LAS RELACIONES ENTRE LA HERMANDAD DE JESÚS NAZARENO DE SEVILLA Y SUS FILIALES
Esteban Mira Caballos
La existencia y el conocimiento de las relaciones de confraternidad y filiación entre hermandades bien merece un estudio en profundidad que contemple su diversidad y las diferencias sustanciales entre las distintas clases de vínculos. De este modo, es fácil discernir que las relaciones de filiación entre las hermandades de Jesús Nazareno de la diócesis de Sevilla respecto de la del Silencio son completamente diferentes, por ejemplo, a las que existen entre las hermandades del Rocío de los distintos lugares de España y la matriz de Almonte, y del mismo modo no guardan relación con los vínculos de confraternidad de las hermandades de la Vera Cruz, que traen su común origen en la difusión de esta devoción por las comunidades franciscanas. Las líneas que siguen no pretenden ser sino una aproximación al estudio de las primeras a través de un caso paradigmático, el de la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona.
Realmente la hermandad de Jesús Nazareno de Sevilla, conocida popularmente como "El Silencio", es la única corporación de penitencia de Sevilla que tiene, desde su fundación en el siglo XVI, auténticas filiales en todo el arzobispado de Sevilla.
No en vano es sabido que todas las hermandades que surgieron en el último tercio del siglo XVI y principios de la siguiente centuria lo hicieron con reglas similares a las aprobadas por la hermandad sevillana en 1578. Una de las primeras sería la Hermandad de Jesús Nazareno de Utrera cuyas reglas, prácticamente copiadas de las del Silencio de Sevilla, fueron aprobadas por el provisor del arzobispado de Sevilla, don Iñigo de Leziñana, el 31 de mayo de 15861. Tras ella aprobarían sus reglas los institutos de Ecija, Lebrija, Marchena, Sanlúcar La Mayor y cómo no Carmona, cuyas reglas fueron refrendadas en 15972.
Tras el Breve del Papa León XII expedido en 16 de julio de 1824 por el que se hacía a la cofradía sevillana Archicofradía se establecieron filiaciones con casi todas las hermandades de Jesús Nazareno de la provincia de Sevilla. Concretamente conocemos las filiaciones en estos años de las hermandades homónimas de Marchena (1824), Fuentes de Andalucía (1824), Alcalá de Guadaíra (1834), Constantina (1979), teniendo referencias más imprecisas de la adscripción de otras corporaciones como las de Arahal, Las Cabezas de San Juan, Pedrera o La Puebla de Cazalla. Por tanto, lo que queda bien claro tras este breve recorrido es que el hermanamiento histórico entre las hermandades de Carmona y Sevilla no es desde luego algo excepcional. Por supuesto ni fue la única filiación ni tan siquiera la primera. Lo que sí hace de la hermandad carmonense una excepción es que es la única de todas las fundadas en el siglo XVI -incluida la propia cofradía matriz- que ha conservado su archivo casi intacto, conservando, por tanto, algunas pruebas documentales de dicha relación a lo largo de sus cuatro siglos de existencia.
1.-LAS FUNDACION EN 1597 Y LAS RELACIONES DURANTE EL S. XVII
La vinculación entre la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona y su homónima de Sevilla, conocida popularmente como "El Silencio", se remonta a los tiempos de su fundación, a juzgar por el mimetismo que siempre intentó seguir con respecto a su matriz sevillana.
Así, la hermandad el 3 de julio de 1597 aprobó, ante el provisor Luis de Melgarejo, unas reglas que resultan ser casi idénticas a las redactadas por Mateo Alemán para la homónima cofradía sevillana. Incluso actualmente se baraja la posibilidad de que la cofradía carmonense se fundase unas décadas antes en el hospital de San Antonio Abad, situado en la ermita de Nuestra Señora del Real de Carmona, lo cual supondría un paralelismo más con la sevillana que, como es bien sabido, se estableció desde 1582 en el monasterio del mismo nombre de Sevilla3.
A principios del siglo XVII ambas corporaciones debieron suscribir un documento que regulaba de forma legal sus intensas relaciones. Así, cuando en 1816 se renovó la unión entre ambos institutos el cabildo de la hermandad carmonense afirmó lo siguiente:
Han corrido más de dos siglos desde que estos dos cuerpos suscribieron esta unión que tan útil fue para el fomento de la piedad y porque el tiempo todo lo consume me ha parecido estaría bien renovar estos primitivos derechos en los términos indicados...4
El texto es sumamente indicativo pues demuestra claramente que la vinculación no sólo era afectiva sino que existía, como ya hemos afirmado, un documento o capitulación refrendada por ambas partes. Por desgracia en la hermandad de Jesús Nazareno no se ha conservado el documento de principios del XVII aunque sí el del siglo XIX. No obstante, su contenido debió ser similar al que muestra el documento decimonónico que, como bien se especifica, no hizo más que revitalizar unos vínculos ya existentes. Con respecto a su fecha sabemos, por una referencia copiada por don Antonio Martín de la Torre y custodiada en el Archivo de la archicofradía sevillana, que debió ser en 16045. Al parecer en este año se personaron en Sevilla el licenciado Lucas Martín, presbítero, Gregorio Pacheco y Domingo López de Albareda, vecinos todos ellos de Carmona, para firmar el susodicho documento. En él se acordó regirse por las mismas reglas, utilizar la misma advocación de "Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén...", usar la misma insignia y procesionar de la misma forma con túnicas moradas y capirotes bajos6.
Evidentemente después de esta filiación cuando la hermandad hispalense quiso difundir el Misterio de la Concepción Inmaculada de María lo primero que hizo fue dirigirse a los hermanos de la cofradía carmonense. Así, en 1617 se personó en Carmona el hermano mayor de la cofradía de la capital hispalense, Tomás Pérez, en compañía de un joven predicador, "para organizar cultos y transmitir a los cofrades de esta villa sus firmes sentimientos marianos en defensa del Misterio de la Concepción sin mancha de la Madre de Dios"7. La devoción fue muy bien aceptada por la corporación carmonense que, no en vano, en el retablo mayor que contrató el 8 de octubre de 1625 especificó que en el segundo cuerpo de la calle principal, justo encima de la imagen de su titular, fuese una hornacina con la imagen de la Inmaculada Concepción8.
Del éxito de esta advocación en las hermandades filiales daba buena cuenta el propio Tomás Pérez en una carta escrita poco después a fray Francisco de la Prusa y de la Mota, Comendador Mayor de la Orden de San Antonio Abad, y que decía como sigue:
Pero tiene para esta Santa Hermandad un verdadero aprecio nuestras hijas las de Alcalá
de Guadaíra y Carmona a donde me trasladé con el nuevo predicador quedando todos los fieles que en los templos llenos había admirados de la palabra del joven religioso la facilidad con que pintaba los pasajes del Misterio y cómo interpretó nuestro sentir de los cabildos llegando muchas devotas y hombres fuertes a llorar pues el orador es joven y se arrebata en la predicación y convencen al más incrédulo...9
Como ha escrito Eduardo Ybarra, la adhesión a esta advocación fue tan firme que desde entonces hasta nuestros días la cofradía carmonense ha venido "dando testimonio a través de los siglos de su fidelidad a sus orígenes devocionales a Jesús Nazareno y a la Virgen Inmaculada"10.
2.-LAS RELACIONES EN EL SIGLO DE LAS LUCES
En el siglo XVIII las relaciones entre ambas corporaciones continuaron siendo notables a juzgar por las referencias documentales que han llegado a nuestros días. En este periodo los contactos entre ambas corporaciones fueron muy frecuentes, como lo demuestran las cartas enviadas por el hermano mayor de la archicofradía sevillana al correspondiente de Carmona, don Bartolomé de Mesa Ginete. Concretamente, en el archivo de la hermandad carmonense se conservan tres cartas fechadas entre 1761 y 1764, dos de ellas de puño y letra de Antonio de Mena Fariñas, y una tercera de José de Morales, en que se dan respuestas a interrogantes planteadas en otras misivas de su filial. En todos estos documentos se menciona a la hermandad carmonense con el cariñoso apelativo de "amada hija".
En ellas se intercambian todo tipo de confidencias, algunas de ellas muy curiosas. Así, por ejemplo, Alonso de Mena informó que la rica arca de los principales que, según los hermanos de Carmona, poseía la corporación sevillana, no era más que un pequeño cofre donde se depositaban las limosnas de los cofrades, que eran lo suficientemente abundantes como para hacer todos los años la estación de penitencia y las demás fiestas de la corporación11. También se preguntaban frecuentemente por cuestiones relacionadas con la competencia de algunos cargos como el mayordomo y el prioste que no en pocas ocasiones debieron tener pequeñas disputas. Concretamente en la ya mencionada carta del 22 de julio de 1764 la corporación sevillana afirmaba lo siguiente:
Las llaves del almacén están a cargo del mayordomo porque recibe por inventario todos los bienes de la hermandad pero lo regular es usarlas el prioste que corre con el aseo y culto de la capilla...12
Unos meses después, en una carta dirigida por don José de Morales a don Bartolomé de Mesa Ginete, se describía el orden de la procesión sevillana de Semana Santa así como las calles por las que discurrió. Asimismo se hace referencia a la reforma que habían introducido en su regla para adaptar la que tenían desde hacía 196 años13.
Igualmente, con motivo de la renovación del voto Inmaculista de la hermandad sevillana, se remitió a la hermandad de Carmona -a la que nuevamente se cita con el cariñoso apelativo de "su amada hija"- una carta junto a 18 ejemplares impresos de las funciones que con este motivo "había hecho la Ilustrísima hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la ciudad de Sevilla". La carta estaba firmada en Sevilla, el 14 de marzo de 1762, por Alonso de Mena Fariñas e iba dirigida a los señores hermano mayor y oficiales de la corporación carmonense. En ella se pedían disculpas por el envío de tan corto número de ejemplares pues, "aunque la impresión fue muy copiosa, ha sido mayor el deseo de las gentes de esta basta población y de la corte para consumirla..."14. Tan sólo siete días después daba cuenta la hermandad en cabildo celebrado ante escribano público de la recepción de la carta y de los mencionados 18 ejemplares15.
Pero, es más, unas décadas después y concretamente en 1785, cuando la cofradía sevillana aprobó sus nuevas reglas, la corporación carmonense solicitó una copia de sus nuevos estatutos, sin duda, con vistas a utilizarlos nuevamente como modelo antes de redactar los suyos propios16. En el Archivo de la archicofradía sevillana encontramos una referencia a esta petición, pues el 3 de julio de 1785, se presentó en el cabildo una carta de la cofradía carmonense, fechada el 4 de abril del mismo año, en que pedían "como hija que es de ésta... una copia auténtica de los estatutos que esta hermandad tiene..."17. Prosigue la carta que habiendo sido estudiada tal petición en cabildo se acordó concederla de conformidad.
3.-LAS RELACIONES EN LA EDAD CONTEMPORANEA
En los siglos XIX y XX se ha producido un resurgir del vínculo entre la archicofradía de la capital hispalense y sus filiales de la que, por supuesto, no ha estado ajena la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona. Para empezar mencionaremos un cabildo celebrado por la corporación carmonense el 3 de junio de 1816 en el cual se renovaron los vínculos entre ambas cofradías, que al parecer "se habían enfriado" en alguna medida con el paso del tiempo. En este cabildo se acordó solicitar a la cofradía sevillana lo siguiente, a saber:
Primero, que a todos los miembros de "esta ilustre hermandad se nos considere como miembros de aquella". Segundo, se preste el libro de sus "pruebas y celos piadosos". Tercero, que se deje el reglamento de su procesión de penitencia. Cuarto, que se envíe por medio de correspondencia todos los acuerdos importantes que tomasen para poder además participar en las fiestas y solemnidades que celebren. Y quinto y último, que rueguen a sus hermanos que se "alisten" también en la cofradía carmonense de forma que los hermanos de la hermandad matriz lo sean de la filial carmonense y viceversa18.
Se trata, sin duda, de un documento de gran importancia que vuelve a incidir en la existencia de auténticas hermandades filiales antes de la concesión del título de Archicofradía a la corporación hispalense. Es más, podemos decir que cuando el Papa León XII concedió el título de Archicofradía, además del de Primitiva y Pontificia, con facultad para agregar hermandades de la misma advocación, esto era ya una realidad consumada desde la propia centuria decimosexta. Por tanto, el breve papal no hizo otra cosa que legalizar un hecho consumado. En cualquier caso, gracias al breve concedido por León XII el 16 de julio de 1824 la corporación carmonense goza de las mismas prerrogativas y gracias que la archicofradía sevillana19.
En las últimas décadas las relaciones entre estas dos corporaciones han sido -si cabe- más intensas. Para empezar, las nuevas reglas de la archicofradía sevillana -aprobadas el 8 de diciembre de 1972- fueron solicitadas por la filial carmonense para tomarlas como modelo a la hora de redactar las suyas propias. Efectivamente, en el Archivo de la archicofradía sevillana se conserva una carta firmada por el secretario de la cofradía carmonense, y fechada curiosamente el mismo día en que fueron aprobadas -el 8 de diciembre de 1972-, para que remitiesen las reglas a fin de elaborar los nuevos estatutos de la hermandad filial20. Se trata realmente de una constante en la historia de la corporación carmonense, es decir, el copiar fielmente las reglas de su hermandad matriz para de esta forma seguir más lealmente sus directrices.
Pero, es más, en esta década de los setenta las relaciones llegaron hasta tal punto que se acordó el envío de representaciones de ambas corporaciones para desfilar en sus respectivas procesiones. La iniciativa partió de la filial carmonense que en un cabildo celebrado el 1 de marzo de 1970 acordó "por unanimidad y entusiasmo invitar a nuestra hermandad matriz, la cofradía de Nazarenos de Sevilla", a que enviasen una representación para procesionar en Carmona el Viernes Santo21. El instituto sevillano respondió con una carta, firmada en Sevilla el 21 de marzo de 1970, en la que daba cuenta del acuerdo que se había tomado en cabildo. Concretamente se "acordó aceptar y ratificar la invitación" que había hecho el hermano mayor del instituto hispalense para que seis hermanos "vestidos de sus túnicas propias" con varas y una insignia acudiesen a hacer estación de penitencia a Sevilla "ocupando sitio de honor en el cortejo procesional". Asimismo se comprometían a enviar idéntica representación a la ciudad de Carmona para desfilar junto a su filial22.
Efectivamente los seis cofrades carmonenses se desplazaron hasta Sevilla para procesionar en la madrugada del Jueves Santo junto a la hermandad matriz, sin embargo, las lluvias hicieron que la cofradía no procesionase ese año. Asimismo, la hermandad sevillana pidió disculpas, en una carta fechada el 19 de marzo de 1970, por no haber enviado su representación, al estar lloviendo en las horas inmediatas a la marcha de los nazarenos a la ciudad de Carmona23. Pese al mal tiempo la hermandad carmonense sí realizó su estación de penitencia el Viernes Santo de 1970.
En las reglas de la archicofradía sevillana, aprobadas el 8 de diciembre de 1972, se introdujo una regla, concretamente la número 17, en la que se legalizaba la posibilidad de que las hermandades filiales pudiesen enviar un máximo de cinco hermanos con varas y su estandarte a procesionar la madrugada del Jueves Santo con la cofradía matriz. Curiosamente el número de seis acordado en 1970 con la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona se vio razonablemente reducido a cinco.
En los años siguientes no hay constancia de que los cofrades de ambas enviasen representaciones a sus respectivas procesiones. Tan sólo sabemos que en 1984 sí acudió una representación de cinco hermanos de Carmona que efectivamente desfiló, con su bandera morada, el Jueves Santo, justo delante del estandarte de la hermandad sevillana.
Para finalizar con este breve estudio de las relaciones entre la hermandad de Nazarenos de Sevilla y su filial carmonense citaremos una carta firmada por el secretario de la archicofradía sevillana, Manuel Palomino González y fechada el 22 de noviembre de 1986. En ella se manifiesta la adhesión de la hermandad sevillana a la Coronación Canónica de la Virgen de Gracia, Patrona de Carmona, donde -cito textualmente- "radica nuestra PRIMERA hermandad filial"24. Sin duda, el reconocimiento de la hermandad carmonense como primera filial creemos que está más que justificado, pues, si bien es probable que no fuese la primera filial físicamente hablando, sí que ha sido, desde luego, la que más intensas y permanentes relaciones ha tenido con su matriz, la archicofradía de Nazarenos de Sevilla.
1 CABRERA RODRIGUEZ, Antonio y otros: Jesús Nazareno de Utrera. Utrera, Diputación Provincial de Sevilla, 1997, p. 30. También en V.V.A.A.: Los Nazarenos de Sevilla, T. III. Sevilla, Ediciones Tartessos, 1997, pp. 295 y 298.
2 Estas se conservan tanto en el Archivo del Arzobispado de Sevilla como en el Archivo de la propia corporación. A.H.J.N.C., Leg. 1. Actualmente existe un proyecto de la hermandad para publicarlas.
3 MIRA CABALLOS, Esteban: "La fundación de la hermandad de Jesús Nazareno a la luz de un nuevo documento histórico", Boletín de la Hermandad de Jesús Nazareno de Carmona, Nº 11. Carmona, 1997, pp. 12-18.
4 Cabildo de la hermandad de Jesús Nazareno, Carmona, 3 de junio de 1816. Archivo de la Hermandad de Jesús Nazareno de Carmona (en adelante A.H.J.N.C.), Lib. 2.
5 Copia de D. Antonio Martín de la Torre de una antigua carta de filiación de 1604. Archivo de la hermandad de Jesús Nazareno de Sevilla (En adelante A.H.J.N.S.), leg. 29. Citado también en MARTIN MACIAS, Antonio: Francisco de Ocampo, maestro escultor (1579-1639). Sevilla, 1983, p. 115.
6 IBIDEM.
7 GARCIA DE LA CONCHA DELGADO, Federico: "Imágenes titulares de las hermandades de Jesús Nazareno de los Alcores (Sevilla)", Actas del Congreso Internacional Cristóbal de Santa Catalina y las cofradías de Jesús Nazareno, T. II. Córdoba, 1991, p. 717. A este respecto puede verse también DELGADO ROIG, Juan: La tradición concepcionista de la Cofradía Primitiva de Nazarenos del Silencio. Sevilla, 1962, pp. 11-12.
8 En el mismo concierto se obligó Fernando de Luque a "dar un cuadro de pintura que sea a la medida de esta caja, que sea de la Limpia Concepción de Nuestra Señora que se pueda quitar y poner...". Véase: Documentos inéditos para la historia del arte en la provincia de Sevilla (S. XVI al XVIII). Sevilla, Artes Gráficas Gandolfo, 1993, p. 104.
9 Carta de Tomás Pérez a fray Francisco de la Prusa y de la Mota, S/F. A.H.J.N.S., Leg. 3, Carp. 3.
10 YBARRA HIDALGO, Eduardo: Los Nazarenos y la Inmaculada", Boletín de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Nº 8. Carmona, 1995, pp. 30-31.
11 Textualmente decía así: "Sobre las preguntas que V.M. me hace debo decir que acá no hay más arca de principales que la piedad de los devotos cofrades, arca que se abre con la llave maestra de la Cruz, pero tan abundante que jamás se ha dejado de hacer nuestra estación de Semana Santa si no es por impedirlo algún temporal, ni las demás fiestas anuales; erigimos una gran capilla que se halla ricamente adornada y estofada; tenemos todas las insignias, urnas de las imágenes y nuevas alhajas de plata y cuando lo pide la ocasión como ahora encontramos entre nosotros mismos para hacer una función que pasa de 10.000 reales". Carta de Alonso de Mena Fariñas a Bartolomé de Mesa Ginete, Sevilla, 22 de julio de 1764. A.H.J.N.C., Leg. 26.
12 IBIDEM.
13 Carta de don José de Morales a Bartolomé de Mesa Ginete, Sevilla, 10 de diciembre de 1764. A.H.J.N.C., Leg. 26.
14 Carta de Alonso de Mena Fariñas al hermano mayor y oficiales de la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona, Sevilla, 14 de marzo de 1762. A.H.J.N.C., Leg. 26.
15 Cabildo de la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona, 21 de marzo de 1762. Archivo de Protocolos de Carmona, Escribanía de Agustín López, 1762, ff. 114-115v.
16 GARCIA DE LA CONCHA: Ob. Cit., T. II, p. 717.
17 Cabildo del 3 de julio de 1785. A.H.J.N.S., Libro de Acuerdos Nº 2 (1784-1801).
18 Cabildo del 3 de junio de 1816. A.H.J.N.C., Lib. 2.
19 Así consta en la introducción a las reglas de la hermandad carmonense aprobadas el 26 de enero de 1986.
20 Carta del secretario de la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona, Antonio Ordóñez Ruiz, a la hermandad de Jesús Nazareno de Sevilla, Carmona, 8 de diciembre de 1971. A.H.J.N.S., Libro de actas 5.
21 Cabildo de oficiales del 1 de marzo de 1970. A.H.J.N.C., Libro 6, p. 466.
22 Carta de Antonio Martín, secretario de la hermandad del Silencio de Sevilla a la hermandad de Jesús Nazareno de Carmona, Sevilla, 21 de marzo de 1970. A.H.J.N.C., Libro 6, pp. 470-472.
23 Carta del secretario de la archicofradía sevillana, Antonio Martín, a la cofradía de Nazarenos de Carmona, Sevilla, 29 de marzo de 1970. A.H.J.N.C., Libro de actas Nº 6, pp. 472 y ss.
24 "Peticiones que constan en el expediente de la Coronación Canónica de la Santísima Virgen de Gracia", en Carmona y su Virgen de Gracia. Carmona, 1989, s/f.
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