombre, natural de Palos, actuando como testigo Vicente Yáñez Pinzón. Lo más probable es que se trate del mismo marino palermo.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311 y III, pp. 254-255; Catalogo de pasajeros, 1930, p. 40; Gould, 1984, p. 533; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; Ladero, 2008, p. 248.

Esteban Caraballo

Portugal

Por real cédula, dada en Sevilla el 17 de enero de 1502, se autorizó el viaje a un grupo de pobladores portugueses, entre los que se encontraba Esteban Caraballo.

AGI, Indiferente 418, L.1, fol. 77r. Benzo de Ferrer, 2000, p. 74. Colección Documental del Descubrimiento, III, 1994, p. 1411; Cedulario, II, 2013, p. 118-119.

Francisco de Carmona

Carmona, collación de San Pedro

Trabajador, compró cierta mercancía a Fernando de León y a Fernando de Tordesillas. En 1514 recibió dos naborías en la villa de Verapaz.

Arranz, 1991, p. 552; Gil, 2006, 270.

Juan Caro

Sevilla, collación de San Vicente

Se embarcó en la flota ovandina, otorgando su testamento antes de la partida. Es posible que fuera uno de los fallecidos prematuramente porque no volvemos a tener ningún dato sobre su persona.

APS. leg. 2161, fols. 63v-64v. Gil, 2006, p. 275.

Juan Carrillo Mexía

Vecino de Toledo y estante en Sevilla

Regidor y procurador de la villa de Santiago. Lleva contratadas a dos personas. En 1514 recibió 108 indios de encomienda. El 22 de abril de 1517 su hijo, del mismo nombre, que se decía mercader, pidió un préstamo de 65 ducados para embarcar mercancías, junto a otro socio, hacia la isla. En dicho documento se menciona que su padre Juan Carrillo, era difunto. Su biografía se confunde con otro Juan Carrillo, licenciado, que viajó a la isla con Diego Colón en 1509 y fue alcalde mayor y después fiscal de Santo Domingo.

APS. leg. 2161, fols. 93v-94r; Fondo Otte, C.31 y 64; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 76; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 77-78; Arranz, 1991, p. 532; Gil, 2006, p. 275.

Alonso de Carrión

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Trabajador del bonetero Francisco Jiménez. Viaja a su servicio por año y medio, cambio de pasaje, manutención y 10.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil 2006, p. 261.

Fray Antonio de Carrión

¿?

Uno de los franciscanos que viajó en la flota. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Ortega, II, p. 313; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51; Benzo de Ferrer, 2000, p. 78.

Hernando de Carvajal y Valdés de Cebrero

Plasencia (Cáceres)

Hidalgo. Es posible que se trate de la persona del mismo nombre que en 1514 recibió en Santo Domingo 58 indios de encomienda.

Navarro del Castillo, 1978, p. 340; Arranz, 1991, p. 535; Sánchez Rubio, 1993, p. 651; Benzo de Ferrer, 2000, p. 79.

Francisco del Castillo

Palos (Huelva)

Piloto de la nao Santa Clara. En 1495 había sido el piloto de una de las carabelas comandadas por Juan Aguado. En 1504 aún se le debía parte o todo el salario de su participación en la expedición ovandina. En septiembre de 1505, registró 71 pesos de oro en la nao Santa Catalina que arribó Sevilla en diciembre de ese año. En 1510 Nicolás de Grimaldo le demandaba 3.000 maravedís, como tenedor que era de los bienes de Alonso de la Barrera.

AGI, Contratación 3250; Fondo Otte, C. 29 y 64; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; Benzo de Ferrer, 2000, p. 84; Ladero, 2006, p. 297.

Juan del Castillo

Vecino de Lérida

Escudero, compró mercancías a Fernando de León. Era un baquiano, pues, el 28 de mayo de 1501 se le abonaron 9.592 maravedís de lo que se le quedaba debiendo por los servicios prestados en las Indias. En 1512 vivía en Santo Domingo una persona de este mismo nombre que debía dineros a Fernán Ruiz Cabeza de Vaca, vecino de Sevilla.

Fondo Otte, C. 30; Gil, 2006, p. 275; Rumeu, 1969, p. 370.

Alonso de Castro

Vecino de Jaén

Lleva una compañía comercial con Frutos de Deleitosa.

Gil 2006, p. 261

Andrés Catano o Cataño

Genovés, vecino de Ávila y estante en Sevilla, collación de Santa María

Viaja como mercader. Lleva contratado a Ruy Díaz, carpintero, y a Diego de Alvarado, estante en la Española, para que le sirvan por dos años. Debió regresar, pues, en 1506, estaba en Sevilla cuando se reembarcó de nuevo para Santo Domingo con dos trabajadores asalariados, Bartolomé Cabrero, natural de Palma (del Río), y Alonso Sánchez, natural de Zufre (Sevilla). En 1514 era vecino de Santo Domingo cuando fue agraciado en el repartimiento con seis naborías.

Fondo Otte, C. 28 y 64. Arranz, 1991, p. 535.

Gonzalo de la Cava

Vecino de Utrera (Sevilla)

Viaja contratado por dos años por Fernando García, a cambio de un salario anual de 7.000 maravedís.

Gil, 2006, p. 273.

Juan de Celaya

Vecino de Aranda de Duero (Burgos)

Mercader, compró vino blanco por valor de 27.000 maravedís.

Gil, 2006, p. 276.

Fernando Cerón

Sevilla

Lleva contratado a un trabajador. En 1514 residía en San Juan de la Maguana cuando recibió una enjundiosa encomienda de 96 indios.

APS. leg. 2161, fol. 50r. Arranz, 1991, p. 549; Gil, 2006, 269.

Fernando de Cisneros

Natural de Alba de Tormes (Salamanca)

Se convino como trabajador de Fernando Guiral por cuatro años. Le ofrece pasaje, manutención y el 50% del oro que extrajese.

Gil, 2006, 269.

Bartolomé Colín

Palos (Huelva)

Maestre y dueño de la carabela la Colina; había estado en la segunda expedición colombina por lo que tenía experiencia en la navegación con las Indias. En 1504 se abonó a su yerno Antonio Martín, vecino de Palos, lo que se le debía del flete de la expedición de 1502. El 15 de febrero de 1515 residía en Palos, cuando fue testigo en una de las probanzas de los pleitos colombinos.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 310; Pleitos Colombinos, 1984, III, pp. 311-312; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; León Guerrero, 2007, p.45.

Juan Colín

¿Palos?

Viajó en la nao capitana Santa María de la Antigua.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Juan de Córdoba

Vecino de Sevilla, en la collación de Santa María

Platero, mercader y banquero de origen converso, documentado en Sevilla al menos desde 1494. En 1502 suscribió compañía con el también platero Juan Álvarez y con Pedro Gutiérrez de Salamanca, obligándose a cargar 34.000 maravedís en mercancías. En 1514 recibió en Santo Domingo 30 indios de encomienda, pese a encontrarse ausente, pues, en ese mismo año encontramos a una persona de su nombre formalizando cartas ante notario en la capital del Guadalquivir. Hasta 1530 lo encontramos enviando vinos de Guadalcanal, armas y otras mercancías, tanto a Tierra Firme, Venezuela y Yucatán como a la Española y Cuba, al tiempo que prestaba capitales a muchos de los implicados en el negocio indiano. Desde los años veinte mantuvo una compañía comercial con Antón Sánchez, Juan Alonso de Plasencia, el hijo de éste, Francisco de Plasencia, el pacense Luis de la Rocha y Benito de Astorga, manteniendo dos tiendas abiertas, una en Santo Domingo, donde residía Benito de Astorga, y otra en Tierra Firme, donde frecuentemente moraban Francisco de Plasencia y Juan de Córdoba, comerciando regularmente con aquellos territorios. No podemos descartar que hubiese dos personas diferentes con el mismo nombre.

APS, Leg. 2161, fols. 44v-45v.; Arranz, 1991, p. 536; Benzo de Ferrer 2000, p. 99; Thomas, 2001, pp. 291-293; González Ochoa, 2003, p. 97.

Cristóbal de Cuéllar

Cuéllar (Segovia)

Fue un gran servidor de la Corona hasta el punto que, según fray Bartolomé de Las Casas, afirmaba que en su servicio sería capaz de dar dos o tres tumbos en el infierno. Había sido contador del infante don Juan y copero de la reina. Pasó como contador a la Española, con un salario de 80.000 maravedís anuales. Viajaba en compañía de seis criados que al igual que él disfrutaron de pasaje gratuito. El 16 de abril de 1509, seguía en Santo Domingo cuando recibió un poder de Diego Márquez para que cobrase las deudas que le debía Cristóbal de Tapia. El13 de mayo de 1513, fu designado tesorero general de Cuba con el mismo salario de 80.000 maravedís. A la isla pasó en compañía de su hija María, que sería esposa del teniente de gobernador Diego Velázquez. Aunque Vilma Benzo afirma que regresó a la Española, todo parece indicar que murió en la isla de Cuba en torno a 1520.

AGI, Indiferente 418, T. I, fols. 61v-62r; AGI, Contratación 3250; Catalogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, T. II, 1955, p. 354; Fondo Otte, C. 30; Marrero, 1974, II, p. 234; Benzo de Ferrer, 2000, p. 104; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; Thomas, 2001, p. 354; Cedulario, II, pp. 71 y 81.

Benito de Cuenca

Jerez de la Frontera (Cádiz)

Hijo de Pedro de Cuenca y de Constanza Hernández, pasó como escudero en la flota ovandina. Era buen jinete, y se embarcó con su amigo Pánfilo de Narváez a Nueva España. Se afincó en Pánuco, donde disfrutó de una encomienda de indios que le reportaban unos 500 pesos de oro anuales. Se desposó con Beatriz Hernández Gutiérrez con la que tuvo, como hijo legítimo, a Pedro de Cuenca.

Thomas, 2001, p. 204; Thomas, 2003, p. 745.

Andrés Cutiño

Vecino de Ávila

Llevaba un trabajador contratado para sacarle oro.

Gil, 2006, p. 264.

Francisco Dávila

Ávila

El 30 de octubre 1511, siendo vecino de Santo Domingo, Blas Méndez, vecino de Sevilla, le otorgó un poder para que en su nombre le cobrase deudas. En 1514 recibió 34 indios de encomienda en el término de Santo Domingo. No parece ser el mismo Francisco Dávila, sevillano, que viajó como capitán en la armada de Pedrarias Dávila de 1513, que luego estuvo con Cortés en la conquista de la confederación mexica y que en 1538 estaba de regreso en Sevilla. El 8 de noviembre de 1537, y de nuevo el 27 de marzo de 1538, recibió un poder para cobrar los bienes dejados por Jaime Planes y seguía siendo vecino y regidor de Santo Domingo.

Fondo Otte, C. 30, 34 y 35; Colección documental del Descubrimiento, III, p. 1419. Arranz, 1991, p. 536; Thomas, 2001, p. 355; Thomas, 2003, p. 745; Mena, 2011, p.255.

Frutos de Deleitosa

¿Deleitosa? (Cáceres) o Campanario (Badajoz)

De la guardia real. Junto con otros dos socios debe 16.575 a Juan de Mojados de diversas mercaderías que le compraron. Lleva contratados como trabajadores asalariados a Juan de Ocaña y a Pedro Martín.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 653v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 273.

Gil Delgado

Vecino de Jerez de la Frontera (Cádiz)

Uno de los supuestos labradores reclutados por Luis de Arriaga. Era un baquiano, pues formó parte del tercer viaje colombino. Ahora se embarcaba con Ovando, dejando una pequeña deuda de 4.120 maravedís por dos botas de vino que compró a Luis de Arriaga y Pedro de Saucedo y que embarco en la nao vizcaína.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 273; Gil, 2007, p. 384.

Alonso Díaz

Vecino de Orense

Escribano, viaja como trabajador de Alvar García de Medellín, vecino de Sevilla a quien servirá por dos años por 7.000 maravedís más el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 261.

Alvar Díaz

Sevilla, collación de Santa María

Platero, lleva consigo a dos trabajadores.

APS, Leg. 3.220, fols. 195r-195v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 263.

Domingo Díaz

Génova

Poblador, se embarcó en la armada siendo un muchacho. Pasó a Cuba con Diego Velázquez y después a Nueva España con Pánfilo de Narváez. No consiguió ascender socialmente, pues a mediados de siglo declaró estar casado y sufrir necesidad.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 110. Thomas, 2001, p. 205; Thomas, 2003, p. 745.

Ruy Díaz

Vecino de Osuna (Sevilla)

Carpintero, marido de Isabel de Vera. Pacta con Andrés Cataño, ir a la Española, a servirlo por dos años a él y a Diego de Alvarado, estante en la isla, en su oficio de carpintero y en lo demás que le mandaren. A cambio, recibe pasaje, manutención y un salario anual de 8.000 maravedís. En 1514 hay una persona de este mismo nombre en Santo Domingo que recibió dos naborías, pero decía ser albañil.

Fondo Otte, C. 28. Arranz, 1991, p. 538.

Atanasio Pedro Díaz del la Costana

Azuaga (Badajoz)

Clérigo, viaja con dos mozos asalariados para que le saquen oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 750r-750v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Benzo de Ferrer, 2000, p. 116; Gil, 2006, p. 264.

Pedro Díaz de las Cuevas

Villa de Mansilla (León)

Trabajador, contratado por Francisco de Zorita, por cinco años a contar desde su llegada a la Española. A cambio, le ofrece pasaje gratis, manutención y 7.000 maravedís de salario anual. En 1514 hay un Pero Díaz en el Bonao que recibió un indio naboría, pero no sabemos si se trata de la misma persona.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 672v-673r. Gil, 2006, p. 283.

Diego de ¿?

 

Criado del rey, compró a Luis de Arriaga, dos botas de vino por un valor de 4.620 maravedís.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 266.

Martín Domínguez

Natural de Aracena (Huelva)

Escudero, viaja como trabajador de Álvaro Bravo, por dos años, 4.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 281.

Gonzalo Eanes

Portugués, vecino de Granada

Trabajador, viaja al servicio de Fernando de , por dos años. A cambio le ofrece pasaje, manutención, 7.500 maravedís de salario y el 10% del oro que sacase y lavase.

APS, leg. 3220, fol. 210v; Gil, 2006, p. 273.

Cristóbal Enríquez

Palos (Huelva)

Maestre de la carabela la Bachillera y miembro de una familia de larga tradición marinera.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311 y III, p. 279; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Alonso de Entrán (o quizás de Entrín)

¿?

Viaja como trabajador, con la intención de dedicarse a extraer y lavar oro.

Gil 2006, p. 261.

Fray Juan de Escalante

¿?

Uno de los franciscanos que viajo en la flota. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Ortega, II, p. 313; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51. Benzo de Ferrer, 2000, p. 121.

Alfonso de Escalona

Villa de Escalona (Toledo)

Trabajador, criado de Carlos de Hontiveros a quien servirá por tres años sacando oro. A cambio recibirá la manutención y 7.000 maravedís de salario anual.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 671r; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil 2006, p. 261.

Diego de Escobar

Vecino de Sevilla, Collación de Ómnium Sanctórum

Mercader, casado con una mujer natural de la villa de Sahagún. En los dos primeros viajes colombinos figuró un contino del virrey con este nombre pero no se trata de la misma persona. En cambio, sí que estuvo en la tercera expedición, como escudero, con un salario de 30 maravedís diarios. Recibió un poder de Cristóbal de Peralta, también escudero, para cobrar deudas en su nombre. Regresó en 1502 con Ovando, figurando como testigo en Santo Domingo en una carta del 4 de mayo de 1503. En 1506 declaró ser vecino de la Vega, cuando otorgó un poder a Antonio de Valdivieso. El 30 de agosto de 1507, estaba avecindado en Sevilla, collación de Santa María, cuando pagó 5.950 maravedís por 85 cajas de membrillo que envió a la isla.

Fondo Otte, C. 26 y 28. APS, leg. 2161, fols. 107v-108r. APS, Leg. 3220, fol. 205r. Gil, 2006, p. 267 y Gil, 2007, p. 366; Varela, 2006, p. 79.

Fray Alonso del Espinar

El Espinar (Segovia)

En 1502 Encabezó una expedición franciscana, formada inicialmente por trece frailes y cuatro legos, aunque al final parece que no todos se embarcaron. No había destacado especialmente dentro de su orden. De hecho, sabemos que en el momento de su nombramiento era simplemente guardián del pequeño cenobio de San Antonio, en la Puebla del Deán (La Coruña). No obstante, cumplió su objetivo con suficiencia, fundando no sólo el convento franciscano de Santo Domingo sino también disponiendo los de Concepción de la Vega y Xaragua. Asimismo, auspicio, en una política contraria a la que después practicarían los dominicos, bautizos masivos de aborígenes. A finales de 1511 o principios de 1512, retornó a España con el objetivo de que contrarrestase las presiones de los dominicos que clamaban por la libertad de los naturales. Fue uno de los designados por el rey para reunirse en Burgos, junto a otros conocedores del mundo indiano. Perdió la vida en el mar, en noviembre de 1513, cuando trataba de retornar a la isla.

Las Casas, 1951, II, 214 y 446; Castro Seoane, 1956, pp. 93-101; Giménez Fernández, 1984, II, pp. 671-672; López, 1986, pp. 160-167; Herrera, 1991, I, 419; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51. Benzo de Ferrer, 2000, p. 123.

Alfonso o Alonso de Espinosa

Natural de la villa de Espinosa de los Monteros (Burgos)

Trabajador contratado por el presbítero Martín Martínez por dos años para cavar y sacar oro. A cambio, le ofreció pasaje, manutención, 6.000 maravedís al año de salario y el 10% del oro que extrajese.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 688r-688v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil 2006, p. 261.

Juan de Espinosa

Natural de Espinosa de los Monteros (Burgos)

Hijo de Juan Marono, viaja como trabajador contratado por Andrés Cutiño, por tres años, a cambio de pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario y el 10% del oro que extrajese.

Fondo Otte, C. 64; Gil, 2006, p. 276.

García de Espinosa

Natural de Torre de Don Jimeno (Jaén)

Huérfano, viaja contratado por su paisano Diego de Nicuesa, por dos años. A cambio de sacarle oro le ofrece, pasaje, manutención y 8.000 maravedís de salario anual.

APS, Leg. 3220, fol. 271r.; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 273.

Juan de Esquivel

Sevilla

Había estado con Colón en su segunda travesía. Entre las huestes concejiles sevillanas que sofocaron la rebelión de las Alpujarras en 1500 y 1501 figuran Juan, Pedro y Nuño de Esquivel. Es posible que se trate de la misma persona. Una vez acabada su participación en dicho conflicto, se embarcó en la flota de 1502, estableciéndose en Salvaleón de Higüey. En 1510 fue enviado por Diego Colón a Jamaica, como teniente de gobernador, puesto que desempeñó hasta su fallecimiento en 1512. Estaba siendo residenciado cuando le sorprendió la muerte. Fue sustituido en el cargo por Francisco de Garay, gobernador de Jamaica y adelantado de Pánuco, en Nueva España.

Mira Caballos, 2000, p. 103. Benzo de Ferrer, 2000, pp. 124-125; Thomas, 2001, p. 359; Gil, 2006, p. 276; León Guerrero, 2007, p. 47; Bello León, 2010, p. 43.

Miguel Esteban

Natural de Zamora

Contratado por Juan Barba, por dos años, 6.000 maravedís el primer año y 10.000 el segundo. Es posible que se trate del minero Esteban que, en 1514, recibió dos naborías en Santo Domingo.

Arranz, 1991, p. 538; Gil, 2006, p. 282.

Alonso de Famusco

Medina del Campo (Valladolid)

Va contratado por Nicolás de Jerez, por 20 meses, a sacar, buscar y afinar oro. A cambio recibe pasaje gratuito, manutención y 7.200 maravedís de salario anual.

Fondo Otte, C. 26; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Arranz, 1991, p. 538;

Alonso Fernández

Sevilla

Clérigo de la veintena de la ciudad de Sevilla. Lleva dos trabajadores contratados para que le saquen oro.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil 2006, p. 261.

Cristóbal Fernández

Natural de Medellín (Badajoz)

Trabajador contratado por Gonzalo de Ocampo por tres años. Le ofrece pasaje, manutención, 3.000 maravedís anuales y el 10% de los beneficios.

Giménez Fernández, 1984, I, p. 316; Gil, 2006, p. 266.

Diego Fernández

Vecino de Trigueros (Huelva)

Trabajador, viajaba con la intención de sacar oro.

Gil, 2006, p. 267.

Isabel Fernández

Ariza (Zaragoza)

Viajaba en compañía de su marido Alonso Mariana en la carabela La Rábida por lo que se ahogó en la travesía.

Ortega, II, 311.

Alonso Fernández de Castilla

Vecino de Sevilla, collación de Ómnium Sanctorum

Mercader.

Gil 2006, p. 261.

Pedro Fernández de Córdoba

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Peraile (cardador de paños), contratado por el albañil Francisco de Salas por dos años y 8.000 maravedís de salario. Lleva paños y sedas, que compró en la tienda del pañero Alfonso Rodríguez para vender en la isla.

Fondo Otte, C. 64; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 283.

García Fernández de Valverde

Trujillo (Cáceres)

Va empleado por Juan de Benavides a buscar y extraer oro por un año y 10.000 maravedís de soldada.

APS, Microfilm 237, fot. 27-28.

Pedro Fernández de Villalpando

¿?

Viajó en 1502 como escribano de sus Altezas y secretario del gobernador. Pregonó una orden real por la que se prohibía ir a descubrir sin licencia, en las islas Canarias el 2 de marzo de 1502. El viernes, 29 de abril de 1502 la volvió a pregonar en la entonces villa de Santo Domingo. Se empleo como escribano de la villa de Santo Domingo pero le perdemos la pista desde ese momento por lo que es posible que fuese uno de los fallecidos en los meses inmediatamente posteriores a la arribada.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 137; Szászdi, 2001, p. 50.

Alonso Fernández Melgarejo

Natural de Sevilla, collación de San Román

Socio de Juan Barba, embarca 18 quintales de aceite en la carabela Santo Domingo. E posible que se trate de la misma persona que en 1514 recibió 47 indios de encomienda en Concepción de la Vega.

Arranz, 1991, p. 530; Gil, 2006, p. 261.

Martín Fernández Pachón

Sevilla

Maestre de la carabela San Andrés.

APS, leg. 2161, fols. 93r-93v; AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Juan Fernández Prieto

Palos (Huelva)

Maestre de la carabela Santiago, también llamada la Prieta.

AGI, Contratación 3250.

Juan Frada

Portugal

Por real cédula, dada en Sevilla el 17 de enero de 1502 se autorizó el viaje a un grupo de pobladores portugueses, entre los que se encontraba Juan Frada.

AGI, Indiferente 418, L.1, fol. 77r.; Cedulario, II, pp. 118-119.

Fray Juan Francés

Francés

Uno de los franciscanos que viajó en la flota. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Ortega, II, p. 313; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51. Benzo de Ferrer, 2000, p. 141.

Fray Pierre Francés

Francés

Otro de los frailes que viajó en la flota, del que tampoco conocemos más que su propio nombre.

Ortega, II, p. 313; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51. Benzo de Ferrer, 2000, p. 141.

Francisco de Fuentes

Sevilla, collación de San Juan

Lleva dos personas contratadas para sacar, buscar y afinar oro. Es posible que se trate de la persona del mismo nombre que en 1514 recibió 69 indios de encomienda en Concepción de la Vega.

Fondo Otte, C. 26; Arranz, 1991, p. 530; Gil, 2006, 271.

Fernando de Fuentes

Sevilla

Lleva un trabajador asalariado para sacarle oro.

APS, microfilm 237, fotogramas 31-32.

Cristóbal de la Fuente

Fuente del Maestre (Badajoz)

De oficio carretero, pasa como criado del escudero Martín de Artiaga, por tres años. A cambio recibe pasaje, manutención y 6.000 maravedís de salario anual. Era la primera vez que pasaba a las Indias, pero en Santo Domingo residía desde 1498 su hermano Diego de la Fuente.

Sánchez Rubio, 1993, p. 556; Navarro del Castillo, 1978, p. 216; Gil, 2006, p. 266.

Juan de Gálvez

Vecino de Llerena (Badajoz)

Barbero, criado del platero Alvar Díaz. Va cavar y sacar oro por un año y medio y 10.000 maravedís anuales.

APS, Leg. 3.220, fols. 195r-195v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 276.

Juan Gallego

Natural de la Coruña

Vilma Benzo, citando a Boyd-Bowman lo hace asturiano, pero queda claro en la documentación que era gallego. Viaja contratado por Juan Álvarez de Gijón, por tres años, recibiendo a cambio 5.000 maravedís de salario anual. No parece que sea la persona del mismo nombre que se enroló como ballestero en la segunda expedición de Colón. Tampoco parece probable que sea el marinero que tomó parte en 1513 en la armada de Pedrarias Dávila a Castilla del Oro.

Varela Marcos, 1998, p. 90; Benzo de Ferrer, 2000, p. 148; Gil, 2006, p. 276.

Alonso García

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Barbero, asociado con el también barbero Juan García. Embarcan mercaderías por valor de 14.255 maravedís.

Gil, 2006, p. 261. APS, Leg. 3220, fols. 220r-220v.

Andrés García

Vecino de Sevilla

De color loro, criado de de Cristóbal de Palacios, también de color loro, por cuatro años a razón de 8.000 maravedís anuales.

Gil, 2006, p. 264.

Bartolomé García

¿Palos? (Huelva)

Maestre de la carabela la Rábida que naufragó en el trayecto de ida a las Canarias.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Cristóbal García

Vecino de Sevilla, collación de San Vicente

Criado del albañil Francisco de Salas, por dos años, y un salario anual de 8.000 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 266.

Diego García

Vecino de Sevilla, colación de San Vicente

Trabajador, viaja con la intención de dedicarse a la extracción de oro.

Gil, 2006, p. 267.

Fernando García

Sevilla, collación de El Salvador

Lleva un trabajador contratado.

Gil, 2006, 269.

Francisco García

Sevilla, collación de San Pedro

Huérfano, contratado por Luis de Quesada, por tres años. Le ofrece pasaje, manutención y 10.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586.; Gil, 2006, 270. APS, Leg. 3220, fol. 226v

Francisco García

Vecino de Ciudad Rodrigo (Salamanca)

Declaró ser hijo de Juan Lozano Peinado y tener 22 años de edad. Viaja como trabajador y criado del presbítero Martín Martínez, a cavar y sacar oro, por dos años, 4.000 maravedís de salario y el 10% del oro que extrajese.

APS, Of. 15, leg. 1901, fols. 688r-688v; Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, 271.

Juan García

Sevilla, collación de San Juan

Barbero, viaja en compañía con Alonso García, también barbero, compraron mercancías por valor de 14.255 maravedís a Juan Sánchez de la Tesorería, que abonarían a su regreso a Sevilla. Y en compañía con Juan Marquesín compró 1.850 maravedís a Alonso de Perona, vecino de Sevilla.

Gil, 2006, p. 261. APS, Leg. 3220, fols. 220r-220v y 228r.

Juan García

Cebreros (Ávila)

Uno de los labradores reclutados por Luis de Arriaga. Le compró a éste una bota de vino por valor de 1.810 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595.

Luis García

Palos (Huelva)

Maestre de una de las carabelas, cuyo dueño era el bachiller Martín González.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Antón García Bilbás

Moguer (Huelva)

Piloto de la carabela la Rábida.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Andrés García Cansino

Palos (Huelva)

Maestre de la carabela Santa Cruz. En 1504 se le abonó lo que se le debía del flete de su navío en la expedición ovandina. Continuó haciendo la ruta entre Sevilla y las Grandes Antillas, durante varios lustros. En 1518, figuraba una persona del mismo nombre, también vecino de Palos, como maestre la nao la Concepción.

AGI, Contratación 3250; Fondo Otte, C. 31; Ortega, 1925, II, p. 310 y III, p. 259; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Antón García de Buitrago

Aranda de Duero (Burgos)

Uno de los supuestos labradores reclutados por Luis de Arriaga. Llevaba un criado y debía 3.620 maravedís de dos botas de vino que embarcó en la carabela la Rábida de Antón García.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 264.

Pedro García de Carrión

¿?

Hermano de Juan Ortega de Carrión, recibió 600 castellanos para entregarlos en Sevilla a su tía

Fondo Otte, C. 26.

Juan García de Cebreros

Vecino de Cebreros

Compró una bota de vino por valor de 1.810 maravedís.

Gil, 2006, p. 276.

Alvar García de Medellín

Vecino de Sevilla, a la Cestería

Lleva un trabajador contratado.

Gil, 2006, p. 263.

Cristóbal García Sarmiento

Palos (Huelva)

Señor, maestre y piloto de una de las carabelas.

AGI, Contratación 3250.

Francisco García Vallejo

Declara ser de Moguer en 1493 y de Palos en 1502 (Huelva)

Maestre de la carabela la Garza que había participado también en la tercera travesía colombina. Se perdió en 1502, poco después de arribar a Santo Domingo. Compró ocho puercos a 500 maravedís la unidad, cuyo importe total, 4.000 maravedís, pagaría en el retorno a Sevilla a Alonso Fernández de Bolaños, vecino de Gibraleón.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, III, p. 258; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. APS, Leg. 3220, fol. 240v.

Diego Gascón

Natural del Condado de Ribagorza

Aserrador, se endeudó en 6.000 maravedís que debía pagar en la isla.

Gil, 2006, p. 267.

Juan Gil

Vecino de Cádiz

Otro de los supuestos labradores reclutados por Arriaga, era hijo de Gonzalo Gil y de Catalina González de Quirós. No parece que se trate de la persona del mismo nombre que participó en la segunda expedición colombina. Tenía 28 años en el momento de su embarque en la armada de 1502. Le compró a éste y a Pedro de Saucedo una bota de vino por valor de 1.810 maravedis. Embarcó en el navío de Diego Rodríguez. Regresó a España, obteniendo licencia para regresar a la isla el 19 de diciembre de 1509. Desde 1511 estaba en Puerto Rico, junto a Juan Ponce de León. El 30 de septiembre de 1514, declaró en una probanza, siendo vecino de la villa puertorriqueña de San Germán. Fue condenado por la audiencia de Santo Domingo, por los excesos cometidos con los indios, muriendo en la cárcel.

Fondo Otte, C. 28; Catálogo de Pasajeros, 1930, I, p. 19; Pleitos Colombinos 1984, III, pp. 205-206; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Thomas, 2001, pp. 370-371; Gil, 2006, p. 276; León Guerrero, 2007, p. 49.

Francisco de Godoy

 

Llevaba asalariado a Antón Bravo para que le sacase oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 612v-613v. Gil, 2006, 271.

Juana de Godoy

Córdoba

Pobladora, viaja en compañía de su marido Francisco Ramírez.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 163; Thomas, 2001, p. 180; Thomas, 2003, p. 745.

Pedro Gómez

 

Contratado por el físico Diego Ponce, reparto a medias del beneficio.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 283

Álvaro Gonçales

Portugués, vecino de Sevilla, collación de Santa María

Viaja haciendo compañía con Diego Gonçales y con el físico Diego Ponce.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 263.

Diego Gonçales

portugués

Probablemente hermano del anterior y socio de éste y del físico Diego Ponce.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 267.

Alonso González

San Vicente de Alcántara (Badajoz)

Trabajador, viaja como criado del clérigo Alonso Fernández, clérigo de la veintena de Sevilla, al que debe servir por dos años en sacar oro, a cambio de 5.000 maravedís anuales y el 10% de lo que extrajese.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 261.

Francisco González

Valencia de Alcántara (Badajoz)

Trabajador, viaja como criado del clérigo Alonso Fernández, al que debe servir por dos años a cambio de 5.000 maravedís anuales y el 10% del oro.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 271.

Martín González de Cabra

Vecino de Écija (Sevilla)

Viaja contratado por Juan Álvarez Gijón, por tres años. A cambio le ofrece pasaje, manutención y 5.500 maravedís de salario anual.

Gil, 2006, p. 282.

Gonzalo

 

Trabajador contratado por el mercader de origen genovés Juan Bautista Cerezo, por un salario de 6.000 maravedís anuales, más el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 273.

Bachiller Maestre Gonzalo

Sevilla, collación de Santa Cruz

Hijo de Juan de Alcalá y de Catalina Sánchez. Criado del gobernador y vecino de Santo Domingo. Actuó de testigo en el pleito Ovando-Tapia. El 28 de agosto de 1510, seguía en Santo Domingo, cuando recibió un poder de María Caldera, mujer de Diego de Barbosa, alcaide de los alcázares de Sevilla, para que cobrase una cama y otros enseres que envió con Nicolás de Arnote, inglés, estante en la isla, para venderlos allí. Debió regresar a España poco después, reembarcándose para la isla en 1514.

Fondo Otte, C. 29; Rodríguez Demorizi, 1978, p. 252; Benzo de Ferrer, 2000, p. 170.

Hernando Gorjón

Cumbres de San Bartolomé (Huelva)

Nacido en 1482, tenía 21 años cuando se embarcó en la flota de 1502. Se avecindó en Santo Domingo en la misma casa que Fernando Medel. Recibió 400 pesos de oro para construir un ingenio. En 1514 recibió una encomienda de 51 indios en Azua, donde llegó a poseer una gran propiedad rústica y una considerable fortuna. Murió en Santo Domingo, el 25 de enero de 1547, a los 65 años de edad, no sin antes haber cedido sus propiedades para la fundación de un colegio y hospital de pobres en la capital primada.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 563; Arranz, 1991, p. 542; Rodríguez Morel, 1995, p. 203; Benzo de Ferrer, 2000, p. 171 y 464.

Andrés de Gramiña

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Escudero, criado de Álvaro Bravo, por dos años a sacar oro. A cambio se le ofrece pasaje y manutención gratis y un salario de 4.000 maravedís anuales.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 264.

Juan Grande

Moguer (Huelva)

Maestre de una de las carabelas. Evidentemente no se trata del palermo de este mismo nombre que viajó como marinero en el cuarto viaje de Colón.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; León Guerrero, 2005, p. 27.

Rodrigo de Grijalda

 

Llevaba a una persona contratada para que le sacase oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 612v-613v. Gil, 2006, p. 284.

Alonso de Guadalupe

Natural de Guadalupe (Cáceres)

Trabajador, viaja como criado de Fernando de León, por tres años a cambio de pasaje, manutención y 6.000 maravedís de salario anual.

APS, Leg. 3.220, fol. 247r; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586;Gil, 2006, p. 262.

Luis Gudinis

Vecino de Bailén (Jaén)

Contrató a una persona llamada Cristóbal de Borja.

APS Of. 15, leg. 9101, fols. 7225r-725v. Gil, 2006, p. 281.

Esteban de Güecho

Palos (Huelva)

Maestre de la carabela Güecha.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 310; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Luis Guerra

¿Moguer? (Huelva)

Maestre de la carabela la Rábida.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Sebastián de Guevara

Lorca (Murcia)

Contrata a dos personas para que le saquen oro, a cambio de pasaje, manutención, soldada y un porcentaje del oro que obtuviesen. En 1514 obtuvo 30 indios de encomienda en la villa de la Concepción.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 617v-618r y fols. 752r-752v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Arranz, 1991, p. 530; Gil, 2006, p. 285.

Fernando Guiral

Vecino de Alba de Tormes (Salamanca)

Clérigo, lleva a un trabajador contratado para que le extrajese oro.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 175. Gil, 2006, p. 262 y 269.

Alfonso Gutiérrez

 

Llevaba contratado a Antón Bravo para que le sacase oro. El 14 de marzo de 1506 fue testigo en un poder otorgado en Santo Domingo por Alonso Pérez Roldán. Es posible que se trate de la persona del mismo nombre que, en 1514, recibió medio centenar de indios de encomienda en el término de Santo Domingo.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 612v-613v. Arranz, 1991, p. 534; Gil, 2006, p. 262.

Juan Gutiérrez de la Cana

Vecino de Jaén

Uno de los labradores reclutados por Luis de Arriaga. Viajó en compañía de su esposa. Compró una bota de vino por valor de 1.810 maravedís. Terminó avecindándose en la villa de Santiago, dedicado a actividades ganaderas. En 1514 recibió 45 indios de encomienda en la ciudad de Santiago.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Arranz, 1991, p. 532; Gil, 2006, p. 276.

Pedro Gutiérrez

Vecino de Sevilla

Viaja junto al platero Juan Álvarez, dos hombres a sueldo y un esclavo en una compañía, para vender mercancías. Pasados unos años regresó a España, siendo mayordomo de Nicolás de Ovando.

Fondo Otte, C. 64; Benzo de Ferrer, 2000, p. 179; Ladero, 2008, p. 269.

Rodrigo Gutiérrez

Palos (Huelva)

Maestre de la nao Santa María de la Antigua. Era difunto en 1504, por lo que se abonó el flete de su participación en esta armada a sus herederos.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Diego Gutiérrez de Rueda

¿?

Fue a Santo Domingo para servir el oficio de escribano, en nombre del licenciado Mercado, alcalde de la Corte. El 8 de mayo de 1503 redacto como escribano público una ejecutoria del licenciado Alonso Maldonado, sobre el pleito de Alonso de Ojeda, dirigido al corregidor de Cádiz. Sin embargo, poco después, declaró ser viejo, solicitando licencia para retornar a España con su mujer e hijos, pero el gobernador se lo impidió inicialmente. El 29 de agosto de 1503 se ordenó al gobernador que lo dejase venir a Castilla, lo cual, todo parece indicar, hizo.

AGI, IG 418, L. 1, fol. 115v. Fondo Otte, C. 26. Cedulario, II, p. 191. Santo Domingo en los manuscritos, 1981, p. 51.

Juan Gutiérrez de Salamanca

Sanlúcar la Mayor (Sevilla)

Mercader asociado por un lado con los plateros Juan de Córdoba y Juan Álvarez y, por el otro con el futuro tesorero, Cristóbal de Santa Clara, y con su hermano, Bernardino de Santa Clara.

Fondo Otte, C. 64; Thomas, 1991, p. 291.

Pedro Gutiérrez de Salamanca

Vecino en Sanlúcar la Mayor (Sevilla) y estante en Sevilla

Mercader, formó compañía con Cristóbal y Bernardino de Santa Clara así como con el platero sevillano Juan de Córdoba. En 1514 recibió 48 indios de encomienda en el término de la ciudad de Santo Domingo.

APS, Leg. 2161, fols. 44v-45v y 49r. Arranz, 1991, p. 536; Benzo de Ferrer 2000, p. 179.

Alonso Gutiérrez Villanueva

Sevilla, collación de Santa María

Viajó en la flota de 1502. Dos años después era vecino de la villa de Santiago, en la Española.

Fondo Otte, C. 27; Gil, 2006, p. 262.

Diego de Guzmán

Vecino de Ciudad Real

Sastre, lleva compañía a medias con el bonetero Francisco Jiménez. En 1514 era vecino de la villa de Concepción de la Vega cuando recibió 42 indios de encomienda.

Arranz, 1991, p. 530; Gil, 2006, p. 267.

Santos Hernández

Coria (Cáceres)

Era hijo de Pedro Hernández y fue conocido como el buen viejo. Llegó a isla en la flota de 1502, pero tuvo un espíritu inquieto y no tardó en pasar a la conquista de Cuba, Jamaica y Puerto Rico. Lo cita Bernal Díaz del Castillo, en la conquista de México, como jinete. Estuvo presente en la Noche Triste, donde extrajo una flecha de la cara de Francisco de Granada, y en la toma de Tenochtitlán. Luego marchó a la conquista de Guatemala con Pedro de Alvarado. Al parecer, se avecindó en Oaxaca, donde aún vivía en 1558.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 137. Navarro del Castillo, 1978, p. 186; Sánchez Rubio, 1993, p. 529; Thomas, 2001, p. 96; Mira Caballos, 2010, p. 365.

Francisco Hernández Rascón

Palos (Huelva)

Maestre de una de las carabelas, pertenecía a una familia de larga tradición marinera..

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Jerónimo de Herrera

Vecino de Córdoba

Compró, junto a Luis Moyano, una bota de vino por valor de 1.810 maravedís. En 1514 recibió 36 indios de encomienda en el término de San Juan de la Maguana.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Arranz, 1991, p. 549; Gil, 2006, p. 274.

Pedro de Herrera

Natural de Medina del Campo (Valladolid)

Contratado por Alonso Núñez de Toledo, vecino de Sevilla, por dos años. Le ofrece pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese. En 1510 y en 1512 pasaron a la isla dos homónimos, por lo que resulta difícil saber si el encomendero que, en 1514, recibió, en el término de la villa de Santiago, 51 indios de encomienda es o no el embarcado en 1502.

Catálogo de Pasajeros, 1930, I, pp. 27 y 88; Arranz, 1991, p. 532; Gil, 2006, p. 283. APS, Leg. 3220, fols. 279r-279v.

Bartolomé Herrero

Huerta de Valdecárabos

Viaja como trabajador, contratado por Lope de Leyva, por dos años. A cambio recibe, pasaje franco, manutención y 12.000 maravedís de salario anual

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 264.

Fray Juan de Hinojosa O.F.M.

¿?

Franciscano que viajaba a las órdenes de fray Alonso de Espinar. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Ortega, II, p. 313; Sánchez Rubio, 1993, p. 767; Benzo de Ferrer, 2000, p. 191.

Carlos de Hontiveros

Villa de Hontiveros (Ávila)

Era un baquiano pues había tomado parte en la segunda travesía colombina, en calidad de escribano de la carabela Vieja de Juan de Triana, cargo que desempeñó entre el 30 de agosto de 1493 y el 31 de enero de 1494. Entre 1498 y 1500 estuvo, según su propio testimonio, en Granada. En 1502 se embarcó en la flota de Ovando con al menos doce criados, al parecer, según Giménez Fernández, todos ellos expósitos.

El 12 de marzo de 1509 estaba de vuelta en Sevilla, cuando adquirió una mula por 12.500 maravedís y una pipa de harina de 25 arrobas que pretendía embarcar para Santo Domingo, en su viaje de regreso. Lo hizo en la flota de Diego Colón, que arribó a la ciudad del Ozama el en julio de 1509. El 15 de septiembre de 1514, estaba en Santo Domingo cuando declaró como testigo en una probanza de los pleitos colombinos.

APS Of. 15, leg. 9101; Fondo Otte, C. 30Pleitos Colombinos, 1984, III, pp. 180-182; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Varela Marcos, 1998, p. 89; Benzo de Ferrer, 2000, p. 192; Gil, 2006, p. 265.

Fray Alonso de Hornachuelos

¿?

Uno de los franciscanos que viajo en la flota. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Ortega, II, p. 313.

Fray Pedro de Hornachuelos

¿?

Otro de los franciscanos que viajo en la flota. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Ortega, II, p. 313; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51. Benzo de Ferrer, 2000, p. 192

Antón de Horozco

Natural de Orozco (Vizcaya)

Hijo de Antón de Horozco, viaja como trabajador de Carlos de Hontiveros aunque no consta la duración del contrato. No especifica la duración del contrato. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y un salario anual de 7.000 maravedís, pagados por tercios.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 719r; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 264.

Francisco de Hoz

Belalcázar (Córdoba)

Se comprometió a pagar 5.000 maravedís a Pero López de Sevilla, vecino de Sevilla, collación de San Nicolás, por las mercancías que compró a medias con Francisco García, maestre la carabela la Garza.

APS, Leg. 3220.

Miguel de Ibarra

Zumaya (Guipúzcoa)

Maestre y señor de la nao Vizcaína.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Alonso de Illescas

¿?

Clérigo, viajaba con un trabajador contratado para que le sacase oro.

Benzo de Ferrer, 2000, pp. 195 y 457. Colección documental del Descubrimiento, III, p. 1419.

Alonso de Jaén

Natural de Jaén y Vecino de Sevilla, collación de San Salvador

Recibe un préstamo de 10.000 maravedís de Juan Rodríguez de Ojeda, maestro de asentar hilo de oro, vecino de la misma collación, para así comprar cosas necesarias para el viaje a la isla que pretendía realizar. Se compromete a devolverlo en el plazo de un año desde que llegase a la isla. Es posible que se trate del mismo Alonso de Jaén que participó como escudero de a pie en la segunda travesía colombina.

Fondo Otte, C. 28; Varela Marcos, 1998, p. 31; León Guerrero, 2007, p. 50.

Alonso Jaramillo

Barcarrota (Badajoz)

Era un baquiano, pues había llegado a la isla en 1497 en compañía de su pariente y paisano Diego Jaramillo. Luego retornó a España para reembarcarse como soldado en la flota ovandina. Dispuso de pasaje franco ya que viajó en compañía de su mujer Mencía de Matos y de su hijo Juan Jaramillo. Participó en la pacificación de Higüey y Jaragua.

Navarro del Castillo, 1978, p. 130; Sánchez Rubio, 1993, p. 482; Mira Caballos, 2003, pp. 76-77. Benzo de Ferrer, 2000, p. 198.

Juan Jaramillo

Barcarrota (Badajoz)

Hijo de Alonso, años después marchó a Cuba y de ahí a Nueva España con Hernán Cortés.

Navarro del Castillo, 1978, p. 130; Benzo de Ferrer, 2000, p. 198; Mira Caballos, 2003, p. 77.

Álvaro de Jerez

Vecino de Sevilla

Criado por tres años de Carlos de Hontiveros para sacarle oro: A cambio recibe manutención y 10.000 maravedís anuales pagados por tercios.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 670v-671r; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 263.

Fernando de Jerez

Vecino de Jerez de la Frontera (Cádiz)

Trabajador contratado por dos años por Francisco Maldonado. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y 6.000 maravedís de sueldo anual, pagados por tercios cumplidos de cada año.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 715r-715v. Gil, 2006, 269.

Juan de Jerez

Moguer (Huelva)

Marinero, había estado en las dos primeras travesías colombinas y en la expedición de Vicente Yáñez de 1499-1500. En 1502 se embarcó como marinero en la flota ovandina. Regresó a España y continuó navegando, pues en 1509 se reembarcó hacia la isla como maestre de la carabela Santiago. Debió afincarse en Santo Domingo, pues en 1514 se le asignó un pequeño repartimiento en la ciudad primada

Gould, 1984, p. 224; Pleitos Colombinos 1984, III, p. 355; Arranz, 1991, p. 536; Varela Marcos, 1998, p. 31; Benzo de Ferrer, 2000, p. 455.

Nicolás de Jerez,

Sevilla, collación de Santiago

Mercader, lleva dos criados para sacar, buscar y afinar oro. Recibió un poder de Cristóbal de Peralta, escudero, para cobrar deudas en su nombre. Testigo en Santo Domingo en el otorgamiento de una carta fechada el 4 de mayo de 1503.

Fondo Otte, C. 26; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586.

Francisco Jiménez

Sevilla, collación de Santa María

Bonetero, tiene compañía con Juan Mojados y va con seis personas contratadas, para sacarle oro.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 271.

Francisco Jiménez

Vecino de Ledesma (Salamanca)

Tundidor, firma compañía con Alonso Manuel de Lando para trabajar en la isla.

Gil, 2006, p. 271.

Pedro Jiménez de Utrera

Vecino de Utrera (Sevilla)

Viaja como trabajador, contratado por espacio de tres años por Juan de Mojados. A cambio le ofrece pasaje, manutención y 8.000 maravedís de salario anual.

Gil, 2006, p. 283.

Juan

Sevilla

Esclavo de Juan de Córdoba, platero, de unos 30 años de edad aproximadamente..

APS, Leg. 2161, fols. 44v-45v.

Juan

Sevilla, collación de Triana

Mercader, en compañía con otros cinco socios compraron mercancías por valor de 17.200 maravedís.

Gil, 2006, p. 274.

Alonso de Lago

Oviedo (Asturias)

Carpintero, contratado por el físico Diego Ponce por tres años, a cambio de 5.000 maravedís anuales y el 10% del oro que extrajese.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 262.

Alonso Manuel de Lando

Sevilla, collación de la Magdalena

Mercader, tiene sendas compañía con su primo Manuel de Lando y con el tundidor Francisco Jiménez, al 50%.

Gil, 2006, p. 262.

Bartolomé de Las Casas

Sevilla

Viajó con su padre en 1502, cuando contaba con unos 18 años de edad. En 1506 regresó a España para ordenarse sacerdote en Roma. En 1509 estaba de vuelta en Santo Domingo, dedicándose por algún tiempo a la agricultura y luego convirtiéndose en la punta del iceberg de la corriente crítica encabezada por la orden de predicadores.

Giménez Fernández, 1984, T. I, p. 50 y T. II, p. 385; Borges, 1990, pp. 22-24; Thomas, 2001, pp. 382-386; Lavallé, 2007, p. 21.

Juan de las Casas

Sevilla

Sastre, huérfano, menor de edad, criado del bonetero Francisco Jiménez. Viaja a su servicio por año y medio, a cambio de pasaje, manutención y 10.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 275.

Pedro de Las Casas

Tarifa (Cádiz)

Natural de Tarifa, pero avecindado en Sevilla, donde nacieron sus hijos. Colono, padre de Bartolomé de Las Casas, el futuro defensor de los indios. Era un baquiano pues había participado como soldado en la segunda travesía colombina. Tenía 38 años cuando se embarcó en 1502, estableciéndose en la villa de Higüey, donde en 1513 tenía 30 indios de encomienda. El 5 de septiembre de 1514, continuaba en esta villa cuando declaró en una de las probanzas de la familia Colón, en la que además manifestó ser natural de Tarifa.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 385; Pleitos Colombinos 1984, III, pp. 168-169; Borges, 1990, pp. 22-24. Benzo de Ferrer, 2000, pp. 80-81; Thomas, 2001, p. 382; León Guerrero, 2007, p. 50.

Juan de Leguizamón

Oriundo o natural de Leguizamón (Vizcaya)

Criado de Juan de Valtierra, vecino de Sevilla. Probablemente emparentado con Diego de Leguizamón, marinero, que estaba poco después en la isla.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 208; Gil, 2006, p. 276.

Fernando de León

Sevilla, collación de Santa María

Mercader, lleva consigo a tres personas contratadas para que le saquen oro.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, 269.

Diego de Lepe

Palos (Huelva)

Pretendía llevar más navíos de lo que había capitulado, pero le fue prohibido por cédula del 17 de noviembre de 1501.

APS Of. 15, leg. 9101, fol. 724r AGI, IG 418, L. 1, fol. 69v. CODOIN Serie 1ª, T. 31, pp. 100-101. Cedulario, II, p. 87.

Rodrigo de Lepe

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Sillero, contrató a dos personas para que le sacasen oro.

Gil, 2006, p. 284.

Lope de Leyva

Vecino de Córdoba

Otro de los enrolados en el proyecto poblador de Luis de Arriaga. Contrató a Francisco de Valdelatosa, Diego de Santiago y Bartolomé Ferrero. Compró a Luis de Arriaga dos botas de vino por valor de 3.620 maravedís que pagaría en Santo Domingo.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 762v-763r. Giménez Fernández, 1984, II, pp. 585 y 594; Gil, 2006, p. 280.

Francisco de Lizaur

Brozas (Cáceres)

Oriundo de Andoain, Guipúzcoa, pero nacido en Brozas en 1477, viajó en la flota como secretario o paje del gobernador. Era pariente suyo, a través de la madre del Comendador, Isabel Flores. Tenía 25 años en el momento del embarque. Fue favorecido por éste y, posteriormente pasó a la isla de San Juan como contador.

Escobar, 1961, p. 163-164; Lamb, 1977, p. 42; Giménez Fernández, 1984, T. I, pp. 89-90; Hurtado, 1992, p. 38. Benzo de Ferrer, 2000, p. 212; Thomas, 2001, p. 387-388.

Alonso López

Vecino de Córdoba, collación de Santiago

Trabajador, contratado por Diego de Ulloa por dos años. A cambio, le da pasaje, manutención y 10.000 maravedís de salario anual.

Gil, 2006, p. 262.

Diego López

Vecino de Sevilla, collación de Santa María

Es posible que se trate del pintor de imaginería, calificado de mediocre, que está documentado trabajando en la catedral de Toledo en 1498 y que marchó a Sevilla al año siguiente. Probablemente la dura competencia existente en la capital Hispalense lo debió empujar a embarcarse en la flota ovandina, como trabajador del bonetero sevillano Francisco Jiménez. Aunque algunos autores, como Carmen Fraga, han afirmado que está documentada su presencia en la isla con posterioridad, pero no es exacto. Se ha pretendido relacionar erróneamente con otra persona del mismo nombre que, en 1514, residía en Salvaleón de Higüey, desposado con una mujer natural de la isla, y que recibió 30 indios de encomienda. Pero éste era un escudero sevillano que había obtenido su licencia para pasar a la isla el 21 de julio de 1509. En cambio, no podemos descartar que se trate de un mercader sevillano del mismo nombre, vecino de Santo Domingo, que en 1513 recibió 20 toneladas de mercancías en la nao San Antón, enviadas desde Sevilla por Juan de Salamanca.

Fondo Otte, C. 30; Ramírez de Arellano, 1920, pp. 68-69; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 174; Torroja Méndez, 1977, I, p. 84; Giménez Fernández, 1994, II, p. 586; Arranz, 1991, p. 540; Fraga González, 1994, p. 578; Gil, 2006, p. 267.

Gil López

Medellín (Badajoz)

Criado de Lope de Medina, por tres años, para cavar y sacar oro. A cambio le ofrece pasaje, manutención, 4.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese, sacada la parte del rey.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols, 614r-614v. Gil, 2006, p. 273.

Simón López

Natural de la Rambla (Córdoba)

Hijo de Bartolomé Sánchez, viaja como criado de Carlos de Hontiveros, por tres años a partir de su arribada a la isla. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y un salario de 10.000 maravedís pagado por tercios cumplidos de cada año.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 718r-718v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 285.

Sebastián López de Cabrera

Alcántara (Cáceres)

Hermano de Diego López de Salcedo, ambos pasaron en el séquito personal de su tío Nicolás de Ovando. Regresó con el gobernador a España y marchó posteriormente a Honduras hasta que en 1527 volvió definitivamente a su Brozas natal, donde vivió los últimos años de su vida.

Navarro del Castillo, 1978, p. 76; Sánchez Rubio, 1993, p. 442.

Diego López de Salcedo

Alcántara (Cáceres)

Viajó en el séquito del gobernador, como sobrino y mayordomo suyo. Nombrado alcaide de la fortaleza de Santo Domingo, cuando se le despojó a Cristóbal de Tapia. A la marcha de Nicolás de Ovando a España quedó a cargo de sus mayordomos y de toda la hacienda de éste en la isla. Posteriormente, pasó a México y luego a Honduras, donde alcanzó el rango de Gobernador. Tuvo aspiraciones sobre la vecina gobernación de Nicaragua lo que le llevó a enfrentarse con el segoviano Pedrarias Dávila. En los últimos años de su vida se dedicó al tráfico de esclavos indios, muriendo en 1530.

Fernández de Oviedo, 1992, I, pp. 84 y 86; Navarro del Castillo, 1978, p. 76; Giménez Fernández, 1984, I, p. 306; Fondo Otte, C. 64; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 215 y 489; Sánchez Rubio, 1993, p. 442; Mañueco Baranda, 2006, p. 286; Aram, 2008, pp. 195-202.

Fernando López Serrano

Vecino de Torre de Don Jimeno

(Jaén)

Criado de Diego de Nicuesa, por dos años y salario de 8.000 maravedís anuales.

APS, Leg. 3.220, fol. 225v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, 269.

Juan Lorena

Torrejoncillo, aldea de Coria de Galisteo (Cáceres)

Criado del nuncio Pedro Díaz de la Costana, vecino de Azuaga. Va a sacar oro como trabajador, por tres años a contar desde su llegada a la isla. A cambio, le ofrece pasaje, manutención, 7.500 maravedís anuales y el 10% del oro que extrajese.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 750r-750v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 276.

¿? Lozano

Vecino de Jerez de la Frontera (Cádiz)

Marchante de bestias, dejó debiendo en Sevilla 3.500 maravedís por la compra de diversas mercaderías.

Gil, 2006, p. 285.

Francisco de Luanca

¿?

Viaja contratado por el clérigo Alonso Guiral, por cuatro años. Le ofrece pasaje franco, manutención, 2.500 maravedís anuales de salario y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 271.

Fernando de Lugo

Vecino de Sanlúcar de Barrameda

Lleva a tres personas contratadas para que le saquen oro.

Gil, 2006, 269. APS, leg. 3320, fols. 210r-210v.

Luis, platero

Sevilla

Va en nombre de Juan de Córdoba, platero, en la compañía que hizo con Pedro Gutiérrez. Lleva dos personas asalariadas.

APS, Leg. 2161, fols. 44v-45v.

Pedro de Lumbreras

¿?

Según su propio testimonio viajó en la flota de 1502, afincándose en Santo Domingo. En 1514, residía en esta última ciudad cuando recibió 33 indios de encomienda.

Arranz, 1991, p. 536; Benzo de Ferrer, 2000, p. 222.

Sebastián de Llerena

¿?

Recibió un poder para cobrar deudas en la Española.

Gil, 2006, p. 285

Juan de Madrid

Vecino de Madrid

Pastelero, junto a Diego Ramírez compró vino por valor de 2.315 maravedís. Fue uno de los supuestos labradores reclutados por Arriaga. En 1514 recibió cinco naborías en La Buenaventura.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Arranz, 1991, p. 543; Gil, 2006, p. 277.

Pedro de Madrid

Silla de Mar (Valencia)

Curtidor, tiene una compañía con Dalmiro Ruiz, Diego de Madrid y Alonso de Alba. Deben 8.000 maravedís a Juan Sánchez de la Tesorería de mercancías que compraron.

Gil, 2006, p. 260 y 283. APS, leg. 3220, fols. 209r-209v

Pedro de Madrigal

Vecino de Madrigal (Ávila)

Contratado por Carlos de Hontiveros, para que le sacase oro por espacio de tres años, A cambio le ofrece pasaje, manutención y 8.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 283.

Fernando de las Maíllas

 

Lleva a una persona contratada.

Gil, 2006, 269.

Licenciado Alonso de Maldonado

Salamanca

Caballero de origen noble que, el 15 de enero de 1502, fue designado para resolver los pleitos que surgieran entre los pasajeros y la tripulación antes de zarpar la flota. Se embarcó en la misma en calidad de Alcalde mayor de las islas y Tierra Firme. Las Casas dice de él que era persona muy honrada, prudente y amigo de hacer justicia y humano. En 1503 regresó a España custodiando el oro que el gobernador enviaba a su Majestad. Retornó a la isla, desempeñando el mismo oficio de justicia entre 1507 y 1509. Volvió a España y según Las Casas, permaneció en España sin deseo de querer volver a las Indias. No debe confundirse con un homónimo que fue sucesivamente oidor de Nueva España (1530), gobernador de Guatemala (1536-1542), presidente de la audiencia de los Confines (1545) y, finalmente, presidente de la audiencia de Santo Domingo (1553).

AGI, IG 418, L. 1, fol. 77r; Fernández de Oviedo, 1992, I, 86; Giménez Fernández 1984, II, 411-412; Las Casas, 1985, II, 92-93 y 214; Fondo Otte, C. 64; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 224-225. Cedulario, II, p. 109.

Francisco Maldonado

Salamanca

Viaja con un trabajador contratado, Fernando de Jerez, para sacarle oro a cambio de un salario.

Fondo Otte, C. 28; APS, Of. 15, leg. 9101, fols. 715r-715v. Gil, 2006, p. 271.

Antón Mallorquín

Natural de Mallorca

Viaja contratado por Gómez de Alfaro, por cinco años. A cambio, le ofrece, pasaje, manutención y 6.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 264.

Alonso Mariana

 

Viajaba en la carabela la Rábida en compañía de su esposa Isabel Fernández, por lo que pereció ahogado en la travesía.

Ortega, II, p. 311.

Alonso Mármol

Natural de Sevilla, collación de la Magdalena

Lleva compañía con Francisco Jiménez, tundidor, vecino de Ledesma. Lleva todos los bastimentos y partirá los beneficios del oro y joyas que encontrase con éste. Que es mayor de 23 años y menor de 24.

APS, Leg. 3220, fols. 263r-263v.

Juan Mármol de Lando

Sevilla, collación de San Isidro

Su primo Alonso Mármol, natural también de Sevilla, le paga el flete, manutención y las herramientas a cambio de que le entregue la mitad de lo que saque, excluido el quinto real.

APS, Leg. 3220, fols. 262v-263r.

Juan Marquesín

Vecino de Alcalá de Henares

Compró mercancías por valor de 1.850 maravedís a Alonso de Perona, vecino de Sevilla y la cargaron en la Monja. Era socio de Juan García barbero, vecino de Sevilla. En 1514 recibió 38 indios de encomienda en Santo Domingo.

Arranz, 1991, p. 536; Gil, 2006, p. 277. APS, Leg. 3220, fol. 228r.

Diego Marque o Márquez

Vecino de Sevilla, collación de San Miguel primero y luego de San Salvador. En 1509 en la collación de San Andrés.

Amigo personal del todopoderoso obispo Fonseca, era un baquiano, pues había servido como capitán de una de las carabelas en la segunda expedición colombina. El 22 de septiembre de 1501, fue nombrado de nuevo veedor y marcador del oro con un salario anual de 70.000 maravedís. Debe 37.000 maravedís en mercancías que compró a Juan de Palma y va a riesgo de éste. Debe pagar el importe en la Española. El 17 de abril de 1505 se le renovó en el cargo de veedor. Con posterioridad, retorno a Sevilla, donde se encontraba el 1 de abril de 1509 cuando apoderó a diversas personas para que cobrasen lo que Cristóbal de Tapia le debiese en Santo Domingo. Varios años después, marchó en la armada de Pedrarias, como contador de Castilla del Oro y con un sueldo de 200.000 maravedís.

AGI, Indiferente 418, T. I, fols. 46v-47v; AGI, Contratación 3250; CODOIN, Serie 1ª, T. 31, pp. 57-60; APS, Leg. 3220Catalogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, T. II, 1955, p. 354. Santo Domingo en los manuscritos, 1981, p. 19; Fondo Otte, C. 30; Colección documental del Descubrimiento, 1994, II, pp. 1308-1309; Mena, 1992, p. 38. Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Gil, 2006, p. 267.León Guerrero, 2007, p. 51.

Martín

¿?

Uno de los cuatro legos de la orden franciscana.

Ortega, 1925, pp. 312-313; Errasti, 1998, p. 85.

Alonso Martín

Natural de Tarazona

Ballestero, viaja como criado de Gómez de Alfaro, asalariado con 6.000 maravedís anuales por tres años.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 262.

Alonso Martín

Mures

Hijo de Martín Alonso, escribano, viaja como criado de Francisco de Fuentes por tres años a sacar, buscar y afinar oro, por manutención y 7.500 maravedís anuales de soldada.

Fondo Otte, C. 26.

Alonso Martín

Usagre

Está documentado su embarque en la flota de 1502.

Sánchez Rubio, 1993, p.733.

Antón Martín

Lepe (Huelva)

Albañil, viajaba a soldada para construir fortalezas en la isla.

AGI, Contratación 3250.

Cristóbal Martín

Toledo

Declaró haber pasado a la Española con Nicolás de Ovando. Años después estuvo en Nueva España con Hernán Cortés.

Thomas, 2003, p. 744.

Diego Martín

Natural de Aranda de Duero

(Burgos)

Viaja en compañía de su paisano Juan Pérez, y ambos llevan a una persona asalariada para sacar oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 711r-711v. Gil, 2006, p. 268.

Francisco Martín

¿?

Carpintero. Una persona con este nombre viajó en la tercera expedición colombina, como ballestero, pero no parece que fuera la misma persona. Otra persona de este nombre, trabajador, natural de Aznalcázar, se embarcó para Santo Domingo con una tonelada de ropa, en la nao Santa Catalina, en octubre de 1508.

Rodríguez Demorizi, 1978, p. 54; Fondo Otte, C. 28; Benzo de Ferrer, 2000, p. 234; Gil, 2007, p. 369.

Juan Martín

Lepe (Huelva)

Probablemente hermano de Antón Martín, o quizás sean padre e hijo. Viajaba como albañil asalariado para construir fortalezas.

AGI, Contratación 3250.

Pedro Martín

Vecino del Espinar (Segovia)

Contratado por cuatro años por Frutos de Deleitosa, estante en la guarda del rey y de la reina por cuatro años. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y 8.000 maravedís anuales pagados por tercios. Un Pedro Martín recibió dos naborías en el término de Lares de Guahava.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 713v. Arranz, 1991, p. 548; Gil, 2006, p. 283.

Pedro Martín

 

Trabajador, contratado por Gonzalo de Ocampo por tres años, 4.000 maravedís y el 10% del oro que extrajese..

Gil, 2006, p. 283.

Pedro Martín

Vecino de Ayllón (Segovia)

Trabajador, contratado por el nuncio Atanasio Pedro Díaz, por tres años, para que le saque oro. Por tres años a contar desde la partida del barco de Sanlúcar. Le ofrece pasaje, manutención, un salario de 7.500 maravedís y el 10% del oro que extrajese.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 283.

Juan Martín de Beas

Sevilla, collación de Triana

Mercader, asociado con Juan Pérez, lleva 10.000 maravedís en mercancías. Pagará el dinero y los beneficios los dividirá entre los dos.

Gil, 2006, p. 277.

Cristóbal Martín de Gamboa

Oriundo del País Vasco y vecino de Sevilla

Hidalgo, criado de don Enrique Enríquez. Se embarcó en la flota de 1502 cuando tenía, según su propia declaración, unos 19 años de edad, pues había nacido en 1483. Llevaba mercancías por valor de 9.000 maravedís que adquirió de Juan de la Palma y que debía abonar en Santo Domingo. Retornó a la Península para volver a la isla en 1503. Tras la destitución de Cristóbal de Santa Clara, en 1507, fue nombrado tesorero. En 1514 era vecino de Santo Domingo cuando recibió 164 indios de encomienda. En ese mismo año fue demandado por Alonso de Nicuesa que le reclamaba cierta cuantía como heredero de su difunto hermano Diego de Nicuesa. Pasó con Grijalva a Nueva España, convirtiéndose después en caballerizo mayor de Hernán Cortés. Luchó en la Noche Tristes y en la toma de Tenochtitlán, en la que resultó herido grave. Pero se repuso y continuó combatiendo en las regiones de Michoacán y Pánuco. Al parecer, después de esta larga trayectoria, se asentó en la región de Pánuco, donde vivió el resto de su vida, como encomendero y criador de ovejas.

APS, Leg. 3220, fols. 278r-278v.; Arranz, 1991, p. 535; Benzo de Ferrer, 2000, p. 150; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Arranz, 1991, p. 535; Thomas, 2001, pp. 112-113; Mañueco Baranda, 2006, p. 195; Gil, 2006, p. 281.

Andrés Martín de la Gorda

Palos (Huelva)

En 1515 declaró tener 50 años, por lo que había nacido en torno a 1465. Tomó parte en el segundo viaje de Colón. En 1500 viajó como piloto de una de las naves de la armada de Francisco de Bobadilla, regresando en octubre de 1500. Nuevamente, en 1502, viajó como maestre de la nao Santa Catalina, cuando tenía 37 años de edad. En 1504 se le abonó lo que se le debía del flete de su navío en la expedición ovandina. En septiembre de 1505 registró a su nombre algo más de 23 pesos de oro en la nao Santa Catalina, que arribó a Sevilla el 9 de diciembre de ese año. En 1515 era vecino de Palos cuando declaró como testigo en una de las probanzas de los pleitos colombinos.

AGI, Contratación 3250; Ortega, II, p. 319 y III, p. 262; Pleitos Colombinos, 1984, III, pp. 313-314; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Gil Martín de Olmedo

Sevilla, collación de San Román

Lleva compañía con Fernando Ponce de León. Pone un cuarto de los costes de inversión, repartiéndose este mismo porcentaje con su socio.

Fondo Otte, C. 26; Gil, 2006, p. 273.

Alonso Martin Monja

Palos (Huelva)

Maestre de la carabela llamada la Monja. En 1504 se le pagó el flete de esta expedición, y en ese año decía ser vecino de Huelva.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Alonso Martín Riero

Usagre (Badajoz)

Criado de Juan Patiño, por dos años, 7.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro.

Gil, 2006, p. 262.

Diego Martínez

Valencina de la Concepción (Sevilla)

Trabajador a sueldo de Juan de Ortuvia, criado del adelantado de Murcia, por dos años, 7.500 maravedís anuales más el 10% del oro, pagados cada seis meses. Va a sacar oro, cavar y cualquier otra cosa que se le mandare. Está desposado con Isabel Fernández. No es el mismo Diego Martínez que en 1511 estaba en Lebrija y se disponía a reembarcar para la villa de Santiago en la Española, de donde era vecino. Éste estaba desposado con Juana García de la Roza.

Fondo Otte, C. 28 y 30; Gil, 2006, p. 268.

Juan Martínez

Portugués, vecino de Sevilla, collación de San Vicente

Trabajador, al servicio de Diego García, por dos años a cambio de ropa, y la mitad de los beneficios.

Gil, 2006, p. 277.

Martín Martínez

Vecino de Castro Mocho (Palencia)

Clérigo presbítero y beneficiado de Castromocho. Contrató a cuatro personas para que le sacasen oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 688r-688v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 282.

Pedro Martínez

 

Lego franciscano. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 240; Errasti, 1998, p. 85.

Benito Martínez del Campo

Estante en Sevilla

Trabajador contratado por Fernando Cerón, por tres años. Le ofrece pasaje, manutención y 6000 maravedís de salario anual.

APS. leg. 2161, fol. 50r; Gil, 2006, p. 265.

Juan Martínez de Alanís

Vecino de Sevilla, collación de El Salvador

Viaja en compañía de un trabajador asalariado, que le va a sacar oro.

APS Of. 15, leg. 9101, fols. 710r-710v.

Fray Antonio de los Mártires

¿?

Otro de los franciscanos que viajo en la flota. Desconocemos todos los pormenores de su biografía.

Ortega, II, p. 313; Benzo de Ferrer, 2000, p. 240; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51.

Alonso de Martos

Natural de Martos (Córdoba)

Criado de Alonso de Oviedo, hijo del Comendador Alonso de Oviedo, vecino de la Torre de Don Jimeno, por dos años, 8.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 262. APS, leg. 3220, fols. 175v-176r.

Mateo

Piedrahita (Ávila)

Contratado por Gonzalo de Ocampo, por tres años, 3.000 maravedís anuales más el 10% del oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 684r-685v.

Juan de Matoja

Natural de Belorado (Burgos)

Contratado por Gómez de Alfaro, por tres años y 4.000 maravedís de salario.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 286.

Mencía de Matos

Barcarrota (Badajoz)

Viajó con su marido Alonso Jaramillo y con su hijo Juan.

Navarro del Castillo, 1978, p. 130; Benzo de Ferrer, 2000, p. 198; Mira Caballos, 2003, p. 77.

Cristóbal Mayano

 

Mayordomo de Ovando, tuvo a su cargo la estancia que éste poseía en Lares de Guahava.

Fondo Otte, C. 64.

Alonso de Mayorga

Natural de Mayorga, del conde de Benavente (Valladolid)

Viaja al servicio de Juan Quintero Príncipe, por cinco meses a cambio del 10% del oro.

Gil, 2006, p. 262. APS, Leg. 3220, fol. 262r.

Alonso Médel

Rota (Cádiz)

Fue maestre en la carabela que viajaba solo a Canarias pero que, finalmente, sustituyó a la Rábida hundida. Es posible que se trata del mismo que en el segundo viaje de Colón, viajó como piloto de la carabela la Niña.

AGI, Contratación 3250; Varela, 1998, p. 102; León Guerrero, 2007, p. 52.

Juan de Medina

Natural de Medina de Rioseco (Valladolid)

Criado de Sebastián de Valencia, por dos años y medio y 7.000 maravedís de salario.

Gil, 2006, p. 277.

Juan de Medina

Medina del Pomar (Burgos)

Criado de Carlos de Hontiveros por tres años a cavar y sacar oro y cualquier otra cosa que se le mandase. A cambio recibe pasaje, manutención y un salario anual de 10.000 maravedís pagados por tercios.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 680r-680v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 277.

Lope de Medina

Vecino de Medina Sidonia (Cádiz)

Contrató a Gil López para que le sacase oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols 614r-614v. Gil, 2006, p. 280.

Alonso de Mendoza

Medellín (Badajoz)

Hijo de Álvaro de Mendoza y de Catalina López, y hermano de Juan Mosquera. Regresó a España en 1509 pero se reembarcó para la isla con licencia del 4 de mayo de 1510. Pasó posteriormente a Cuba y de ahí a Nueva España.

Catálogo de Pasajeros, 1930, I, p. 23; Navarro del Castillo, 1978, p. 293; Sánchez Rubio, 1993, p. 612.

Juan Merino

Natural de Ávila

Criado de Gómez de Alfaro, por cinco años y 6.000 maravedís de salario.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 277.

Rodrigo Mexía de Trillo

Vecino de Córdoba

Embarcó en la Colina dos botas de vino por valor de 4.120 maravedís. Tras la masacre de Xaragua, los indios de Guahava se alzaron en armas, siendo enviado junto a Diego Velázquez a castigarlo a sangre y fuego. Fue cofundador de las villas de Puerto Real y Lares de Guahava.

Fondo Otte, C. 28; Benzo de Ferrer, 2000, p. 251; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 284; Espino López, 2012, p. 385.

Antonio Miguel

Sevilla

Uno de los supuestos agricultores reclutados por Luis de Arriaga. Adquirió una bota de vino de éste por precio de 1.810 maravedís. Viajaba en compañía de su mujer Teresa Rodríguez en la carabela La Rábida por lo que se ahogó en la travesía.

Ortega, II, 311; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594.

Francisco de Mogollón

Vecino de Cáceres

Hijo de Lorenzo de Mogollón, de edad de 20 años, formaliza una compañía con García Sánchez, natural de las Garrovillas.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 271.

Juan de Mojados

Vecino de Sevilla

Hidalgo, hijo del notario de la santa Inquisición de Sevilla Pedro de Medina. Otorga diversos préstamos y vende mercaderías a algunos pasajeros. Lleva compañía con Francisco Jiménez y viaja con tres personas contratadas.

APS Of. 15, leg. 9101, fol. 718r. Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 277.

Esteban de Molina

Sevilla, collación de la Magdalena

Clérigo, compró una bota de vino a Luis de Arriaga por valor de 2.310 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, 269.

Juan de Molina

Vecino de Sevilla, collación de Santa María la Blanca

Escudero, viaja con el cargo de alguacil mayor de las Indias. Era un baquiano, pues había participado en el segundo viaje colombino. Compró junto al maestre Juan de Peñafiel, 7.200 maravedís en mercaderías de Alonso de Pernoa, mercader, vecino de Sevilla en la collación de San Bartolomé. Asimismo compró a Luis de Arriaga dos botas de vino por valor de 4.155 maravedís. Regresó a Sevilla, en septiembre de 1505, como capitán de la nao Santa Catalina. Traía registrados 400 pesos de oro propios.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 277. APS, Leg. 3220, fol. 251r.

Alfonso de Mondoñedo

Vecino de León

Hijo de Gonzalo de Ñeçon, trabajador, entra al servicio de Carlos de Hontiveros por tres años, a contar desde su llegada a la isla. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y 10.000 maravedís de soldada pagada por tercios cumplidos de cada año.

Fondo Otte, C. 28; APS, leg. 9101, fols. 676r-676v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 262.

Juan de Monleón

Sevilla, collación de San Juan

Herrero, fue uno de los supuestos pobladores reclutados por Luis de Arriaga. Compró una bota de vino por valor de 1.810 maravedís y vendió 300 herramientas a Rodrigo de Alburquerque y Juan de Berlanga por 3.200 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 278.

Hernando o Fernando de Monroy

Toro (Zamora)

En septiembre de 1501 fue nombrado factor de las Indias, embarcándose al año siguiente en la flota ovandina. Falleció unos meses después de su arribo, a finales de 1502 o principios de 1503. Llevaba un sueldo de 50.000 maravedís al año. Le sustituyó interinamente el mercader Ortega de Carrión y, a partir de 1505, Luis de Lizarazo.

AGI, Indiferente 418, T. I, fols. 48r-48v; AGI, Contratación 3250; CODOIN, Serie 1ª, T. 30, pp. 517-519; Catalogo de la Colección de don Juan Bautista Muñoz, T. II, 1955, p. 354. Colección documental del Descubrimiento, 1994, II, pp. 1307-1308; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Benzo de Ferrer, 2000, p. 256. Fondo Otte, C. 64. Cedulario, II, p. 79 y 198.

Alonso Montañés

Natural de Liébana (Cantabria)

Criado de Juan Álvarez Gijón, por tres años o más si éste permaneciese más tiempo en Indias, y 5.000 maravedís de salario. Una persona de este nombre recibió en 1514, 36 indios de repartimiento en el término de Santo Domingo.

Arranz, 1991, p. 536; Gil, 2006, p. 263.

Luis Monte

Natural de Segovia

Compró mercaderías para llevar a la Española

Gil, 2006, p. 281.

Francisco de Montemolín

Vecino de Montemolín (Badajoz)

Criado de Juan Mosquera, por tres años, a cambio de pasaje, manutención y un salario anual de 6.000 maravedís.

APS. leg. 2161, fol. 75v.; Fondo Otte, C. 64; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 61; Navarro del Castillo, 1978, p. 293; Sánchez Rubio, 1993, p. 612.Gil, 2006, p. 271.

Pedro de Montesdoca

Natural y vecino del Casar de Cáceres

Trabajador contratado por Gonzalo de Ocampo, por tres años, con un salario de 5.000 maravedís y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 285.

Alonso de Moriana

Baeza (Jaén)

Lleva un criado contratado para sacarle oro, aunque no se especifica la duración del contrato ni las condiciones.

Gil, 2006, p. 263.

Pedro Morillo

Villanueva de la Serena (Badajoz)

Mayordomo de Ovando, estuvo a cargo de las haciendas que éste tenía en la ribera de Amagui, en el término de la villa de Concepción de la Vega. Luego pasó a Centroamérica, pues en 1529 estaba avecindado en la hondureña ciudad de Trujillo.

Fondo Otte, C. 64; Hurtado, 1992, p. 40; Benzo de Ferrer, 2000, p. 266.

Fernando de Moronta

Natural de Toledo y vecino de Úbeda

Trabajador contratado por Gómez de Alfaro por tres años. A cambio recibe pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, 270.

Juan Mosquera

Natural de Medellín y vecino de Sevilla, en la collación de San Andrés

Viajaba junto a su hermano Alonso de Mendoza. Llevó consigo tres personas contratadas. Fue visitador de indios y, desde 1514, alcalde ordinario de Santo Domingo. En 1514 obtuvo 257 indios de encomienda en el término de Santo Domingo. También tuvo propiedades e intereses económicos en Cuba. El 8 de noviembre de 1537, recibió un poder para cobrar los bienes dejado por Jaime Planes que fue ratificado el 27 de marzo de 1538. Al año siguiente, es decir, en 1539, seguía siendo vecino y alcalde ordinario de la ciudad primada.

Fondo Otte, C. 34, 35 y 64; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 61; APS. Leg. 2161, fol. 75r. Navarro del Castillo, 1978, p. 293; Giménez Fernández, 1984, I, p. 314; Arranz, 1991, p. 535; Sánchez Rubio, 1993, p. 612.Benzo de Ferrer, 2000, p. 267. Gil, 2006, p. 278.

Marcial de Movellán

Natural de la Montaña

Lavador de oro, va en compañía del bonetero sevillano Francisco Jiménez, por año y medio y con 5/8 de las ganancias.

Giménez Fernández, 1984: II, p. 586; Gil, 2006, p. 281.

Luis Moyano

Vecino de Córdoba

Compró de Luis de Arriaga una bota de vino por valor de 1.810 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595;Gil, 2006, p. 281.

Juan de la Nava

Natural de La Nava, partido de Medina del Campo (Valladolid)

Trabajador de Alonso de Moriana, contratado por tres años, aunque desconocemos el resto de sus condiciones laborales.

Gil, 2006, p. 278.

Diego de Nicuesa

Torre de Don Jimeno (Jaén)

Escudero, criado de Enrique Enríquez de Ribera, mayordomo mayor y pariente de Fernando el Católico. Había nacido en torno a 1477 por lo que en el momento de embarcarse con Ovando tenía unos 25 años de edad. Llevó contratados varios criados, tres de ellos paisanos suyos. Embarcó una bota de vino que le costó 2.310 maravedís y que embarcó en la carabela San Andrés, de que era maestre Martín Fernández Pachón. En breve se convirtió en un rico encomendero de la isla, estando avecindado en Concepción de la Vega. En 1508 regresó a España y aprovechó para obtener una capitulación para poblar Veragua. En junio de 1509 continuaba en Sevilla, preparando su retorno. Una vez en Tierra Firme, perdió la vida prematuramente, en 1511, cuando fue abandonado a su suerte por Vasco Núñez de Balboa, a bordo de un barco en mal estado. Nunca más se supo de él. En 1514, su hermano Alonso de Nicuesa, criado del rey y vecino de Torre de Don Jimeno, reclamaba los pocos bienes dejados por su hermano.

APS, leg. 3220, fols. 183v-184r; Fondo Otte, C. 28 y 34; Giménez Fernández, 1984, II, pp. 586 y 595; González Ochoa, 2003, pp. 267-268. Gil, 2006, p. 268.

Fernando Nieto

Vecino de Béjar del Castañar (Salamanca)

Debe debiendo, junto a Francisco de Carmona, un préstamo de 9.000 maravedís.

Gil, 2006, 270.

Pedro Alonso Niño

Moguer (Huelva)

Nacido en torno a 1468, era uno de los marinos más experimentados que había en la España de principios del siglo XVI, pues había participado en los tres primeros viajes de Colón, así como en algunos de los mal llamados Viajes Menores. Fue piloto de la Niña en el primer viaje de Colón, navío que era propiedad de su familia. El 6 de febrero de 1500 arribó a Bayona, de vuelta del viaje con Luis y Cristóbal Guerra. Dado que el barco tenía las bodegas cargadas de perlas y de palo brasil fue acusado de querer evadir el quinto real, ingresando en la cárcel por apropiación indebida. Sin embargo, tras solventarse las dudas, salió de la cárcel y su honorabilidad debió ser restituida, pues fue nombrado piloto de resguardo en la flota ovandina. La orden fue dada por la propia Corona a Gómez de Cervantes con la intención de dotar de la máxima seguridad al buque, dado que ha de ser capitana de las demás Disponer de la experiencia de hombres como Antonio de Torres o Pedro Alonso Niño se consideraba una garantía, a pesar de que ambos perecieron en el naufragio del tornaviaje. La viuda y sus dos hijos reclamaron poco después su herencia, que no era gran cosa, además de los salarios debidos por sus servicios en la flota ovandina y en el tornaviaje.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, III, pp. 184-188; Fernández Duro, 1972, I, p. 112; Gould, 1984, pp. 293-297; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; González Ochoa, 2003, pp. 268-269; Mañueco Baranda, 2006, pp. 218-219.

Alonso Núñez

Natural de Acona, Zorita de los Canes (Guadalajara)

Sastre, criado del albañil Felipe Rodríguez por un año a cambio de ropa.

Gil, 2006, p. 263.

Alonso Núñez de Toledo

Vecino de Sevilla, collación de Santa Cruz y luego de San Salvador

Lleva a su servicio a Pedro de Herrera, para cavar, sacar y lavar oro.

Gil, 2006, p. 263. APS, Leg. 3.220, fols. 279r-279v.

Diego de Ocampo

Trujillo (Cáceres)

De origen hidalgo, era hijo del comendador santiaguista de Alcuéscar. Llegó a la Española como criado de Rodrigo de Alburquerque. En 1514 figuraba como juez de residencia y recibió en el Bonao 57 indios de encomienda. Con posterioridad debió pasar a Cuba y luego a México junto a Hernán Cortés. En 1531 seguía en México como procurador del medellinense.

Navarro del Castillo, 1978, p. 413; Arranz, 1991, p. 545; Benzo de Ferrer, 2000, p. 279; Thomas, 2001, p. 125.

Gonzalo de Ocampo

Trujillo (Cáceres)

Hijo de García de Ocampo, capitán, conquistador y navegante de origen hidalgo. Consta su embarque en la flota de 1502, comprando previamente dos botas de vino por un valor de 3.620 maravedís. Llevó en su servicio un total de siete personas contratadas. Al parecer, fue amigo personal del dominico padre Las Casas, supone Giménez Fernández que porque viajó en la misma nave en 1502. En 1509 apoderó a su hermano Jerónimo de Ocampo para enviarle mercancías hasta la villa de La Buenaventura, donde estaba avecindado. En 1514 recibió 56 indios de encomienda en el término de La Buenaventura. Tres años después fue testigo en el interrogatorio de los Jerónimos y declaró haber estado en la isla desde 1502. En los años veinte capitaneo expediciones de rescate en la costa de las Perlas, pasando a México. En 1524 era regidor de su cabildo.

Fondo Otte, C. 28 y 30; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 282; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Giménez Fernández, 1984, T. I, p. 316; Arranz, 1991, p. 543; Sánchez Rubio, 1993, p. 612.Benzo de Ferrer, 2000, p. 279; Thomas, 2001, p. 400; González Ochoa, 2003, p. 278; Gil, 2006, p. 273.

Sebastián de Ocampo

Cáceres

Por un homicidio cometido en Jerez de los Caballeros se le conmutó la pena de muerte por la emigración a las Indias por real cédula del 2 de octubre de 1501.No tiene nada que ver con un homónimo gallego que había llegado a la isla en 1493 y que, en 1506, fue enviado por Ovando a circunnavegar la isla de Cuba, pasando luego al Darién y muriendo en Sevilla en 1514.

CODOIN, Serie 1ª, T. 39, pp. 13-14; Colección Documental del Descubrimiento, II, p. 1219; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 280-281; González Ochoa, 2003, p. 279; Mena 2011, pp. 175-176; Mena, 2012, pp. 535-568.

Juan de Ocaña

Vecino de Ocaña (Toledo)

Trabajador, viaja contratado por Frutos de Deleitosa para sacarle oro por 4 años, a cambio de pasaje, manutención y 9.000 maravedís de salario anual.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols 640v-641r. Gil, 2006, p. 278.

Pedro Ojuelos

Moguer (Huelva)

Maestre de una de las carabelas que había estado previamente en una expedición liderada por Pero Alonso Niño. Su carabela, se perdió en el puerto de Santo Domingo. Debía estar emparentado con el maestre moguereño Francisco Ojuelos que navegó a las Indias en 1496.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311 y III, p 293; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; Ladero Quesada, 2006, p. 290.

Gonzalo de Olmedo

Vecino de Trigueros (Huelva)

Junto con Cristóbal de Palacios compró mercancías por valor de 5.500 maravedís.

Gil, 2006, p. 274.

Orduño Ordóñez

Vecino de Sevilla, en la collación de San Andrés

Boticario, viajaba asalariado en la nao capitana junto al gobernador. El 1 de enero de 1502 cedió su casa y tienda, propiedad de Juan de Chávez, en la plazuela de los Torneros, collación de Santa María, al tornero Diego de Morales.

AGI, Contratación 3250; Fondo Otte, C. 64; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Benzo de Ferrer, 2000, p. 287.

Diego Ortiz

Vecino de Madrid

Piloto, viajaba en la nao capitana. Alice Gould sospecha que debió ostentar el cargo de piloto mayor de la flota. Se quedó en la isla, encargándose de las canoas que cruzaban el río Ozama. En 1514, recibió dos naborías en Santo Domingo.

AGI, Contratación 3250; Gould, 1984, p. 345; Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Arranz, 1991, p. 538; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Gil, 2006: 268.

Juan de Ortuvia

¿?

Criado del adelantado de Murcia, don Pedro Fajardo. Lleva una compañía comercial con Frutos de Deleitosa y Alonso de Castro. Asimismo, lleva contratado a Diego Martínez, para que le saque oro.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 278.

García Osorio

Portugal

Por real cédula, dada en Sevilla el 17 de enero de 1502, se autorizó el viaje a un grupo de pobladores portugueses, entre los que se encontraba García Osorio.

AGI, Indiferente 418, L.1, fol. 77r. Benzo de Ferrer, 2000, p. 293. Colección Documental del Descubrimiento, III, 1994, p. 1411; Cedulario, II, 2013, pp. 118-119.

Nicolás de Ovando

Cáceres

Nicolás de Ovando nació en Cáceres en torno a 1460, siendo el segundo de los cinco hijos del capitán Diego de Cáceres. El primer cargo relevante que desempeñó fue el de preceptor del príncipe don Juan, ocupación que le sirvió para ganarse la confianza de la Reina Isabel de Castilla. El momento más importante de su vida se produjo en 1501 con su nombramiento como gobernador de las Indias, a donde fue enviado por los Reyes Católicos para restablecer el orden y la autoridad real, tras el fracaso de la llamada factoría colombina. Partió de Santo Domingo el 17 de septiembre de 1509 en una flota que iba a las órdenes de Hernando Colón. Casi dos meses después, y concretamente en noviembre de ese mismo año, arribó al puerto de Lisboa. Desde la capital lusa escribió al Rey a la par que emprendía el viaje hacia la Corte. Una vez acabada su reunión en la Corte se dirigió a la sede de la encomienda Mayor de su Orden. Estando en Sevilla en una reunión de la junta rectora de la orden, murió de forma repentina el 29 de mayo de 1511. Su cuerpo fue trasladó al Monasterio de San Benito de Alcántara donde inicialmente fue inhumado en una modesta sepultura. Unas décadas después se labraría en alabastro, por el escultor Pedro de Ibarra, el sepulcro en el que actualmente reposan sus restos.

Lamb, 1977; Escobar Prieto, 1961; Ramos 1982; Mayoralgo y Lodo, 1991; Ramos, 1982; Mira Caballos, 2000.

Pedro de Ovando

Cáceres

Hijo de Hernando de Ovando y de Inés Álvarez de la Mota y, por tanto, sobrino carnal del gobernador. Amasó cierta fortuna y regresó a Cáceres con su tío en 1509. Se desposó en Cáceres con Francisca de Paredes y vivió en esta ciudad hasta mediados de siglo.

Mayoralgo y Lodo, 1991, pp. 745-746; Pelegrí Pedrosa, 2004, p. 56.

Alonso de Oviedo

Vecino de Torre de Don Jimeno (Jaén)

Hijo del comendador Alonso de Oviedo, lleva un trabajador contratado, Alonso de Martos.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 263. APS, Leg. 3220, fols. 175v-176r.

Diego Pacheco

Cecino de Saucedo

Viaja en compañía de Juan de Tórtola, para sacar oro.

APS, Leg. 3220, fol. 281r.

Ruy Páez de Sotomayor

Vecino de Jaén

Lleva a una persona contratada.

Gil, 2006, p. 285.

Cristóbal de Palacios

Vecino de Trigueros (Huelva)

De color loro (mulato), lleva mercancías por valor de 13.500 maravedís que pagará en la Española, en un plazo de 15 y 30 días. Lleva contratada a una persona. Sospecha Juan Gil que pudiera tratarse de un esclavo ahorrado. ¿Será el mismo que en 1514 recibió tres naborías en Puerto Real?

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Arranz, 1991, p. 547; Gil, 2006, p. 266.

Alonso de Pallares

Vecino de Zamora

Compró una bota de vino a Luis de Arriaga y a Pedro de Salcedo por un precio de 2.320 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595;Gil, 2006, p. 263.

Alonso de Paredes

Vecino de la Puebla de Montalbán (Toledo)

Borceguinero, viaja como trabajador, contratado por dos años por Fernando de Villada y Lope Álvarez. Le ofrecen pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 263.

Juan Patiño

Sevilla, collación de Santa María

Lleva a una persona contratada.

Gil, 2006, p. 278.

Pedro, de color negro

¿?

Contratado por Juan de Saravia por dos años para sacar oro. A cambio le ofrece pasaje, manutención y 6.000 maravedís de salario anual más el 10 % de lo que extrajese.

Giménez Fernández, 1984, II, pp. 586-587; Gil, 2006, p. 282.

Juan de Peñafiel

Sevilla, collación de Triana

Maestre de la carabela Santo Domingo.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Benzo de Ferrer, 2000, p. 303.

Cristóbal de Peñalar

¿?

Trabajador contratado por el clérigo Alonso Guiral, por cuatro años. Le ofrece pasaje, manutención, 2.500 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 266.

Pedro de Perea

Natural de Perea, en la Montaña

Contratado por Bernardino de Saucedo, para cavar y sacar oro, por dos años. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y 8.000 maravedís de salario anual.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 282.

Juan Pérez

Aranda de Duero

(Burgos)

Viaja en compañía de su paisano Diego Martín, y ambos llevan a una persona asalariada para sacar oro. Es posible que se trate de la misma persona que en 1514 obtuvo 34 indios de encomienda en La Buenaventura.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 711r-711v. Arranz, 1991, p. 543; Gil, 2006, p. 278.

Juan Pérez de Arteaga

Palencia

Soldado, hijo de Antón Pérez de Arteaga, natural de Vizcaya, y de Beatriz Pérez, natural de Palencia. Quizás fue uno de los soldados asalariados. Luego pasó a la conquista de México, donde jugó un papel destacado porque aprendió el náhuatl y ejerció de intérprete.

Thomas, 2001, p. 133; Thomas, 2003, p. 745.

Alvar Pérez de Meneses

Medina del Campo (Valladolid)

Contino de la casa real, había tomado parte en el segundo viaje de Colón como escudero. El 29 de septiembre de 1501 recibió el nombramiento de redero mayor de las Indias, con el cometido de que adquiriese en la isla los mejores halcones para el servicio real y los remitiese a la corte. Llevó a su riesgo en el navío la Rábida una bota de vino que le costó 2.320 maravedís.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Varela Marcos, 1998, p. 88; Gil, 2006, p. 264; Cedulario, II, pp. 69-70.

Fernán Pérez Mateos

Palos (Huelva)

Emparentado con los Pinzón de Palos, fue maestre de la carabela la Antigua. En 1504 se le abonó lo que se le debía del flete de su navío en la expedición ovandina. Según fray Ángel Ortega participó como piloto en la segunda expedición colombina. No parece que sea el Fernando Pérez de Palos, que viajó como marinero en la Tercera expedición colombina.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311 y III, p. 275; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Gil, 2007, p. 374.

Juan Pérez Valenciano

Natural de Valencia

Criado del sillero Rodrigo de Lepe, por dos años y 10.000 maravedís.

Gil, 2006, p. 278.

Mateo de Piedrahita

¿?

Sirviente de Gonzalo de Ocampo, lo contrata por tres años, para sacar oro, a cambio de 3.000 maravedís anuales y el 10% de los beneficios.

Giménez Fernández, 1984, I, p. 316 .

Cristóbal de Piedrola

Natural de Arjona (Jaén)

Lleva un trabajador contratado.

Gil, 2006, p. 266.

Francisco de Piedrola

Natural de Arjona (Jaén)

Alcaide, llevó dos personas contratadas.

Gil, 2006, p. 271.

Juan Pizarro

Trujillo (Cáceres)

Era tío carnal del futuro conquistador del Perú; tuvo una pequeña encomienda en San Juan de la Maguana. No consta su embarque, pero él mismo declaró que llegó en 1502 a la isla.

Lockhart, 1986, I, p. 152; Arranz, 1991, p. 549.

Francisco de Pomareda

Sevilla, collación de Santa María

Poco antes de la partida, exactamente el 22 de enero de 1502, redactó su testamento. Llevó mercancías a la Española. Según Enrique Otte era maestre de una de las naos.

APS Leg. 2161, fol. 49r. Fondo Otte, C. 64; Gil, 2006, p. 272.

Alonso Ponce

¿?

Cirujano, viajaba en la nao capitana junto al gobernador.

AGI, Contratación 3250; Rodríguez Demorizi, 1978, p. 105. Benzo de Ferrer, 2000, p. 287.

Doctor Diego Ponce

Sevilla, collación de San Salvador

Físico, viajaba en la nao capitana junto al gobernador. Lleva tres criados para sacarles oro, dos de ellos portugueses.

AGI, Contratación 3250; Rodríguez Demorizi, 1978, p. 105. Benzo de Ferrer, 2000, p. 287; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006: 268.

Juan Ponce de León

Santervás de Campos (Valladolid)

Fue paje de Fernando el Católico y tenía experiencia militar en la guerra de Granada. Se embarcó como soldado en el segundo viaje de Colón. Debió regresar a España, pues existe unanimidad entre sus biógrafos de que volvió de nuevo a la isla en la flota del Comendador Mayor de 1502. Estuvo con Juan de Esquivel en la pacificación del cacicazgo de Higüey. En 1508, con permiso del gobernador, realizó un primer reconocimiento de Puerto Rico. La destitución de Ovando paralizó su conquista. Pero en 1510, fue nombrado finalmente gobernador de Puerto Rico, comenzando su conquista. En 1511 fue destituido, pero al año siguiente se le otorgó licencia para buscar la isla de Biminí, donde creía se encontraba la fuente de la eterna juventud. No la encontró pero sí dio a conocer la existencia de la Florida. En 1514 fue nombrado capitán general de Puerto Rico, pero siempre tuvo la idea de regresar a la Florida y conquistarla. Así lo hizo, pero en 1521 fue herido mortalmente, siendo trasladado a Cuba, donde murió.

Benzo de Ferrer, 2000, pp. 317-318; Thomas, 2001, p. 406; González Ochoa, 2003, pp. 321-322; Mañueco Baranda, 2006, pp. 258-259; León Guerrero, 2007, p. 55.

Fernando Ponce de León

Vecino de Sevilla, collación de San Román

Mercader de origen hidalgo, emparentado según Giménez Fernández con los duques de Arcos. Lleva compañía con Gil Martín de Olmedo, y de los beneficios tres cuartas partes serán para él y el cuarto restante para su socio Gil Martín de Olmedo. Es posible que sea el mismo Hernán o Hernando Ponce de León, también hidalgo sevillano, que embarcó en la expedición de Pedrarias Dávila. Estuvo en Nicaragua con Hernando de Soto, pasando con éste a la conquista del Perú. En 1534 era vecino del Cuzco cuando entregó a Hernando Pizarro 2.000 pesos de oro supuestamente para el servicio del Emperador. El 20 de abril de 1534 se avecindó oficialmente en Jauja. Durante el sitio de Cuzco, entre abril y mayo de 1536, fue uno de los tres capitanes que participaron junto a Hernando Pizarro en su defensa. Fue testigo el 25 de octubre de 1537 de la carta de concordia entre Almagro y Pizarro. El 24 de noviembre de 1537 estuvo presente en el Tambo de Lunahuana en la que se intentó salvar un acuerdo diplomático sobre los límites de las gobernaciones de Nueva castilla y Nueva Toledo. Poco después regresó a su Sevilla natal, donde ostentó el cargo de regidor de su cabildo.

Fondo Otte, C. 26; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, 270.

Juan de Ponferrada

Vecino de Ponferrada (León)

Trabajador contratado por Francisco Fuentes, por tres años para sacar y lavar oro. A cambio le ofrece pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese

Fondo Otte, C.26; Gil, 2006, p. 278.

Fray Francisco de Portugal

Portugués

Uno de los franciscanos que viajo en la flota. No conocemos más detalles de su biografía.

Ortega, II, 313; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51. Benzo de Ferrer, 2000, p. 320.

Juan Prieto

Palos (Huelva)

Miembro de una ilustre familia de marinos palermos, viajó como maestre de la carabela Santiago.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311 y III, p. 317; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Rodrigo Prieto

Palos (Huelva)

Emparentado con el anterior, viajó como maestre de la nao Santa Clara. En 1504 se le abonó lo que se le debía del flete de su navío en la expedición ovandina.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311 y III, p. 317; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Benzo de Ferrer, 2000, p. 321.

Bernardino de Pumarejo

Natural de Pumarejo de Tena (Zamora)

Criado de Diego Martín y Juan Pérez, va a sacar oro, por tres años y 5.000 maravedís de salario pagados por tercios cumplidos de cada año.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 711r-711v. Gil, 2006, p. 265.

Luis de Quesada

Sevilla, collación de la Magdalena

Criado del doctor Juan de Vique, embajador en Roma. Contrató a su vez a una persona para que le sacase oro.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 281. APS, leg. 3220, fol. 226v.

Pedro de Quincoces

¿?

Viajó en la flota de Ovando, llevando en teoría una nao cargada y tres navíos pequeños, en compañía con su socio Antonio Serrano.

Fondo Otte, C. 64; Benzo de Ferrer, 2000, p. 386. Cedulario, II, pp. 101-102.

Hernando Quintero

Palos (Huelva)

Viajó como grumete en la nao Marigalante en la segunda expedición colombina. En 1502, fue como maestre de la carabela la Latina, también llamada la Quintera. Una persona de este nombre recibió en 1514 tres naborías en Santo Domingo. Pertenecía a la ilustre familia palerma de los Quintero. Varios hermanos o parientes aparecen navegando en esos años entre España y las Indias, como Alonso Quintero, maestre de la carabela Santa Catalina, y Diego Quintero, maestre de la carabela la Bolanda.

AGI, Contratación 3250; Arranz, 1991, p. 539; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; Szászdi, 2001, p. 118; Thomas, 2001, p. 407; Ladero Quesada, 2006, p. 292; León Guerrero, 2007, p. 55.

Diego Ramírez

Vecino de Toledo

Hortelano, fue uno de los labradores reclutados por Luis de Arriaga. Debía 2.315 maravedís de una bota de vino que compró a Luis de Arriaga y que embarcó en el navío La Rábida. Trabajó con Pedro y Bartolomé de Las Casas, teniendo 30 indios de repartimiento en Higüey en 1514. Después de la conquista de Nueva España pasó allí, siendo corregidor de Tlaxcala. No tiene nada que ver con otro homónimo del mismo nombre, carpintero, que llegó a la isla en 1504.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Arranz, 1991, p. 540; Gil, 2006: 268. Thomas, 2001, p. 248.

Francisco Ramírez

Córdoba

Viajó en la armada en compañía de Juana de Godoy, con quien tuvo varios hijos. Se avecindó en Azua, donde fue regidor y encomendero. En 1514 recibió 52 indios de encomienda en esta villa. En 1520 marchó a Nueva España en la armada de Francisco de Garay.

Arranz, 1991, p. 542; Thomas, 2001, p. 180; Thomas, 2003, p. 745.

Pedro Ramiro

Vecino de Torre de Don Jimeno (Jaén)

Trabajador contratado por su paisano Diego de Nicuesa, para que le sacase oro, por dos años. A cambio le ofrece pasaje, manutención y una soldada de 8.000 maravedís anuales.

APS, Leg. 3220, fol. 226r.

Diego Ramos

¿Cáceres?

Viajó en el séquito del gobernador, como albañil a cuyo cargo estaban las obras del rey. En 1511 pasó con Ponce de León a Puerto Rico y allí permaneció el resto de su vida.

Rodríguez Demorizi, 1978, p. 54. Benzo de Ferrer, 2000, p. 329.

Juan Ramos

Cáceres

Soldado, en el repartimiento de 1514 obtuvo ocho indios de repartimiento en Lares de Guahava. Pasó luego a la conquista de Puerto Rico.

Arranz, 1991, p. 548; Hurtado, 1992, p. 39.

Juan Rangel

¿?

Artillero, viajaba con un salario anual de 21.600 maravedís. En el repartimiento de 1514 obtuvo 38 indios de encomienda en el término de Santo Domingo.

AGI, Contratación 3250; Utrera, 1950, p. 76; Arranz, 1991, p. 537; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Pedro de Rebollar

Lugar de Azenillo, en el valle de Carriedo, marquesado de Santillana (Cantabria)

Contratado por Juan Villa y Juan de Salamanca por dos años. Le ofrecen pasaje, manutención, 3.000 maravedís de salario anual y el 10 % de todo el oro que sacase.

Gil, 2006, p. 283.

Bartolomé de Riaño

Vecino de Sevilla, collación de San Bartolomé

Toquero, Pedro Fernández, también toquero, le paga el viaje y las herramientas a cambio de que repartan las ganancias al 50%.

Gil, 2006, p. 265.

Cristóbal de los Ríos

Lepe (Huelva)

Otro de los supuestos labradores reclutados por Luis de Arriaga. Le compró una bota de vino por valor de 2.310 maravedís. En 1514 obtuvo un repartimiento de 37 indios en la Verapaz.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Arranz, 1991, p. 551; Gil, 2006, p. 266.

Fernando de Robles

Sevilla, Collación de San Marcos

Lleva a una persona contratada para cavar y lavar oro.

APS, Leg. 3220, fol. 259v; Gil, 2006, 270.

Francisco de Robles

Madrigal (Ávila)

Criado de Carlos de Hontiveros para sacarle oro, por tres años. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y 10.000 maravedís de salario, pagado por tercios cumplidos de cada año. Después, fue mayordomo de Ovando, quedando en 1509 a cargo de la estancia de puercos que éste tenía en Higüey.

Fondo Otte, C. 28 y 64; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 760r-760v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587.

Álvaro Rodríguez

Portugués

Por real cédula, dada en Sevilla el 17 de enero de 1502 se autorizó el viaje a un grupo de pobladores portugueses, entre los que se encontraba Álvaro Rodríguez.

AGI, Indiferente General 418, L. 1, fol. 77r.; Colección Documental del Descubrimiento, III, 1994, p. 1411; Cedulario, II, pp. 118-119.

Bartolomé Rodríguez

Natural de Arjona (Jaén)

Trabajador, criado de Francisco de Piedrola, por tres años y 4.000 maravedís anuales y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 265.

Bartolomé Rodríguez

Vecino de Sevilla

Trabajador, criado de Juan de Mojados, por tres años. A cambio le ofrece pasaje, manutención y 6.000 maravedís de salario anual.

Gil, 2006, p. 265.

Felipe Rodríguez

¿?

Albañil, lleva un trabajador contratado..

Gil, 2006, 269.

Gonzalo Rodríguez

Sevilla, collación de San Vicente

Maestre de la nao Santa Catalina; prestó 3.200 maravedís a Diego Ruiz de la Muela.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Gil, 2006, p. 274.

Juan Rodríguez

Sevilla

Va como maestro albañil por dos años. En 1514 recibió dos indios naborías en Santo Domingo. Hay una persona de su mismo nombre que en 1518 decía ser vecino de Concepción de la Vega y tenía compañía mercantil con el sevillano Luis de Aranda. No parece que se trate de la misma persona.

Fondo Otte, C. 27; C. 31, N. 5; Arranz, 1991, p. 538.

Juan Rodríguez

Vecino de Cambil, Jaén

Criado de Ruy Páez de Sotomayor, por todo el tiempo que estuviere en las Indias y 5.000 maravedís de salario anual.

Gil, 2006, p. 278.

Juan Rodríguez

Portugal

Por real cédula, dada en Sevilla el 17 de enero de 1502, se autorizó el viaje a un grupo de pobladores portugueses, entre los que se encontraba Juan Álvaro Rodríguez.

AGI, Indiferente 418, L.1, fol. 77r; Colección Documental del Descubrimiento, III, 1994, p. 1411; Cedulario, II, 2013, pp. 118-119.

Teresa Rodríguez de Jerez

Sevilla

Esposa de Antonio Miguel, fue una de las familias reclutadas por Arriaga. Viajaba en compañía de su marido Antonio Miguel en la carabela La Rábida por lo que se ahogó en la travesía.

Ortega, II, 311; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594.

Gonzalo Rodríguez de Ocaña

Barcarrota (Badajoz)

Nacido en Barcarrota probablemente en 1489, embarcó como soldado asalariado en la armada, cuando apenas tenía 13 años de edad. Después de participar en la pacificación de la Española pasó a la isla de Cuba entre los hombres de Diego Velázquez. Ya en Cuba tuvo una participación muy destacada por lo que fue nombrado alguacil de campo, cargo que ostentaba en 1518. Pero no satisfecho con los logros económicos y sociales que había obtenido se enroló en la expedición de conquista de Hernán Cortés, con el cargo de jefe de su caballeriza. En recompensa por los servicios prestados obtuvo en 1527 el codiciado cargo de regidor de la mismísima ciudad de México. Pero nuevamente quiso probar suerte en la conquista y, en calidad de capitán de caballería, fue a la conquista de la región de Honduras. Después de esta campaña regresó a su residencia en México donde en compañía de su esposa, Margarita Pérez, disfruto de la encomienda del pueblo de Xochimilco que le proporcionó una importante renta hasta su muerte, ocurrida en 1546.

Thomas, 2001, pp. 251-252; Mira Caballos, 2003, p. 77.

Diego Rodríguez de la Lanza

Triana, Sevilla

Maestre de la carabela Sancti Spiritus.

AGI, Contratación 3250.

Alonso Rodríguez de Valdés

Sevilla, collación de la Magdalena

Escribano, carga mercaderías junto a Diego de Escobar, que habían comprado a Alonso de Perona, por valor de 4.000 maravedís. Lo pagarán al regreso del tornaviaje.

Gil, 2006, p. 263. APS, Leg. 3220, fol. 264r.

Francisco de Rojas

Sevilla, Collación de San Lorenzo

Tejedor, lleva dos personas contratadas.

Gil, 2006, p. 272.

Juan de Rojas

Sevilla, collación de San Lorenzo

Tejedor, criado del también tejedor Francisco de Rojas, por dos años y 8.000 maravedís de salario. En el momento del embarque tenía 32 años más o menos. Lleva mercancías por valor de 5.180 maravedís. Es probable que se trate del mismo Juan de Rojas que participó en la segunda expedición de Colón. En 1514 recibió 32 indios de encomienda en el término de Santo Domingo. Y el 15 de septiembre de ese mismo año declaró en una de las probanzas de los pleitos colombinos, desarrollada en la capital primada.

Pleitos Colombinos, 1984, III, pp. 175-176; Arranz, 1991, p. 535; Gil, 2006, p. 279.

Pedro Romero

Vecino de Torre de Don Jimeno (Jaén)

Trabajador, contratado por Diego de Nicuesa por dos años y 8.000 maravedís. No sabemos si se trata de la persona de este nombre que en 1514 era regidor de La Sabana con una encomienda de 62 indios. En 1517 declaro un Pedro Romero en el Interrogatorio de los Jerónimos y dijo que llevaba 18 años en la isla. Probablemente había dos personas con el mismo nombre en la isla.

Rodríguez Demorizi, 1971, p. 333; Arranz, 1991, p. 553; Gil, 2006, p. 283.

Juan Ruiz

Sevilla, collación de Santa Catalina

Trabajador, casado con Elvira Martín, criado de Francisco de Fuentes, por dos años y 9.000 maravedís de salario. No parece el mismo Juan Ruiz, ballestero, vecino de Sevilla, que viajó en la tercera expedición colombina. Tampoco parece el herrador de este nombre que, en 1514, estaba afincado en San Juan de la Maguana y recibió un indio naboría.

Fondo Otte, C. 26; Arranz, 1991, p. 549; Gil, 2006, p. 279; Gil, 2007, p. 369.

Diego Ruiz de la Muela

Cuenca

Dejó a deber 5.010 maravedís de algunas mercancías, vituallas y vino que compró a Luis de Arriaga y a Pedro de Saucedo.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Benzo de Ferrer, 2000, p. 354. Gil, 2006: 269.

Antonio de Salamanca

¿Salamanca?

Orillero, criado de Carlos de Hontiveros, por tres años, va a sacar oro. A cambio recibe manutención y 10.000 maravedís anuales pagados por tercios.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 671r-671v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 264.

Juan de Salamanca

Salamanca

Junto a Juan de Villa, contrata a Pedro del Rebollar. Desconocemos si se trata del mimo que aparece en el segundo y en el tercer viaje de Colón como ballestero. En 1513 hay un comerciante sevillano con este nombre que envía 20 toneladas de mercancías a la isla, consignadas a Diego López; no parece la misma persona. El 23 de marzo de 1538, Francisco Dávila otorgó un poder a Juan de Medina, estante en Puerto Rico, y a Juan de Salamanca, estante en Santo Domingo, para cobrar lo que le debía Antón de Triana de las mercancías que le mandó. Es posible, aunque no seguro, que este Juan de Salamanca sea la misma persona arribada en 1502.

Fondo Otte, C. 30 y 35; Varela Marcos, 1998, p. 31; Gil, 2006, p. 279; Gil, 2007, p. 371.

Francisco de Salas

Sevilla, Ómnium Sanctorum

Albañil, lleva cuatro personas contratadas.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 272.

García de Salas

Sevilla

Alarife, maestro albañil y medidor de solares. Fue contratado por el gobernador por dos años, pero se quedó en la isla. En 1514 recibió 32 indios de encomienda en Santo Domingo.

Rodríguez Demorizi, 1978, p. 54; Arranz, 1991, p. 536; Benzo de Ferrer, 2000, p. 360; Fondo Otte, C. 27.

Juan de Salazar

Villalón (Valladolid)

Viaja como criado de Juan Carrillo, para sacarle oro por tres años. A cambio, le ofrece pasaje, manutención, 5.000 maravedís anuales de salario y el 10% del oro que sacase. El 19 de abril de 1509, siendo residente en Santo Domingo, recibió un poder de Nicolás Martínez de Durango para que cobrase cierta deuda que le debía Diego Vicent, maestre de la nao san Telmo.

APS. leg. 2161, fols. 93v-94r.; Fondo Otte, C. 29 y 64; Gil, 2006, p. 279.

Gómez de Salcedo

Vecino de Villafrechós (Valladolid)

Mercader, lleva mercancías compradas a Fernando de León. Era un baquiano pues estuvo en el segundo viaje de Colón como ballestero. El 28 de mayo de 1501, se le abonaron 14.050 maravedís que se le debían por sus servicios pasados en las Indias.

Gil, 2006, p. 273.Rumeu, 1969, p. 367.Varela, 1998, pp. 32 y 77.

Pedro de Salcedo

¿?

Participó como paje del Almirante en el primero, segundo y tercer viaje. El 3 de agosto de 1499, el Almirante en recompensa por los servicios prestados, le otorgó en exclusividad el privilegio de la venta de jabón en la isla. Y el 25 de agosto de 1501, la Corona le autorizó a traer 20 quintales de palo brasil. Volvió a España y se reembarcó en la armada ovandina, vendiendo vino a numerosos pasajeros. En 1502, tenía 24 o 25 años. En 1514 era maestresala del Almirante y tenía 41 indios de encomienda en Santo Domingo. En 1526 seguía en la isla y figuró como fiador de María de Toledo en la tutela de sus hijos.

AGI, Patronato 295, N. 40; Gould, 1984, pp. 350-363; Pleitos Colombinos, 1984, III, pp. 33 y ss.; Arranz, 1991, p. 536; Szászdi, 1998, p. 143; Gil, 2006, p. 284; Varela, 2006, p. 81; Gil, 2007, p. 377.

Juan de Saldaña

Vecino de Saldaña (Palencia)

Criado de Francisco de Zorita, por tres años, para cavar y sacar oro. A cambio le ofrece pasaje, manutención, 7.000 maravedís y el 10% del oro que extrajese, sacada la parte del rey.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 279.

Martín de Salinas

Natural de Salinas de Añana (Álava), estante en Sevilla

Contratado por Juan de Saravia y Fernando de Lugo por dos años, 6.000 maravedís y el 10% del oro.

Giménez Fernández, 1984, II, pp. 586-587; Gil, 2006, p. 282. APS, leg. 3220, fols. 218v-219r.

Francisco Sánchez

Sevilla

Frutero, acude como criado de Rodrigo de Lepe, mientras estuviera en las Indias, con un sueldo anual de 5.000 maravedís.

Gil, 2006, 270.

Juan de Salazar

Natural de Villalón (Valladolid)

Trabajador contratado por Juan Carrillo.

APS, leg. 2161, fol. 94r.

García Sánchez

Vecino de las Garrovillas (Cáceres)

Hijo de Juan Ribero, hace compañía con Francisco Mogollón. En 1509 quedó encargado de las dos estancias llamadas de Laybibo, que el Comendador Mayor tenía en la villa de Concepción.

Fondo Otte, C. 28 y 64; Gil, 2006, p. 273.

Lucas Sánchez

¿?

Legó de la orden de San Francisco. Desconocemos todos los detalles de su biografía.

Ortega, 1925, II, pp. 312-313; Errasti, 1998, p. 85; Benzo de Ferrer, 2000, p. 372.

Pedro Sánchez

Natural de la villa de Ayllón (Segovia)

Criado de Atanasio Pedro Díaz de la Costana por tres años. A cambio recibe pasaje, manutención, 7.500 maravedís de salario anual y un 10 % del oro que extrajese, sacado el quinto real y los gastos de fundición.

APS Of. 15, leg. 9101, fols. 750r-750v. Gil, 2006, p. 264.

Alonso Sánchez de Carvajal

Baeza (Jaén)

Era regidor del concejo de Baeza, pariente del comendador Martín Cerón, caballero de la orden de Santiago, y contino de la casa real. Había tomado parte en la segunda travesía colombina, reembarcándose de nuevo en 1502, como factor de Cristóbal Colón. Tenía en ese momento 45 años y llevaba consigo a tres criados. Debió regresar en algún momento de 1503, pues en noviembre de ese año está documentado en Castilla. El 27 de octubre de 1515 declaró como testigo en Madrid, en una probanza de los pleitos colombinos.

Las Casas, 1951, II, 218; AGI, Contratación 3250; CODOIN, Serie 1ª, T. 39, pp. 5-6. Pleitos Colombinos 1984, III, pp. 443-446; Szászdi, 1998, pp. 145 y 160-161 Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Benzo de Ferrer, 2000, p. 365. Cedulario, II, p. 68 y 202-203.

Francisco Sánchez de Marchena

Sevilla, collación de Triana

Trabajador, criado de Juan Mojados, por dos años y medio. A cambio le ofrece pasaje, manutención y 8.000 maravedís de salario anual.

Gil, 2006, p. 272.

Diego Sánchez de Sopuerta

San Martín de Valdeiglesias (Madrid)

Al parecer vivió en Moguer y fue piloto. En su información afirmó que llegó a las Indias en la flota de 1502. Luego pasó a Cuba con Diego Velázquez y después a Nueva España con Pánfilo de Narváez.

Thomas, 2001, p. 256; Thomas, 2003, p. 745.

Bartolomé Sánchez Tirado

Sevilla, collación de Ómnium Sanctórum

Criado de Fernando de las Maíllas, por un año. A cambio, le ofrece manutención, pasaje franco y 6.000 maravedis anuales de salario.

Gil, 2006, p. 265.

Pedro Sánchez de Villar

Baeza (Jaén)

Se embarca en la armada, como criado del contino Alonso Sánchez de Carvajal. Deja en Sevilla una deuda de 3.620 maravedís por dos botas de vino que adquirió. En noviembre de 1503 trataba de regresar a la Península.

AGI, IG 418, L. 1, fol. 119r; Fondo Otte, C. 64; Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 284; Cedulario, 2013, II, pp. 202-203.

Francisco de Sandoval

Vecino de Castrojeriz (Burgos)

Platero, sirve al mercader Fernando de León, por tres años. A cambio le ofrece pasaje, manutención y 7.000 maravedís de salario anual.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 271.

Pedro de Sanlúcar

Vecino de Sanlúcar la Mayor (Sevilla)

Debe cinco ducados a Francisco de Pomareda por su pasaje y manutención. Se compromete a pagárselos en el plazo de veinte días, después de llegado a Santo Domingo.

Fondo Otte, C. 64; Gil, 2006, p. 284.

Antonio de Santa Clara

Salamanca

Hermano de Bernardino y de Cristóbal, tenían orígenes conversos. En compañía de sus hermanos, pasó con ellos en la flota de 1502. En 1511 pasó a la isla de Cuba donde ostentó el cargo de fundidor hasta 1530.

Thomas, 2001, pp. 416-417.

Bernardino de Santa Clara

Salamanca

Viajó a la Española en compañía de sus hermanos, pasando a Cuba en 1511, desempeñando en la villa de Baracoa el cargo de contador. Mantuvo diversos negocios por lo que consiguió hacer cierta fortuna siendo, según Hugh Thomas, uno de los que prestaron dinero a Hernán Cortés, antes de su expedición a Nueva España. Pasó a México como tesorero de Pánfilo de Narváez, pasándose en Veracruz al bando cortesiano. Vivió en México hasta su muerte, dictando testamento el 8 de diciembre de 1537. Tuvo tres hijas legítimas con Teresa de Cervantes, y un hijo y una hija más ilegítimos.

Fondo Otte, C. 31, n. 2; Benzo de Ferrer, 2000, p. 378; Thomas, 2001, p. 257-258.

Cristóbal de Santa Clara

Salamanca

Hermano del anterior, fue tesorero de La Española tras la muerte de Rodrigo de Villacorta, concretamente entre agosto de 1502 y mayo de 1508. Fue acusado por desfalco, pasando a la historia como corrupto. Sin embargo, todo parece indicar que limpió su nombre. El 12 de marzo de 1518, Gaspar Centurión y Juan Francisco de Grimaldo otorgaron un poder a Juan de Herver para que cobrase 278 ducados de oro que le debían los hermanos Santa Clara. Entre 1527 y 1533 fue alcalde ordinario de Santo Domingo. Un socio de los hermanos Santa Clara, Gonzalo de Salamanca, se mantuvo en la Península, invirtiendo lo que aquéllos le mandaban. Le sustituyó en el Cargo Cristóbal Martín de Gamboa.

Fondo Otte, C. 31; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 142. Benzo de Ferrer, 2000, pp. 378-379; Thomas, 2001, p. 417.

Diego de Santiago

Natural de Ampudia (Palencia)

Herrero, viaja como criado de Lope de Leyva, por dos años. Le debe servir como herrero, y en sacar oro y en otras cosas que le mandase. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y un salario de 12.000 maravedís anuales, pagados por tercios del año.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 585; Gil, 2006, 269.

Sancho de Santiesteban

Vecino de Arévalo (Ávila)

Compró una bota de vino a Luis de Arriaga por valor de 2.310 maravedís

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 285.

Juan de Saravia

Vecino de Sevilla, collación de San Nicolás y luego de San Isidro

Hidalgo, hijo del alguacil sevillano Fernando de Saravia. Viaja con cinco personas contratadas para que caven y saquen oro para él.

Fondo Otte, C. 28; APS, leg. 9101, fols. 692v-693r. Leg. 3220, fols. 218v-219r.; Giménez Fernández, 1984, II, pp. 586-587; Gil, 2006, p. 279.

Bernardino de Saucedo

Vecino de Guadalajara

Lleva consigo a un criado, para que le saque oro.

Fondo Otte, C. 28; Gil, 2006, p. 265.

Bachiller Antonio Serrano

¿?

Era Comendador de la Orden de Santiago. Viajó en la flota de Ovando, llevando en teoría una nao cargada y tres navíos pequeños, en compañía con su socio Pedro de Quincoces. En 1508 regresó a España como procurador, junto a Diego de Nicuesa. El 16 de mayo de 1509 contrajo un préstamo en Sevilla de 100 ducados con el burgalés Francisco de Villegas que debía pagar en la Española, a donde arribó el 10 de julio de 1509. En 1514 era regidor del cabildo de Santo Domingo y tenía una encomienda de de 87 indios. En 1520 intentó poblar infructuosamente la isla de Guadalupe.

Fondo Otte, C. 29 y 64; Arranz, 1991, p. 535; Benzo de Ferrer, 2000, p. 386; Thomas, 2001, p. 418; Cedulario, II, pp. 101-102.

Licenciado Cristóbal Serrano

¿?

Hermano de Antonio Serrano, fue regidor y procurador de Santo Domingo. En 1517 declaró en el interrogatorio de los Jerónimos y declaró haber permanecido en la isla desde su llegada en 1502.

Rodríguez Demorizi, 1971, p. 296 y 1978, p. 199. Benzo de Ferrer, 2000, p. 387.

Pedro Serrano

Torre de Don Jimeno (Jaén)

Criado de Diego de Nicuesa para sacarle oro.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586.

Fray Bartolomé de Sevilla

¿?

Fue uno de los franciscanos que llegó a la isla en la flota ovandina.

Ortega, II, l 33; Fondo Otte, C. 64; Benzo de Ferrer, 2000, p. 387.

Juan Siciliano

Natural del Ducado de Nerbin, Sicilia

Uno de los italianos que viajaron en la flota de 1502. Hijo de Micer Francisco Garbín y Madona. Luego pasó a Cuba y de ahí a México con Hernán Cortés. En 1553 aún vivía en México.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 389 Thomas, 2001, p. 58.

Miguel de Sigüenza

Vecino de Sigüenza (Guadalajara)

Contratado por Fernando de Robles, por dos años, 3.600 maravedís anuales y la octava parte del oro.

Gil, 2006, p. 282.

Francisco de Soreta

Vecino de Alcalá de Henares (Madrid)

Contrata a Pedro Díaz de las Cuevas para sacarle oro.

APS, Leg. 3220, fol. 259v; Gil, 2006, p. 272.

Gonzalo Suárez

Sevilla, collación de San Julián

De mancomún con Juan de Molina compró dos botas de vino a Luis de Arriaga por valor de 4.155 maravedís.

Fondo Otte, C. 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 274.

Juan Suárez de Peralta El Viejo

Ávila

Conquistador, futuro cuñado de Hernán Cortes. Marchó a Cuba con Diego Velázquez y de ahí a Nueva España con Hernán Cortés. Fue encomendero en Tlanocopan y cuentan las crónicas que en una discusión asesinó a su mujer y él, arrepentido, se recluyó en un convento.

Thomas, 2003, p. 745; Mira Caballos, 2005, p. 188.

Lorenzo Suárez

Évora (Portugal)

Participó en la pacificación de Higüey y Xaragua. Pasó a Cuba con Diego Velázquez y de ahí a Nueva España con Hernán Cortés.

Thomas, 2001, p. 149; Thomas, 2003, p. 745. González Ochoa, 2003, p. 380.

Juan de Tahuste

Vecino de Baeza (Jaén)

Compró 1.360 en mercaderías de Juan de Mojados, hijo de Pedro de Medina, notario de la Santa Inquisición, cuyo importe se comprometió a pagar una vez en la Española, en quince días. Lo embarca en el navío Espíritu Santo.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 718r. Gil, 2006, p. 279.

Cebrián de Talavera

Natural de Talavera de la Reina (Toledo)

Criado de Juan Martínez de Alanís por dos años. Lleva soldada de 5.000 maravedís al año, más el diezmo del oro que extrajera.

APS Of. 15, leg. 9101, fols. 710r-710v. Gil, 2006, p. 265.

Alonso Tamariz

Natural de Tamariz (Valladolid)

Trabajador contratado por el albañil Francisco de Salas, por dos años. A cambio le ofrece pasaje, manutención, 7.500 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, p. 263.

Juan de Tamayo

Piedrahita (Ávila)

Trabajador contratado por Francisco de Piedrola, por tres años. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y un salario anual de 6.000 maravedís.

Gil, 2006, p. 279.

Cristóbal de Tapia

Sevilla, collación de Ómnium Sanctórum

Hijo de Juan Martínez y de María Fernández, fue paje del Obispo Fonseca. En 1502 marchó a Santo Domingo, siendo veedor de las fundiciones y regidor de Santo Domingo, además de alcaide de su fortaleza. Su hermano Francisco de Tapia, llegó algo más tarde, según Thomas en torno a 1508. En 1514 recibió un repartimiento de 219 indios en Santo Domingo.

Fernández de Oviedo, 1992, I, 85; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 132 y 1978, p. 197. Arranz, 1991, p. 535; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 398-399. Thomas, 2001, pp. 422-423.

Antón de Tarifa

Natural de Cartagena (Murcia)

Criado de Diego de Nicuesa, a su vez criado de don Enrique Enríquez. Sacara oro por dos años y 6.000 maravedís de salario anual.

APS, Leg. 3.220, fol. 183v-184r; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, 264.

Alonso Tejeiro

Gallego

Era baquiano, pues declaró ser vecino de la Española. Es posible que se trate del mismo paje de Cristóbal Colón que lo acompañó en su dos primeras travesías descubridoras. En 1502 se enroló como uno de los labradores reclutados por Arriaga, cuando tenía 23 años de edad. Declaró deber 1.810 maravedís a Luis de Arriaga ya Pedro de Saucedo de una bota de vino que compró. El 16 de junio de 1512 declaró en una de las probanzas colombinas, siendo vecino de la villa de Santiago, en la Española.

Fondo Otte, C. 28; Pleitos Colombinos, 1984, III, pp. 49 y ss.; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 263.

Francisco de Toledo

Vecino de Ribera

Debía 1.810 maravedís de una bota de vino que adquirió.

Gil, 2006, p. 272.

Francisco de Toledo

Natural de Madrigal (Ávila)

Trabajador contratado por Carlos de Hontiveros, por tres años para sacar oro. Le ofrece pasaje, manutención y 10.000 maravedís de sueldo anual.

Gil, 2006, p. 272.

Francisco de Tordesillas

Vecino de Tordesillas (Valladolid)

Hijo de Juan Alonso de Tordesillas, trabajador, entra al servicio de Carlos de Hontiveros, por tres años y 8.000 maravedís de sueldo anual pagado por tercios cumplidos de cada año. En 1514 era minero estaba avecindado en la villa de Santiago, recibiendo un indio naboría.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 676v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Arranz, 1991, p. 533; Gil, 2006, 270. Gil, 2006, p. 272.

Francisco de Tordesillas

Ribera ¿del Fresno?

Reclutado por Luis de Arriaga como uno de sus labradores. Compra a éste una bota de vino por valor de 1.810 maravedís.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595.

Alonso de Toro

Natural de Toro (Zamora)

Criado de Fernando del Alcázar, por uno año y el 25% No sabemos si se trata del mismo que participó en el segundo viaje de Colón.

Gil, 2006, p. 263.

Juan de Toro1

Natural y vecino de Toro (Zamora)

Criado de Juan de Mosquera, por dos años, a cambio de manutención y 6.000 maravedís de salario.

APS. leg. 2161, fol. 75r; Fondo Otte, C. 64; Rodríguez Demorizi, 1971, p. 61; Benzo de Ferrer, 2000, p. 406. Gil, 2006, p. 279.

Antonio de Torres

Castellano

Contino de la casa Real, era un castellano de origen noble, emparentado con la familia Velázquez. Había estado en La Española en el segundo viaje de Colón, como piloto de uno de los navíos. En octubre de 1494 volvió a la Española con provisiones, para regresar de nuevo a España en febrero de 1495. Cuando fue nombrado capitán general de la flota de Ovando, en 1501, era un marino experimentado en la ruta atlántica. Desgraciadamente, pereció ahogado en el tornaviaje.

Las Casas, 1985, II, p. 214; Herrera, 1991, I, 419; Benzo de Ferrer, 2000, p. 408; León Guerrero, 2007, p. 39.

Fernando de Torres

Natural Hinojosa del Duque (Córdoba)

Criado del platero Alvar Díaz, por dos años, a cavar y sacar oro a cambio de manutención y 9.000 maravedís de salario anual.

APS, Leg. 3.220, fols. 195r-195v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Gil, 2006, 270.

Pedro de Torres

Villa de Buitrago de Lozoya (Madrid)

Trabajador contratado por Carlos de Hontiveros, por dos años. A cambio, recibe pasaje, manutención y 7.000 maravedís de salario anual.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 671v; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 284.

Juan de Tórtola

Vecino del lugar de Tórtola de Henares (Guadalajara)

Tiene una compañía con Diego Pacheco y Francisco de Cazalla, quienes le financian el flete, la manutención y los bastimentos y, a cambio, él le entregará la mitad de lo que obtenga.

Gil, 2006, p. 279. APS, 3220, fol. 281r.

Francisco Tostado de la Peña

¿?

Poblador y escribano. El 14 de marzo de 1506 figura como escribano de Santo Domingo en una escritura de poder otorgada por Alonso Pérez Roldán. Se desposó con Catalina Velázquez de Ladrada y tuvo numerosa descendencia. Al parecer, fue uno de los primeros pobladores en construir casa de piedra en la ciudad de Santo Domingo. Permaneció en la isla hasta su muerte ocurrida, al parecer, en 1528.

Fondo Otte, C. 28; E. Rodríguez Demorizi, 1971, p. 74. Benzo de Ferrer, 2000, pp. 413-414.

Fray Bartolomé de Turuégano

¿?

Uno de los franciscanos que viajaron en la flota de Ovando. Desconocemos todos los detalles de su biografía.

Ortega, II, p. 313; Benzo de Ferrer, 2000, p. 417; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51.

Diego de Ulloa

Zamora

Lleva un trabajador contratado.

Gil, 2006, 269.

Juan de Umbría

¿Palos?

Piloto de la nao Vizcaína. Tenía una larga trayectoria como piloto en la época de la factoría colombina. Participó como tal en el segundo y en el tercer viaje colombino.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181; Ladero, 2006, p. 297; León Guerrero, 2007, p. 58; Ladero, 2008, p. 93.

Sebastián de Urbieta

San Sebastián (Guipúzcoa)

Maestre de la nao Santa María.

AGI, Contratación 3250; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Cristóbal de Usagre

Natural de Usagre (Badajoz)

Trabajador contratado por Criado de Cristóbal de Piedrola, por tres años. A cambio, recibe pasaje, manutención y un salario anual de 4.000 maravedís.

Sánchez Rubio, 1993, p. 734; Gil, 2006, p. 266.

Pedro de Utrera

¿?

Contratado por Gonzalo de Ocampo, por tres años. Le ofrece pasaje, manutención, 3.000 maravedís de sueldo anual y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 284.

Francisco de Valdelalosa

Natural de la villa de Badolatosa (Sevilla)

Criado de Lope de Leyva, vecino de Córdoba por dos años. A cambio, le ofrece pasaje, manutención y un sueldo de 8.000 maravedís, pagados por tercios cumplidos de cada año.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 762v-763r. Giménez Fernández, 1984, II, p. 585; Gil, 2006, p. 272.

Juan de Vadillo

Vadillo de la Guareña (Zamora)

Criado de Gómez de Alfaro para sacarle oro, por tres años. A cambio le paga el pasaje, la manutención y 6.000 maravedís de salario anual, más el 10% del oro que extrajese.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 279.

Francisco Valdés

Sevilla, collación de la Magdalena

Escudero, debe 1.450 maravedís que pagará en seis meses en la isla.

Gil, 2006, p. 272.

Sebastián de Valencia

Vecino de Valencia

Lleva a una persona contratada. En 1514 era minero y figuraba como vecino de la villa de la Buenaventura cuando recibió un indio naboría.

Arranz, 1991, p. 544; Gil, 2006, p. 285.

Jerónimo de Valenzuela

Vecino de Córdoba

Uno de los labradores reclutados por Luis de Arriaga. Le compró a éste y a Pedro de Saucedo dos botas de vino por un valor total de 4.125 maravedís. Posteriormente pasó a Tierra Firme como capitán de Gaspar de Espinosa.

Fondo Otte, Caja 28; Giménez Fernández, 1984, II, p. 594; Gil, 2006, p. 274.

Bartolomé de Valverde

Vecino del lugar de Valverde del Fresno (Cáceres)

Hijo de Rodrigo Albarrán, entra a soldada con Sebastián de Guevara, por cuatro años, a cavar y sacar oro. A cambio le ofrece pasaje, manutención, 4.000 maravedís de salario anual y el diezmo del oro que extrajese, sacada la parte del rey.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols. 617v-618r; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Gil, 2006, p. 265.

Francisco de Valverde

Trujillo (Cáceres)

Iba a las Indias como criado de Juan de Benavides, a sacar, buscar y afinar oro por dos años, a cambio de 10.000 maravedís anuales de soldada y manutención. En 1514 era vecino de la Concepción cuando recibió seis indios naborías.

Fondo Otte, C. 26; Giménez Fernández, 1984, II, p. 586; Arranz, 1991, p. 530.

Juan de Valladolid

Vecino de Bamba (¿?)

Criado del bonetero Francisco Jiménez por tres años y 6.666 maravedís anuales. No se trata del espadero del mismo nombre que participó en la segunda expedición colombina.

Gil, 2006, p. 279; León Guerrero, 2007, p. 58.

Pedro de Vallés

Palos (Huelva)

Maestre de una de las carabelas de la flota. Otros miembros de esta familia de Palos, como Cristóbal Vallés, fueron maestres de otras naos que navegaron con la Española, Cuba y Tierra Firme en las primeras décadas de la colonización.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 310 y III, p. 293; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Gabriel Varela

¿?

Comendador, contino de los reyes. Participó en la segunda expedición colombina, regresando a España en 1496. En ese mismo año, concretamente el 18 de julio, apadrinó en la iglesia del monasterio de Guadalupe al indio Cristóbal. En 1501, recibió 3.000 maravedís por llevar las milicias concejiles de Jerez de la Frontera al frente de las Alpujarras, donde se habían rebelado los mudéjares. Recibe pasaje franco, él y tres personas que le acompañan.

AGI, Indiferente General 418, L. 1, fol. 69v. Cedulario, II, pp. 88-89; Bello León, 2010, p. 52; Gil, 2013, p. 302.

Alonso de Vargas

Vecino de Sevilla, collación de San Martín

Redactó su testamento antes de partir.

APS, leg. 2161, fols. 92r-92v. Gil, 2006, p. 285

Antón Vázquez

Vecino de Sevilla, collación de San Marcos

Criado del albañil Francisco de Salas, por dos años y 9.000 maravedís.

Gil, 2006, p. 264.

Jorge Ve¿?

¿?

Trabajador contratado por Gonzalo de Ocampo, por tres años. Le ofrece pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro que extrajese.

Gil, 2006, p. 274.

Andrés Velázquez y Cuéllar

¿Cuéllar? (Segovia)

Según Antonio del Monte era contino de su Majestad. Viajaba asalariado como capitán de la armada ovandina. Llevaba un salario de 50.000 maravedís por llevar y traer de vuelta la armada. También se le dio un privilegio para que en el tornaviaje pudiese cargar libres de flete 50 quintales de brasil propio.

AGI, IG 418, L. 1, fol. 53r; CODOIN, Serie 1ª, T. 31, pp. 39-40; Santo Domingo en los manuscritos…, 1981, p. 39. Monte y Tejada, 1956, p. 400.

Francisco Velázquez de Lara

Ayamonte (Huelva)

Era hijo de Gonzalo Velázquez de Lara y de Teresa de Ayamonte, con quienes pasó siendo un joven a la Española. Luego marchó a Nueva España.

Thomas, 2001, p. 181; Thomas, 2003, p. 745.

Gonzalo Velázquez de Lara

Olmedo (Valladolid)

Marchó a la Española en compañía de su esposa Teresa de Ayamonte y de su hijo Francisco Velázquez de Lara. Es posible que se trate del mismo Gonzalo Velázquez que en 1514, residía en San Juan de la Maguana, recibiendo un total de 18 naborías.

Arranz, 1991, p. p. 549; Thomas, 2001, p. 181; Thomas, 2003, p. 745.

Alfonso Venegas

Palos (Huelva)

Maestre de la carabela Santa Ana, miembro de otra familia de larga tradición marinera.

AGI, Contratación 3250; Ortega, 1925, II, p. 311; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181.

Juan de Villa

¿?

Junto a Juan de Salamanca contrata como trabajador suyo a Pedro del Rebollar.

Gil, 2006, p. 279.

Rodrigo de Villacorta

Olmedo (Valladolid)

Tomó parte en el segundo viaje de Colón, pero regresó a Santo Domingo, como tesorero, en la armada ovandina. Poseía en propiedad una escribanía en las islas Canarias que ejercía una persona en su nombre. Murió varios meses después de arribar, en agosto de 1502. Fue sustituido en el cargo por Cristóbal de Santa Clara. Su hermana Ana de Villacorta reclamaba sus bienes en 1503.

AGI, Contratación 3250; AGS, Cámara de Castilla, CED 9, 6, 3; Fondo Otte, C. 26; Benzo de Ferrer, 2000, pp. 445; Mira Caballos, 2000, pp. 177-181. Cedulario, II, p. 114; León Guerrero, 2007, p. 59.

Fernando de Villada

¿?

Lleva a un trabajador contratado.

Gil, 2006, 270.

Martín de Villamán

¿?

Capitán, luchó en las jornadas de Higüey y Xaragua. Juan de Esquivel lo dejó al cargo de un destacamento en una empalizada que construyó en Higüey.

Benzo de Ferrer, 2000, p. 448; Mira Caballos, 2000, pp. 67-73.

Francisco de Villanueva

Sevilla, collación de Ómnium Sanctórum

Viajó asalariado en la tercera expedición colombina. Ahora figura como mercader, junto con Diego Damián Sánchez, debe 23.000 maravedís a Juan Sánchez de la Tesorería, de ciertas mercancías que le compraron. Van a riesgo de éste y se las pagarán al regreso.

APS, 3220, fol. 225r. Gil, 2006, p. 273; Gil, 2007, p. 384.

Pedro de Villanueva

Vecino de Villanueva de la Serena (Badajoz)

Compró una bota de vino a Luis de Arriaga por valor de 1.810 maravedís. No parece el mismo Pedro de Villanueva, vecino de Sepúlveda, que viajó como ballestero en la Tercera expedición colombina.

Giménez Fernández, 1984, II, p. 595; Gil, 2006, p. 282; Gil, 2007, p. 368.

Benito de Villarreal

Natural de Ciudad Real, estante en Sevilla

Criado de Pedro de la Barrera por el tiempo que éste estuviese en la isla, 3.600 maravedís anuales y 1/8 de los beneficios.

Gil, 2006, p. 262. APS, Leg. 3220, fol. 258v.

Juan de Villarroel

Alcántara (Cáceres)

Viajó en la flota de Nicolás de Ovando, estableciéndose en la villa de Salvaleón de Higüey, donde formó parte de la élite, recibiendo posiblemente indios de encomienda. En el repartimiento de 1514 aparece avecindado en la citada villa, recibiendo una encomienda de 30 indios. Es posible que con posterioridad pasara a Cuba, pero no hay seguridad. Con total seguridad, no es la persona del mismo nombre que encontramos varias décadas después en la conquista de la provincia de Charcas, descubriendo, a través de un indio suyo, las célebres minas del Potosí, y fundando posteriormente la villa del mismo nombre.

Boyd-Bowman, 1964; Arranz, 1991, p. 540; Hurtado, 1992, p. 37; Sánchez Rubio, 1993, p. 444; Benzo de Ferrer, 2000, p. 577; Mira Caballos, 2000, p. 103.

Gonzalo Yáñez

portugués

Viaja como trabajador, contratado por Juan de Saravia, a cavar y sacarle oro.

Giménez Fernández, 1984, II, pp. 586-587.

Fray Maseo de Zafra O.F.M.

¿Zafra?

Uno de los franciscanos que viajó en la flota. Desconocemos todos los datos sobre su biografía.

Ortega, II, p. 313; Sánchez Rubio, 1993, p. 779; Mira Caballos, 2000, pp. 50-51; Benzo de Ferrer, 2000, p. 457.

Juan de Zamora

Zamora

Trabajador, criado del clérigo presbítero Martín Martínez, por dos años, a cavar y sacar oro. A cambio, recibiría pasaje, manutención, 6.000 maravedís de salario anual y el 10% del oro. No parece el soldado del mismo nombre que se embarcó en la armada de Pedrarias Dávila de 1513.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fol. 689r; Giménez Fernández, 1984, II, p. 587; Mena, 2011, p. 256..

Francisco de Zorita

Vecino de Alcalá de Henares (Madrid)

Contrata a Juan de Saldaña y a Pedro Díaz de la Cueva para que le saquen oro.

Fondo Otte, C. 28; APS Of. 15, leg. 9101, fols 672v-673r. Gil, 2006, p. 273 y 279.

 

 

ESTEBAN MIRA CABALLOS

1 No era hermano del anterior porque el nombre del padre era diferente.

CIVILIZACIÓN Y PROGRESO FRENTE A BARBARIE: LA DIFÍCIL REDENCIÓN DE LA NACIÓN AMERINDIA

CIVILIZACIÓN Y PROGRESO FRENTE A BARBARIE:  LA DIFÍCIL REDENCIÓN DE LA NACIÓN AMERINDIA

La vida y la muerte son omnipresentes en el universo, lo mismo que el principio y el fin. Sin embargo, las especies animales minimizan las lesiones y las muertes entre los miembros de su propia especie por dos motivos: primero, por una cuestión de mera supervivencia. Y segundo, porque la agresividad entre dos individuos tienen grandes probabilidades de salir lesionados por lo que ambos tienen interés en eludir el combate, aceptando el mando de uno sobre los demás (Hinde, 1977: 280). Parece obvio que a los animales les sobran razones evolutivas para minimizar los episodios agresivos entre miembros de su misma especie. No ocurre así con el ser humano que ha protagonizado a lo largo de la Historia un sinnúmero de genocidios en los que han perdido la vida cientos de millones de congéneres.


 

CIVILIZACIÓN FRENTE A BARBARIE


Constituye una constante histórica justificar el colonialismo, el imperialismo y la esclavitud en nombre de la civilización o del progreso (Gómez Isa, 2009: 158-159). Los amerindios fueron los grandes mártires del proceso de expansión de la civilización occidental en América. Durante siglos sufrieron el atropello de la Conquista y la colonización, justificado en pos de la expansión de la civilización.

El objetivo inicial no era su exterminio, pues pretendían incorporarlos al trabajo productivo. Pero, la inadaptación al trabajo sistemático de una parte de los grupos indígenas, las epidemias y el desprecio con el que fueron tratados por el hombre blanco, provocó la desaparición de su mundo en pocas décadas. A mediados del siglo XVI, poco más de medio siglo de la primera arribada, su mundo había quedado traumatizado para siempre.

         En toda expansión imperial hay un componente racista que se hizo más patente que nunca a partir del siglo XV cuando comenzó a sistematizarse la trata de africanos con destino a los mercados esclavistas europeos. Defiende Catherine Coquery que el racismo de los blancos con respecto a otras razas, especialmente la negra, no existía en el mundo antiguo y que se desarrolló desde finales de la Edad Media y duró hasta la Contemporánea (Coquery, 2005: 771-837). Sin embargo, de una forma u otra, toda expansión imperialista conlleva un cierto grado de racismo, aunque no tenga que ser necesariamente la oposición blanco-negro.

En América latina, los colonizadores europeos implantaron una sociedad basada en el racismo. Los documentos no pueden ser más claros cuando decían: “en una sociedad dominada por los blancos tienen más privilegios quienes tienen menos porción de sangre negra o india”. Siglos después, el alemán Alexander von Humboldt, que recorrió América del Sur, escribió en este sentido lo siguiente:


 

En España, por decirlo así, es un título de nobleza no descender de judíos ni de moros. En América, la piel más o menos blanca decide la posición que ocupa el hombre en la sociedad”.

 

Los testimonios muestran pues a una sociedad en la que existía una intolerancia casticista pero también un componente racista, donde el fenotipo determinaba la ubicación de cada grupo dentro de la sociedad.

 

 

LA IDEOLOGÍA DE PROGRESO EN LA AMÉRICA CONTEMPORANEA


 

Y tras la Independencia de América Latina la nación amerindia sufrió los mismos crímenes –o a veces incluso mayores- a manos de los criollos, esta vez justificando sus acciones en aras de la modernidad y de la reforma liberal. Regímenes liderados por criollos e incluso por mestizos como el de Justo Rufino Barrios en Guatemala, quien expandió la plantación de café expropiando no solo a la Iglesia sino también a las comunidades indígenas (Martínez Díaz, 1986: 25). Una ideología del orden y el progreso que encontraron su plasmación práctica en los regímenes populistas y autoritarios del siglo XX. La principal preocupación de estos gobiernos fue mantener el orden interno, frenar la deuda externa e intentar industrializar sus respectivos países. En la praxis ni modernizaron el país, ni frenaron la deuda, ni mitigaron los grandes contrastes sociales, ni muchísimo menos solucionaron el contencioso indígena. La mayor parte de los países se especializó en la exportación de minerales y fuentes de energía del subsuelo o de productos agrarios. Una especialización excesiva que ha creado una fuerte dependencia del exterior que les sigue pasando factura en la actualidad. Por tanto, una política desastrosa desde el punto de vista económico y social, pues el sacrificio de la América Indígena no ha servido para nada.

Pero lo más grave es que todavía en el siglo XXI los indígenas siguen padeciendo vejaciones, menosprecio, usurpación de tierras y asesinatos. Por tanto el problema de los indios se inició en 1492 y ha continuado hasta nuestros días. ¿Llegará algún día su redención? Visto lo visto no parece probable a corto plazo. No obstante, debemos confiar que algún día sus reivindicaciones y el triunfo de los Derechos Humanos en todo el mundo den sus frutos. En el último siglo se ha recuperado la población indígena de América Latina. Ya en 1940, tras un periodo de dos siglos ininterrumpidos de aumento de la población se alcanzó la cifra de indios que existía en 1492. Por ejemplo en México los indios han pasado de 2 millones en 1890 a 10 millones en el año 2010, mientras que en Perú han experimentado el mismo aumento que en México. Asimismo, existe un gran porcentaje de población mestiza que, ante la miserable vida que llevan en las grandes ciudades, cada vez más se sienten identificados con la cultura indígena. No en vano, según ha dicho Alfonso Caso, indio es todo aquel que se siente pertenecer a una comunidad indígena lo sea o no racialmente. Además, lógicamente indios puros no existen en América al menos si integramos dentro del concepto indio además de la raza la cultura y el idioma como defendió Manuel Gamio en su obra “Consideraciones sobre el problema indígena”.

Tradicionalmente los estados han intentado -sin éxito- su integración para lograr de esta forma su cristalización como tales. No debemos olvidar que todo estado es pluriétnico, es decir, es una superestructura que se impone sobre varias etnias. No en vano, según ha afirmado Samir Amin, un estado es más un imperio que una nación, pues, representa un colonialismo interno que hace depender a las etnias del estado representativo por una etnia dominante. No en vano desde la Independencia de las Colonias muchos países han entendido el problema indio como una cuestión de minorías nacionales. Por ello la política estatal ha estado orientada a su asimilación para lograr de esta forma la total homogeneización de la población y la integración nacional.

En la actualidad se da un auténtico conflicto entre las tesis indigenistas que pretenden la integración del indio en la sociedad blanca y el indianismo que empieza a identificarse, como escribió el profesor José Alcina Franch, con “un proyecto civilizatorio diferente del occidental”. Y no queremos concluir este artículo sin citar las palabras de Marcos Sandoval:

 

“A 500 años de una dolorosa relación, el mundo occidental tiene una deuda con los pueblos de nuestra América…: el reconocimiento y respeto a nuestra diversidad cultural, en lo jurídico, en lo educativo, en lo económico, en lo social y en lo político; en suma, a nuestra existencia”.

 

 

PARA SABER MÁS

 

COQUERY-VIDROVITCH, Catherine: “El postulado de la superioridad blanca y de la inferioridad negra” en Marc Ferro (Dir.): El Libro negro del colonialismo. Madrid, La Esfera de los Libros, 2005, pp. 771-837.

 

GÓMEZ ISA, Felipe: “El derecho de los pueblos indígenas a la reparación por injusticias históricas”, en Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Hacia un mundo intercultural y sostenible. Madrid, Catarata, 2009, pp. 158-159.

 

 

MARTÍNEZ DÍAZ, Nelson: América Latina en el siglo XX. Barcelona, Editorial Orbis, 1986.

 

MIRA CABALLOS, Esteban: Conquista y destrucción de las Indias. Sevilla, Muñoz Moya, 2009.

 

 

ESTEBAN MIRA CABALLOS

EL 12 DE OCTUBRE, ¿GENOCIDIO O LEYENDA NEGRA?

EL 12 DE OCTUBRE, ¿GENOCIDIO O LEYENDA NEGRA?

          Todos los años se desata la misma polémica yo creo que por hacer coincidir el día de la Hispanidad con el 12 de octubre, fecha del Descubrimiento de América. Y es obvio que el 12 de octubre fue una fecha clave en la historia de España y del mundo. Sin embargo, cabe plantearse si es contraproducente ligar el día de la fiesta nacional a esa fecha, dados los sentimientos encontrados que genera. En otros países del mundo, el día de la fiesta nacional se ubica en alguna fecha que une a todos sus ciudadanos. Así, por ejemplo, los franceses el día de la toma de la Bastilla -14 de julio-, los alemanes el día de la reunificación de la R.F.A. y la R.D.A. –el 3 de octubre- o Italia el día de la creación de su República actual el 2 de junio de 1948.

            Lo cierto es que conmemorar el 12 de octubre de 1492 es problemático porque confluyen en un mismo acontecimiento personas con muy distintas sensibilidades y muy variados puntos de vista: del otro lado del océano, estaría toda la indianidad, los grandes perdedores de todo el proceso, entre los que habría grupos indigenistas e indianistas, así como todo un conglomerado de descendientes de los antiguos criollos con visiones muy diferentes entre sí en función a sus intereses. Y a este lado del charco, entre los propios españoles, estarían por un lado, los defensores de la historia tradicional apologistas de la conquista y los partidarios de una historia alternativa.

            Me parece erróneo y absurdo tildar todo lo ocurrido desde el 12 de octubre de 1492 de genocidio, sin más, sin matices, sin aclaración, y peor aún, como algunos reclaman, pidiendo perdón por lo ocurrido.

            Los que me conocen y leen saben que pocos historiadores como yo han escrito tanto sobre las atrocidades que perpetraron los conquistadores en  la conquista de América. Aquello fue la invasión brutal de un continente en la que la desigualdad de los universos que entraron en contacto fue tal que se produjo un cataclismo de dimensiones bíblicas. En este sentido escribió Augusto Roa Bastos:

 

 

          "Lo que hubo fueron luchas terribles en las que las culturas autóctonas acabaron devastadas y sus portadores sometidos o aniquilados, como ocurre siempre en las guerras de conquista, en los largos y desordenados imperios coloniales".


 

          La Conquista, como se entendió en el siglo XVI, fue tan provechosa para Europa como cruel, destructiva y asoladora para el mundo indígena. Sus instituciones fueron subyugadas, sus culturas y sus lenguas aniquiladas y a esa diversidad política y cultural se le puso un nombre uniforme: es decir, indio. Este término tiene una indudable carga peyorativa pues los españoles llamaron así a los descendientes de aquellos primitivos pobladores de América, al creer que habían llegado a las Indias. La realidad fue absolutamente simplificada, pues, el indio como se entendió entonces, no era más que una abstracción creada por los vencedores.  No existía una cultura indígena, pues indios eran desde los mansos taínos hasta los astrónomos incas, pasando por los primitivos otomíes que vivían en cuevas, los salvajes jíbaros, los orfebres chibchas, los indómitos araucanos, los fieros guaraníes o hasta los refinados mexicas, por citar solo algunos.

          Como cualquiera puede entender, la conquista no fue una cruzada cristiana ni una gesta, sino una guerra de conquista más de las muchas que se han perpetrado en los últimos dos mil años de historia. Hubo etnocidio sistemático y casos puntuales de un genocidio que yo llamo arcaico, en el que desaparecieron etnias enteras sin que nadie hiciera nada para evitarlo. Asimismo, se desarrolló una interesantísima legislación en defensa del indio que por lo general quedó en papel mojado, hubo casos puntuales de clérigos y de protectores de indios que se dejaron la vida en defensa de los más desfavorecidos. Pero nada pudo evitar el drama que las epidemias y la semiesclavitud provocaron en aquellos pueblos. El descenso poblacional fue brutal, de entre el setenta y el noventa y cinc o por ciento de la población dependiendo de la zona.

          Hay extensas zonas de América en las que la conquista todavía no ha sido totalmente asimilada pues sigue existiendo un sentimiento de nostalgia, quizás idealizado, hacia el mundo prehispánico. En algunos casos el problema no es psicológico, ni tan siquiera cultural, sino social. Los indios fueron postergados, discriminados y pauperizados tras la conquista hasta límites insospechados. Y lo peor es que cinco siglos después siguen excluidos en un alto grado y hasta discriminados racialmente. Para que los descendientes de los vencidos puedan asumir sin traumas esta realidad se hace necesario que previamente se les repare moral y socialmente, integrándolos políticamente, devolviéndoles las tierras que les fueron arrebatadas a sus comunidades y respetando su pasado indígena. Cuando Juan Pablo II visitó Perú en 1985 varios representantes de movimientos indígenas le entregaron una misiva que sobrecoge por su sensatez:

 

 

          "Nosotros indígenas de los Andes y de América, decidimos aprovechar la visita de Juan Pablo II para devolverle su Biblia, porque en cinco siglos ella no nos dio ni amor, ni paz, ni justicia. Por favor, tome de nuevo su Biblia y devuélvala a nuestros opresores, porque ellos necesitan sus preceptos morales más que nosotros…"

 

 

          Y en ello andamos, los descendientes de aquellos amerindios no necesitan biblias sino justicia, reconocimiento de unos derechos negados primero por los europeos y luego por los criollos. Una tarea que no pertenece al pasado sino al presente y de la que no son responsables los españoles actuales, ni los conquistadores del siglo XVI, sino las actuales autoridades políticas de los distintos países americanos.    

            Como conclusión, un par de ideas claras: una, no creo que los españoles debamos sentir vergüenza de nuestro pasado, éste fue como fue igual que el de otros imperios coloniales de los últimos dos mil años de historia. Y otra, quizás sí sería oportuno pensar tranquilamente si es oportuno trasladar el día de la Hispanidad a otra fecha que consiga más adhesiones, de las que tan necesitados estamos en nuestro maltrecho país. Quizás el 2 de mayo en conmemoración de aquel alzamiento en Madrid contra los franceses en 1808, o el 6 de diciembre, en relación a la aprobación de nuestra Constitución en 1978. Pero mucho me temó que el simple hecho de tratar de acordar un día consensuado por todos sería un grave contratiempo en nuestro país. En cualquier caso, sí que sería recomendable reformular el formato de la celebración del 12 de octubre para tratar de integrar mejor a todos los que se sienten vinculados de una u otra forma a la hispanidad.

 

 

 

ESTEBAN MIRA CABALLOS

UN PACTO COLONIAL SELECTIVO: PORTUGUESES EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS EN EL SIGLO XVI

UN PACTO COLONIAL SELECTIVO: PORTUGUESES EN LAS COLONIAS ESPAÑOLAS EN EL SIGLO XVI

          Desde los primeros momentos, la Corona estableció un férreo control sobre el Nuevo Mundo con la intención de preservarse para sí el disfrute de sus riquezas, centralizando dicho monopolio en la ciudad de Sevilla que pronto se convirtió en “puerta y llave del Nuevo Mundo”. Un monopolio que se justificó en dos motivos: primero, en la exclusividad de los beneficios americanos para los súbditos castellanos, y, segundo, en la prerrogativa de Sevilla como único puerto de salida y entrada de todo el tráfico entre España y América.

          Aunque en teoría fueron los castellanos los que gozaron del privilegio legal para aprovecharse de las riquezas que ofrecía el Nuevo Mundo, lo cierto es que desde el mismo Descubrimiento se produjo un goteo constante de extranjeros que llegaron a América. Estos consiguieron arribar a las Indias, bien a través de las numerosas licencias reales que se concedieron -como las de Leonardo Rotulor de Bravante, Nicolás Grimaldo, Jácome de Brujas, Dirit de Bruselas, etc-, o bien, a través de infiltraciones ilegales, las cuales alcanzaron grandes proporciones.

          Ya en el primer viaje de Cristóbal Colón estuvo presente un pequeño grupo de extranjeros, a saber: un portugués de Tavira, un genovés, un calabrés y un veneciano, aunque a su regreso, el propio Almirante solicitó a los Reyes Católicos que no permitiese que aquí trate ni haga pie ningún extranjero, salvo católicos cristianos. Igualmente en su segunda aventura oceánica, viajó algún portugués, siendo realmente en su tercera travesía cuando se volvieron a embarcar de nuevo un alto número de extranjeros, ante la negativa de los castellanos a alistarse, tras las malas noticias llegadas en el viaje anterior. No en vano, Fernández de Oviedo escribió, en relación al segundo viaje de Colón, que los españoles regresaron enfermos e pobres, e de tan mala color que parecían muertos, infamóse mucho esta tierra e Indias, y no se hallaba gente que quisiese venir a ella. De manera que en este tercer viaje colombino nos consta la existencia de algún francés, de algunos portugueses y de al menos doce italianos. Y finalmente, en su cuarto viaje, encontramos que al menos un doce por ciento de la tripulación era genovesa como el propio Cristóbal Colón. Sin embargo, la antipatía contra los genoveses afloró pronto entre los colonos castellanos de la factoría colombina que no tardaron en hacerlo llegar al Cardenal Cisneros, en los términos que exponemos a continuación:

 

 

          “Ítem, que Vuestra Señoría trabaje con sus Altezas como no consientan venir a esta tierra genoveses, porque la robarán y destruirán que por codicia de este oro que se ha descubierto, Juan Antonio Genovés, trabajará ya de hacer partido con los vecinos de la isla acerca de los bastimentos, porque otros no pudiesen venir aquí con mercadurías lo cuales en daño del pueblo y de Sus Altezas...”

 

 

          Estos memoriales adquirieron realidad práctica cuando, en 1501, se le ordenó al Comendador Mayor frey Nicolás de Ovando que expulsase de La Española a todos los extranjeros, medida que la Corona se vio obligada a modificar en 1503, al disponer quepermaneciesen los quince que ya residían en la isla pero que, en adelante, no se consintiera la llegada de nuevos efectivos. A lo largo de esta primera década del siglo XVI, las prohibiciones fueron continuas, dada la prosperidad que la isla ofrecía, hasta el punto de que, en 1507, fue el propio gobernador frey Nicolás de Ovando el que insistió en que desde Sevilla no se dejara pasar a ningún advenedizo.

          No obstante, la legislación se volvió a flexibilizar a fines de este primer decenio, dada la falta acuciante de colonos, estableciendo la Corona, en 1511, que se relajase el examen de los que querían ir a las Indias porque a causa del férreo control muchos dejaban de embarcarse. Esta situación duró hasta 1513, año en el que nuevamente se ordenó que no se alistasen extranjeros, salvo los genoveses Juan Antonio y Andrés Genovés a quienes se les dio expresa licencia, pues probablemente habían establecido una composición con el Rey. Entonces se abrió un nuevo ciclo caracterizado por la cerrazón a la emigración que duró prácticamente hasta 1527. En este tiempo las Indias estuvieron totalmente vedadas a la emigración extranjera pese a que, desde 1516, las autoridades de La Española estaban solicitando la llegada de nuevos colonos, aunque fuesen extranjeros. En este sentido, la Junta de Procuradores de la Isla Española, reunida en 1518, insistió de manera insistente en que se dejase entrar a los extranjeros, exceptuando a los genoveses, que eran considerados como personas non gratas. Incluso, en una carta dirigida por los Jerónimos al Cardenal Cisneros le indicaron la necesidad que había de que “todos los que quisiesen ir a las Indias de estos reinos o de reinos extraños lo puedan hacer, especialmente portugueses y de Canarias, porque en las islas Canarias se ha visto que los portugueses son grandes pobladores y granjeros”.

          Sin embargo, la Corona siguió empeñada en mantener el monopolio sobre los nuevos territorios y sus riquezas, reiterando sus prohibiciones sobre el paso de extranjeros. Así lo hizo en 1523 y en los años sucesivos, peses a las peticiones de los vecinos de Concepción de la Vega que en 1526 manifestaron “la grandísima falta de gente y perdición de toda aquella tierra que ya casi no hay quien pase en ella...”.

          El Emperador terminó escuchando las reivindicaciones y en 1528, dispuso la apertura a los extranjeros, orden que reiteró en 1529 y en 1531, prolongándose la apertura hasta 1534. En lo sucesivo, y concretamente en 1535, 1538 y 1547 se dictaron órdenes para que se impidiese severamente el paso de foráneos.

          Sin embargo, conviene aclarar que los portugueses gozaron de un estatus especial, pese a la legislación restrictiva. Estos, además de ser en esos momentos aliados de España, tenían fama entre los europeos de buenos colonizadores y pobladores, especialmente a raíz de de la labor colonizadora que habían llevado a cabo en las islas Madeiras, en las Azores y en las Canarias. Fue por este motivo por lo que gozaron de un status especial con respecto al resto de los extranjeros, si no de derecho al menos sí de hecho.

          Ya en una carta de los Jerónimos a Cisneros, fechada en 1517, se le expuso como una de las soluciones básicas a los problemas de La Española, era potenciar la recluta de portugueses y canarios porque eran buenos pobladores. Poco tiempo después, fray Bernardino de Manzanedo volvió a plantear en los mismos términos la necesidad que había de pobladores lusos. Parece evidente, pues, que esta fama de buenos pobladores era común entre todos los habitantes de La Española, ya que nuevamente en la Junta de Procuradores de 1518 se volvió a insistir en la necesidad de que se fomentase su inmigración a la isla y que, por contra, se suprimiese totalmente el paso de extranjeros menos gratos como los franceses o los genoveses.

          Pese a todas las peticiones, la Corona se resistió, por sistema, a concederla al menos hata 1528, fecha en la que por fin autorizó a todos los naturales del vecino Reino de Portugal a emigrar a las Indias libremente, como “lo pueden hacer los naturales de estos nuestros Reinos y Señoríos” y con la única condición de que fuesen casados y llevasen a sus mujeres. Sin embargo, pese a la libertad dada a los portugueses casados la Corona siguió persiguiendo a los solteros, muy a pesar del buen recibimiento que se les dispensaba en las islas caribeñas, independientemente de su estado civil. Sirva de ejemplo el memorial remitido por la Audiencia de Santo Domingo al emperador, en 1535, en el que le informaba de la necesidad que había de que los doscientos portugueses solteros que había en la Española permaneciesen en ella. Dado el interés del texto lo reproducimos parcialmente a continuación:

 

            “Hay asimismo más de doscientos portugueses que no son casados y son oficiales de azúcares que sirven en los ingenios y otros que son labradores y se ocupan de las labranzas y haciendas y muchos carpinteros y albañiles y herreros y de todos los oficios. Y así hay cantidad de ellos en todas las poblaciones de estas partes...Que sería gran daño echarlos...”

 

            El documento es muy rico ya que no solo señala el número de lusos que vivían ya en la isla, sino que además se señala la situación socio-profesional que estos tenían.  Queda claro que se dedicaban a profesiones manuales, que habían sido obviamente rechazadas por los españoles, pues, como bien decían los documentos de la época, “en llegando (los españoles) a las Indias se olvidaban de sus oficios y se vuelven ociosos”.

           Parece ser que todas las represalias contra los portugueses solteros se debieron a la sorpresa que el emperador se llevó cuando fue informado que, sin su autorización expresa, venía operando en la isla un factor del rey de Portugal, llamado Andrea Ferrer, que se ocupaba de la entrega de esclavos negros a los alemanes. Así, pues, a pesar de los informes que, tanto la Audiencia de Santo Domingo como los vecinos de la isla, enviaron al Consejo de Indias, la Corona reiteró la prohibición a los portugueses solteros, instando a los oficiales de la Casa de la Contratación a que no lo consintiesen bajo ningún pretexto. Sin embargo no hubo nuevo pronunciamiento en lo concerniente a la salida de los portugueses solteros que ya estaban establecidos previamente en la Española por lo que es seguro que no se cumplió.

          Es evidente que la Corona no tuvo más remedio que ceder en sus pretensiones monopolistas y aceptar la realidad antillana, en la cual los portugueses estaban jugando un papel bastante importante como pobladores y colonizadores. Esto se demuestra al analizar diversos asientos establecidos entre la Corona y varios particulares españoles para poblar distintos lugares de América. Así, en primer lugar, conocemos la licencia otorgada a Pedro de Mazuelo para llevar treinta vecinos portugueses a poblar Nueva Sevilla (Jamaica), bajo la única condición de que fuesen casados y “gente de trabajo”. Y, en segundo lugar, hay otro asiento, fechado en 1545, en el que Francisco de Mesa se comprometió a pasar de las islas Canarias treinta vecinos portugueses, con la idea de poblar la villa de Montecristi en La Española. De esta forma se oficializaba tácitamente el paso de lusitanos al Nuevo Mundo.

          El número de portugueses asentados en el Nuevo Mundo era ya muy notable a mediados del siglo XVI, no solo en Las Antillas sino también en Nueva España y en el virreinato del Perú. Así, por ejemplo, en la lista de condenados por la rebelión contra las encomiendas en Perú, figuran quince extranjeros de los que nueve eran portugueses. Y aunque desconozcamos el número de portugueses en las décadas siguientes, podemos asegurar que su cifra debió de elevarse con el paso de los años, pues, según los datos consignados en las listas de extranjeros que se compusieron con la Corona, a fines del siglo XVI, el porcentaje de portugueses osciló entre el cuarenta por ciento del caso peruano y el ochenta y dos por ciento de los establecidos en la Audiencia de Quito.

          Ahora bien, no siempre la vida de estos portugueses en las Indias alcanzaba las metas para las que habían emigrado pues, por ejemplo, sabemos que el capitán Nuño de Castro, que luchó en la conquista del Perú, no pudo legar sus bienes a sus descendientes, dado que la Corona alegó que como no podían estar de derecho en las Indias “no pudo adquirir aprovechamiento alguno”.

          En definitiva, creemos que el súbdito portugués, por lo general, tuvo más fácil acceso a las colonias españolas que el resto de los extranjeros, haciendo la Corona la “vista gorda” en muchas ocasiones a sabiendas de su relevante papel en la colonización de las nuevas tierras descubiertas. Parece evidente, pues, que las medidas fueron siempre más drásticas para enemigos considerados naturales como los franceses o, más tarde, los ingleses y holandeses.

 

 

PARA SABER MÁS:

 

MIRA CABALLOS, Esteban: “Los prohibidos en la emigración a las Indias (1492-1550)”, Estudios de Historia Social y Económica de América, Nº 12, Alcalá de Henares, 1995, pp.  37-53

 

 

ESTEBAN MIRA CABALLOS

REPENSANDO EL GENOCIDIO DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA

REPENSANDO EL GENOCIDIO DE LA CONQUISTA DE AMÉRICA

        A continuación procederemos a aclarar los conceptos de etnocidio y genocidio. Empezando por el primero, se trata de una noción popularizada en los años 70 por los estudios del antropólogo francés Robert Jaulin. Éste lo utilizó para designar cualquier acción conducente a la desaparición, a corto, medio o largo plazo, de una cultura indígena. En el diccionario de la RAE aparecía definido como destrucción de una etnia en el aspecto cultural. Con mucha más precisión, en la Reunión de San José de Costa Rica, patrocinada por la Unesco, el 11 de diciembre de 1981, se consensuó la siguiente definición:

 

        "El etnocidio significa que a un grupo étnico colectiva o individualmente, se le niega el derecho de disfrutar, desarrollar y transmitir su propia cultura y su propia lengua. Esto implica una forma extrema de violación masiva de los derechos humanos, particularmente del derecho de los grupos étnicos al respeto de su identidad cultural…"


 

        A juzgar por estos axiomas queda claro que, tanto en la conquista como en la colonización de América, se produjo un etnocidio generalizado. De hecho, el fin último siempre fue la integración de los nativos cultural y religiosamente. Se pretendía hacer tabla rasa con ellos, sustituyendo su mundo imperfecto por el perfecto orbe cristiano. En el Imperio de los Habsburgo tan sólo tendría cabida el homo christianus. ¿Se trataba de una decisión exclusivamente religiosa o también tenía un componente racista? Inicialmente era una exclusión de tipo religioso como ha defendido Antonio Domínguez Ortiz, pero de alguna forma ésta implicaba un cierto grado de racismo, como lo prueban los expedientes de limpieza de sangre. Además, en América, la primacía social la detentaron los blancos, seguidos en teoría por los indios y, en el último eslabón, se situaron los negros y las castas. Los propios manuscritos de la época lo decían con toda claridad: en una sociedad dominada por los blancos tienen más privilegios quienes tienen menos porción de sangre negra o india. Siglos después, el alemán Alexander von Humboldt, que recorrió América del Sur, escribió en este sentido lo siguiente:

 

        "En España, por decirlo así, es un título de nobleza no descender de judíos ni de moros. En América, la piel más o menos blanca decide la posición que ocupa el hombre en la sociedad".

 

 

        Los testimonios, pues, muestran a una sociedad en la que existía una intolerancia casticista pero también un componente racista, donde el fenotipo determinaba la ubicación de cada grupo dentro de la sociedad. Y este racismo era más manifiesto en las colonias, hasta el punto que los expedientes de limpieza de sangre se aplicaron más en la discriminación de las castas que en la persecución de los judeoconversos como había ocurrido en la Península. Por tanto dejaron de ser un mecanismo de persecución del neófito para convertirse en un instrumento de limpieza fenotípica.

        El indigenismo era pues esencialmente etnocida, pese a contar con personajes de la talla del defensor de los indios, fray Bartolomé de Las Casas. El objetivo último de todos –desde la Corona hasta los colonos, pasando por los religiosos- era su conversión y su integración como labradores de Castilla. A eso llamaban en el siglo XVI, vivir en policía. Todos tenían claro que la empresa indiana no estaría concluida hasta que todos sus habitantes hablasen el castellano y practicasen la religión católica. De hecho, desde 1550 encontramos disposiciones Reales para que no se demorase la enseñanza del castellano a los indios, considerándola un vehículo fundamental para la adopción de las costumbres hispanas. Obviamente, si algunos religiosos aprendieron las lenguas nativas no fue por un afán altruista de conservación sino para lograr una más rápida conversión y aculturación. Hubo decenas de casos, por ejemplo, el del jesuita Juan Font que cultivó la lengua que se hablaba en Vilcabamba para catequizar personalmente, sin necesidad de usar intérpretes. También fray Domingo de Santa María dominó el habla mixteca, publicando incluso un catecismo en dicha lengua, mientras que Vasco de Quiroga editó otra doctrina en el idioma de Michoacán.

        Ni tan siquiera fray Bernardino de Sahagún, padre de la antropología, lo hizo por un afán de conocimiento, sino como un medio para hacer más eficiente su conversión. Como muy acertadamente escribió Luis Villoro, Sahagún, no fue un científico sino un misionero, un soldado del Señor en lucha constante contra la idolatría y el pecado.

        El etnocidio quedó definitivamente consagrado a partir de las Ordenanzas de nueva población y pacificación de las Indias, expedidas en el Bosque de Segovia, el 13 de julio de 1573. La palabra conquista fue desde entonces desterrada; en adelante, cumpliendo con las bulas de donación, solamente habría penetración misional. Etnocidio puro y duro, con la coartada de la evangelización.

        No obstante, huelga decir que toda forma de colonización a lo largo de la Historia ha sido etnocida porque siempre se pretendió la imposición de la cultura de los vencedores sobre los vencidos. Y etnocidas siguen siendo los intentos contemporáneos de integrar a los aborígenes en la sociedad actual. De hecho, cuando el presidente ecuatoriano José María Urbina manifestó, en 1854, su determinación de sacar definitivamente a los indios de su barbarie y civilizarlos, estaba actuando de forma etnocida.

        Pero el etnocidio no excluye el genocidio. La RAE define este último concepto como el exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de religión o de política. También la ONU, por una resolución de 1948 para la prevención y sanción de dicho delito, refería en su artículo segundo:

 

        "Se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) matanza de miembros del grupo; b)lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo; c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo; e) traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo".

 

 

        Posteriormente ha habido algunos intentos de clasificar y sistematizar los distintos tipos de genocidio. Por ejemplo, Vahakn Darian propuso cinco tipos posibles, a saber: el cultural -que pretende la asimilación-, el latente –que provoca daños no deseados como la propagación de epidemias-,  el retributivo –que castiga a las minorías irreductibles-, el utilitario –que provoca matanzas para obtener el control económico- y el optimal –exterminio intencionado de un grupo humano- . Christiane Stallaert sostiene que en la Conquista hubo tres subtipos de genocidios, es decir, el cultural, el latente y el utilitario. El primero de ellos se correspondería más bien con lo que nosotros hemos llamado etnocidio, mientras que sí que hubo claramente sendos genocidios latente y utilitario. Y aunque no existiera como fin último el extermino de grupos humanos, sí es cierto que no se tomaron las medidas oportunas para evitarlo. Y aunque Stallaert no lo menciona, en casos muy concretos, se dio la forma más dura y cruel de genocidio, el optimal, que pretendía intencionadamente el exterminio de grupos humanos.

        El genocidio americano tenía un precedente inmediato, como el desencadenado en las islas Canarias a lo largo del siglo XV. Los guanches fueron diezmados y esclavizados hasta su total extinción. En América ocurrió exactamente lo mismo, con la única diferencia de la magnitud, porque cuantitativamente la población canaria no podía compararse con la americana. Las Casas estimó que, entre 1492 y 1560, murieron en las Indias Occidentales al menos 40 millones de nativos, despoblándose unas 4.000 leguas, cosa nunca jamás otra oída, ni acaecida, ni soñada. Los taínos de las Antillas Mayores fueron exterminados de la faz de la tierra en apenas unas décadas.

        Se ha afirmado sin razón que, pese al desastre demográfico, no hubo genocidio porque no existió voluntad de aniquilación sino de incorporarlos a la cadena productiva como mano de obra. Pero, esta afirmación parte de una idea errónea, es decir, la de considerar a los amerindios como una unidad. En realidad, como es bien sabido, en América hubo tres categorías de pueblos indígenas, a saber: una primera formada por las complejas civilizaciones de los Andes y Mesoamérica. Los incas eran los que disponían de un imperio más avanzado políticamente a diferencia de los mexicas que no tenían sometidos a los tlaxcaltecas, huejotzingos y cholultecas ni a los pueblos mayas. Una segunda categoría, que abarcaba las regiones caribeñas y las áreas araucanas, sedentarias en su mayor parte pero con una estructura socio-política poco desarrollada. Vivían en estado tribal y practicaban una agricultura de roza. Y una tercera categoría en la que se incluían los amplios territorios tropicales y septentrionales donde habitaban pueblos seminómadas, dedicados básicamente a la caza y a la recolección y, por tanto, muy atrasados cultural y tecnológicamente. 

        Pues bien, fueron sobre todo los indios de la primera categoría los que se incorporaron de forma menos traumática a la cadena productiva, aunque fuese en penosísimas condiciones laborales. Los propios españoles, con alborozo, se dieron cuenta que los naturales de Nueva España eran más hábiles para el trabajo y estaban acostumbrados a tributar a sus señores, al igual que lo hacían los labradores de España. Igualmente, decía Cieza de León que los quechuas del Perú, a diferencia de los indómitos nativos de Popayán, tenían muy buena razón y una gran capacidad de trabajo porque siempre estuvieron sujetos a los reyes Incas.

        Los nativos de la segunda categoría no se llegaron a adaptar al trabajo sistemático, por lo que perecieron aceleradamente, sin que apareciese una voluntad clara de evitar su dramático final. Y citaré un ejemplo concreto, por una Real Cédula, fechada el 30 de abril de 1508, se declaró a los islotes de las Bahamas y a algunas de las Antillas Menores como islas inútiles y, por tanto, su población susceptible de ser deportada. Los pacíficos e inocentes lucayos de las Bahamas fueron trasladados en condiciones inhumanas a los centros neurálgicos de las Antillas Mayores, especialmente a La Española, para que a cambio de su trabajo se les enseñase la doctrina cristiana. Pero, estos primitivos seres, acostumbrados a formas de vida pre-estatales,  fueron incapaces de adaptarse a la nueva vida que se les proponía: se les daría las aguas del bautismo y con ello la salvación eterna, y a cambio, servirían a los cristianos. La mayor parte de ellos pereció en la travesía o en los meses inmediatamente posteriores a su arribo. Su única culpa, vivir en unas islas que, al menos en esos momentos, no reportaban beneficios económicos. Tan drástica y cruel disposición, lejos de abolirse, fue ratificada en 1513, deportándose en tan sólo cuatro o cinco años entre 15.000 y 40.000 personas. El licenciado Alonso de Zuazo describió en una carta, fechada en enero de 1518, las penosísimas condiciones en que fueron trasladados estos desdichados individuos:

 

        Como los sacaron de sus naturalezas y por causa de los pocos mantenimientos de que iban fornecidos los navíos, ha sucedido que se han muerto más de los trece mil de ellos; y muchos al tiempo que los sacaban de los navíos, con la grande hambre que traían se caían muertos, y los que quedaron, siendo libres, los vendieron a muy grandes precios por esclavos, con hierros en las caras; y pieza hubo que se vendió a ochenta ducados.    

    

 

        Las Bahamas se despoblaron de tal forma que el padre Las Casas ironizó, diciendo que quedó habitada exclusivamente por flores y pájaros. Aunque probablemente no previera el desenlace, la decisión del rey Católico fue verdaderamente genocida. Un cruel decreto que abocó a los lucayos a su desaparición en apenas unos años. Pero no fueron los únicos; también los taínos antillanos, los picunches y huilliches en el norte del área araucana, los chichimecas, los caribes o los nómadas de la pampa argentina fueron diezmados, algunos hasta su exterminio, en un descabellado intento por integrarlos en el sistema socio-laboral.

        Y en cuanto a los nativos del tercer grupo, ni tan siquiera existió un intento de incorporarlos a la cadena productiva. Se trataba de grupos seminómadas dedicados en gran parte a la caza y a la recolección que ocupaban territorios tropicales, esteparios o montañosos de escasa productividad económica. En algunas zonas al norte de Nueva España, el chaco argentino, Uruguay y Paraguay se dieron estas circunstancias y dado que, además de no ser aptos para el trabajo sistemático, suponían una molestia para los europeos, se planteó una verdadera guerra de exterminio. Los chichimecas del norte de México fueron masacrados indiscriminadamente y su afán fue puramente genocida porque ni tan siquiera hubo un intento serio de integración. Juan de Cárdenas, en el siglo XVI se planteó, por qué los chichimecas enfermaban y morían poco después de ser capturados por los hispanos. Sus conclusiones fueron claras: por los estragos de la mudanza pero también por la tristeza que les producía verse entre gente que por tan extremo aborrecen. Lo mismo podemos decir de las tribus calchaquíes del noroeste argentino, cuyo conflicto duró hasta el siglo XIX y provocaron verdaderas campañas de exterminio. En otras zonas inhóspitas de la frontera guaraní los bandeirantes portugueses, causaron grandes estragos sin que nadie hiciera gran cosa por remediarlo. El resto de los territorios tropicales fueron ocupados mucho más tarde por portugueses, ingleses, franceses y holandeses que paulatinamente provocaron su repliegue o su desplazamiento hacia las zonas más inaccesibles.

        Esta estructuración se puede reducir aún más; Los hispanos distinguieron a groso modo dos tipos de territorios, a saber: los útiles, que serían poblados y explotados en base a la mano de obra indígena y negra. Y los inútiles, como las islas Lucayas, Nicaragua, Yucatán o Río Pánuco, cuya población fue deportada hacia las áreas neurálgicas como mano de obra esclava y prácticamente exterminada.  

        Hubo, asimismo, un exterminio sistemático de caciques y de líderes indígenas que eran sustituidos por sus propios hijos o sobrinos, ya leales al Emperador. Los ejemplos se cuentan por decenas. Así, cuando, en 1524, Pedro de Alvarado se adentró en territorio quiché lo primero que hizo fue ejecutar a los jefes indígenas Tecum Umal y Tepepul, quemando sus pueblos. Acto seguido, para evitar el vacío de poder, les quitó las cadenas a sus respectivos hijos y los proclamó oficialmente como nuevos caciques. Y todo ello lo hizo, según contó él mismo a Hernán Cortés, para bien y sosiego de esta tierra. Con no menos saña se comportó el medellinense Gonzalo de Sandoval que, al norte de México, en la región de Pánuco, quemó en la hoguera a 400 caciques, hecho que fue elogiado después por su paisano Hernán Cortés.

        Se utilizó sistemáticamente el terror como medio de sometimiento. En la plaza mayor de Cholula se cometió una de estas grandes matanzas de que estuvo jalonada la Conquista. Hernán Cortés siempre alegó que previamente los indios cholutecas habían urdido una conspiración para acabar con ellos. Y probablemente era cierto, pues, todos los cronistas coinciden en señalar toda una serie de síntomas. Para empezar, habían sacado de la ciudad a la mayor parte de sus mujeres e hijos y habían acumulado piedras en las azoteas. Y además, habían sacrificado a varios niños lo que se interpretó como parte del ritual previo al combate. Pero, con conspiración o sin ella, lo cierto es que la matanza fue brutal, despiadada y desproporcionada, dejando sin vida sobre el frío pavimento de la Plaza Mayor a seis millares de nativos. El objetivo real de tal masacre no fue frenar esa conspiración, pues con el ajusticiamiento de los cabecillas hubiese sido suficiente. Se pretendía infundir en los nativos tal temor que perdieran toda esperanza de resistencia. Uno de los españoles que participaron en la masacre, Bernal Díaz del Castillo, escribió en este sentido lo siguiente:

 

        "Que si no se hicieran estos castigos esta Nueva España no se ganara tan presto, ni se atreviera (a) venir otra armada y que ya que viniera fuera con gran trabajo, por que les defendieran las puertas".


 

        No menos claro fue el padre Las Casas cuando dijo que la única justificación que tuvieron para consumar la masacre de Cholula fue sembrar u temor y braveza en todos los rincones de aquellas tierras.

        La colonización fue aún peor porque el indio fue discriminado y depauperizado hasta límites insospechados. Todavía en nuestros días quedan residuos de ello en nuestra lengua. Cuando hablamos de hacer el indio nos referimos a hacer el tonto, equiparando indio con un ser poco inteligente o inferior intelectualmente. 

        Ahora bien, ¿es posible comparar el genocidio de la Conquista con el llevado a cabo por los Nazis antes y durante la II Guerra Mundial? Bueno, Christiane Stallaert ha establecido paralelismos entre la Alemania Nazi y la España Inquisitorial porque ambas tenían como objetivo la cohesión social, aunque la primera optase para ello por la exclusión y, la segunda, por la asimilación. La pureza racial Nazi y la pureza religiosa española tuvieron puntos en común. Cuando un español probaba su condición de cristiano viejo y, por tanto, libres de sangre mora o judía, llevaba implícito necesariamente un componente racista. Incluso llega a afirmar esta antropóloga que los Nazis no lograron finalmente su objetivo de limpieza étnica pero España sí, en unos territorios andalusíes que había perdido hacía más de siete siglos. 

        A mi juicio, ya es hora de liberarnos de prejuicios y, aunque a priori nos pueda parecer anacrónica esta comparación lo cierto es que, a lo largo de la Historia, el genocidio y los genocidas siempre han tenido puntos en común. Pese a ello, a mi juicio, el Nazismo implicó una versión de genocidio mucho más acabada, perfeccionada y malvada. Implicó la instrumentalización de la ciencia, el apoyo estatal y la eliminación de pruebas y testigos, conscientes de que algún día la historia les juzgaría. Además, el exterminio de las minorías formaba parte intrínseca de la Alemania Nazi: judíos, gitanos, polacos o disminuidos físicos debían ser eliminados. Incluso, Hitler pensó en sus últimos meses de vida que el mismo pueblo alemán merecía su aniquilación por no ser lo suficientemente fuerte como para dominar el mundo.

        En cambio, los conquistadores asolaron más por su afán de hacer fortuna que por un deseo de exterminio en sí mismo. En general, no parece que llegaran a desarrollar una voluntad explícita de exterminio. España pretendió uniformizar e integrar; sólo habría una lengua, una cultura y una religión. Todo lo demás no tendría cabida. Pero no existió nada parecido a lo que los Nazis llamaron la solución final. Ahora, bien, también es cierto que la Conquista tuvo dos agravantes: el primero, la magnitud de la mortandad que afectó a más de 70 millones de personas. Y el segundo, que los crímenes quedaron impunes, pues no hubo ningún proceso parecido ni similar al de Nuremberg, donde, como es sabido, una buena parte de los Nazis supervivientes fueron condenados a muerte o a cadena perpetua.  

        En definitiva, hubo un etnocidio sistemático y más puntualmente un genocidio que podríamos llamar arcaico o moderno. Muy lejos de esa versión más perfecta, y a la vez más siniestra, que alcanzará en la Edad Contemporánea.    

 

¿SE PUEDE CULPAR A ESPAÑA?

 

        En 1894 el eminente historiador y erudito García Izcalbalceta afirmó que, a diferencia de otras potencias colonizadoras, ni el gobierno ni la nación española fueron cómplices de las crueldades cometidas en el Nuevo Mundo. Obviamente, con el volumen de documentación que hoy disponemos, dicha afirmación es absolutamente indefendible. La Corona recibió cientos de memoriales delatando los malos tratos que estos recibían. Pero, desgraciadamente su máxima preocupación nunca fue la verdadera y efectiva protección de los aborígenes sino evitar que disminuyese el flujo de metal precioso con destino a la Península. Además, siempre temió mucho más un posible alzamiento de los conquistadores o de las élites encomenderas que de los nativos. Conforme avanzó la colonización siempre fue consciente del mayor peligro que suponían los mestizos y, sobre todo los criollos, intentando no disgustarlos en exceso.   

        Ahora bien, dicho esto, también debemos reconocer que es tan gratuito como absurdo responsabilizar a España de una forma de actuar que han practicado todos los pueblos de occidente desde hace más de 2.000 años. Obviamente, no se puede sostener el europeismo exculpatorio sino al revés pero, insisto, de todos, no solamente de España.

        Tampoco es posible pedir hoy disculpas por lo que hicieron otros hace ya medio milenio, como no es posible que los italianos pidan perdón por lo que hicieron los romanos con los pueblos primitivos del Mediterráneo. Por tanto, es inútil y falaz pedir indulgencia tal y como se ha solicitado en más de una ocasión desde algunos foros indianistas. Algunos grupos indígenas han sido más prácticos, pues en 1989 exigieron ante el Tribunal Internacional de La Haya una indemnización de 10 billones de dólares. Ni cortos ni perezosos cuantificaron el daño recibido en un buen puñado de billetes, lo cual no deja de ser subjetivo, surrealista y hasta ofensivo con la memoria de los millones de seres humanos que perdieron sus vidas en tan dramático encuentro.

        Juan Pablo II, en 1984 destacó la cristianización del Nuevo Mundo como una de las obras más bellas llevadas a cabo por la Iglesia. Sin embargo, eso no le impidió que 16 años después, concretamente, el 12 de enero de 2000, en un documento titulado Memoria y Reconciliación pidiera perdón oficialmente en nombre de la Iglesia por los excesos allí cometidos. Un gesto de buena voluntad que honra a este venerable y recordado Pontífice pero que no deja de ser anacrónico y absurdo. E igual de irracional es sentirse ofendido cuando se describen los dramas y las brutalidades que allí ocurrieron.

        Lo que, en cambio, sí es posible y deseable es narrar y censurar el comportamiento de aquellos conquistadores del siglo XVI y, de camino, recordar que todavía en el siglo XXI muchos Estados continúan sometiendo y aniquilando a la minoría indígena. No se les puede pedir a los conquistadores que hubiesen practicado la interculturalidad o al menos el relativismo cultural, que son conceptos de nuestro tiempo, pero sí existía una importante corriente crítica, única en Europa, contraria a los métodos de expansión utilizados. Además está demostrada la existencia de unos conceptos morales absolutamente universales: el asesinato, la mentira, el incesto o la pederastia han sido siempre comportamientos censurables, al menos desde el origen de la civilización. Incluso la esclavitud fue reprobada por no pocos pensadores de la época, como el padre Las Casas, Tomás de Mercado o fray Bartolomé Frías de Albornoz y, ya en el siglo XVII, por el Capuchino fray Francisco José de Jaca. Y es que desde siempre se valoró la libertad –o lo que se entendía como tal- como un derecho natural y como un preciado bien. Ya en las Partidas de Alfonso X se destacaba la libertad como el bien más apreciado que las personas podían tener. Más claro aún fue don Quijote de la Mancha quien, en un pasaje, le dijo a su fiel escudero lo siguiente:

 

        "La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres".

 

 

        Ahora, bien, insisto que los españoles actuaron exactamente igual que otros pueblos occidentales antes y después de la Conquista. No se les puede culpar de pensar y actuar de acuerdo con el pensamiento dominante en la Europa Moderna. Fueron tan etnocidas y genocidas como los demás pueblos occidentales antes y después de la Conquista. Ni que decir tiene que portugueses, ingleses, franceses, holandeses y alemanes actuaron de forma parecida en sus respectivas colonias. Sin ir más lejos, a los Welser les concedió Carlos V la gobernación de Venezuela. Estos nombraron a varios delegados: Ambrosio Alfinger, Espira, Hutten, Dortal, Féderman, etcétera. Todos ellos causaron gravísimos estragos, cometiendo matanzas sistemáticas y convirtiendo el territorio en un inmenso mercado de esclavos. Esto prueba, una vez más, que el genocidio era realmente la forma en que occidente entendió cualquier forma de expansión durante buena parte de nuestra era. Estaba generalizada la creencia de que existían pueblos superiores e inferiores y que era un derecho y una obligación someterlos para llevarles la luz de la civilización y una religión superior. Salvaje era sacrificar muchachos al dios de la guerra o comerse a los prisioneros; civilizado era quemar a los herejes en la hoguera o someterlos a cruel esclavitud. Eran civilizaciones en estadíos evolutivos muy diferentes, ni mejores ni peores, pero los europeos no supieron apreciar ni valorar esta circunstancia.

            La Conquista fue presentada como el triunfo de la civilización sobre la barbarie. Para la mayoría de los europeos de la época los amerindios constituían sociedades degeneradas y bárbaras por lo que se imponía la necesidad caritativa de civilizarlos o de cristianizarlos, que era la misma cosa. Por ejemplo, Antonio de Herrera contrapuso la civilización castellana al barbarismo indígena, donde mandaban todos con violencia, prevaleciendo el que más puede. Ahora bien, excluía del barbarismo a los mexicas y a los incas. El padre Las Casas también contrapone el concepto civilización-barbarie, aunque invirtiéndolos. Para él los bárbaros eran sus compatriotas mientras que los civilizados eran los indios.

        Esta oposición entre civilización y barbarie ha estado presente invariablemente al menos hasta el Imperialismo decimonónico. Precisamente, en 1885, George Clemenceau se oponía a la opinión mayoritaria en Francia de la misión civilizadora en África, afirmando en la Cámara de los Diputados:

 

            "¡Razas superiores!, ¡razas inferiores! Es fácil decirlo, no existe el derecho de las llamadas naciones superiores sobre las llamadas inferiores… La conquista que usted preconiza es el abuso, liso y llano de la fuerza que da la civilización científica sobre las civilizaciones primitivas, para apropiarse del hombre, torturarlo y exprimirle toda la fuerza que tiene, en beneficio de un pretendido civilizador".

 

 

        Unos años más tarde, en la II Internacional, se criticó la política colonial porque llevaba al avasallamiento de las poblaciones primitivas. R. Tagore, Mahatma Gandhi y otros pensadores contemporáneos censuraron igualmente el expansionismo capitalista, es decir, el dominio de los pueblos presumiblemente civilizados sobre los supuestamente bárbaros.

        Creo que han quedado bien asentadas y demostradas tres premisas: una, que los españoles del siglo XVI actuaron exactamente igual que los demás pueblos de occidente a lo largo de nuestra era. Dos, que aún siendo ciertos los crímenes cometidos es tan absurdo como anacrónico culpar a los españoles de hoy por lo que hicieron personas de hace cinco siglos. Y tres, que todavía hoy algunos poderes hispanoamericanos siguen culpando a España de sus males para ocultar sus propias miserias. Ricardo García Cárcel, citando a Mario Vargas Llosa, lo ha dicho con una claridad meridiana:

 

        "No son los conquistadores de hace quinientos años los responsables de que en el Perú de nuestros días haya tanta miseria, tan aparatosas desigualdades, tanta discriminación, ignorancia y explotación, sino peruanos vivitos y coleando de todas las razas y colores".


 

        Dicho todo esto, sólo queda concluir, que no es posible pedir perdón hoy por lo que hicieron aquellos conquistadores y colonizadores del siglo XVI. De acuerdo con Manuel Lucena, el único objetivo de los historiadores de hoy debe ser conocer la verdad histórica y aceptarla, por dura que resulte.

 

 

PARA SABER MÁS:

 

 

MIRA CABALLOS, Esteban: “Conquista y destrucción de las Indias (1492-1570)”. Sevilla, Muñoz Moya Editor, 2009.

 

 

 

ESTEBAN MIRA CABALLOS