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LA ANEXIÓN DE SANTO DOMINGO (1861‑1865) VISTA POR UN CONTEMPORÁNEO ESPAÑOL

LA ANEXIÓN DE SANTO DOMINGO (1861‑1865) VISTA POR UN CONTEMPORÁNEO ESPAÑOL

1.-INTRODUCCIÓN

       

        Pese a que la independencia de los territorios hispanoamericanos en general y la independencia de la isla Española en particular han recibido un tratamiento bastanteintensivo por parte de los investigadores(1), aun es posible establecer puntos de vista interesantes y novedosos sobre estas cuestiones.

        De manera que en este trabajo vamos a destacar la visión de un contemporáneo que nos aparece en un tratado escrito en 1864 y que pese a existir varios ejemplares en distintos centros de investigación de España no ha sido analizado en profundidad por los estudiosos(2). En este folleto aparece representada la visión de los intelectuales españoles que veían con cierta euforia la nueva anexión de Santo Domingo recuperando antiguas colonias.

El tratado político sobre la anexión, que aquí presentamos está firmado por don Joaquín Muzquiz y Callejas, personaje del que no hemos localizado de momento datos biográficos, por lo que no debió ser ni un afamado político del momento ni un militar participante en el escenario antillano. En sus escritos parece traslucirse el sentir generalizado de una parte importante de la sociedad española del momento, que creía asistir a un momentáneo resurgir de la influencia internacional española.

        Sin duda, don Joaquín Muzquiz estaba en la línea de los regeneracionistas españoles decimonónicos, pendientes siempre del resurgir político y militar de su patria. Como bien ha advertido Sánchez Agesta el regeneracionismo español del Siglo XIX es, frente al del XVIII que buscaba soluciones económicas, un regeneracionismo político, orientado ante todo a volver al antiguo y añorado prestigio internacional(3). Así en el periodo denominado como Unión liberal(1856 1863), dentro del reinado  como todos sabemos de Isabel II, O`Donnell va a llevar a cabo una serie de expediciones al extranjero con el único fin de restablecer en alguna medida el antiguo poderío español. De manera que este periodo se encuentra dominado por campañas exteriores de los ejércitos españoles en África, México, Santo Domingo y hasta la misma Conchinchina (4). Un periodo en el parecía superado definitivamente el desasosiego político, que había dominado la política española en esa centuria (5), y en el que la expansión económica, aunque aparente, era palpable por el boom de los ferrocarriles etc. (6).

        Es en este conjunto de circunstancias donde hemos de encuadrar todo lo que supuso la anexión de Santo Domingo en 1861, concebida sin duda por O`Donnell como medio de distraer a la opinión publica española de los problemas internos(7).

 

2.  ANALISIS DE LA OBRA DE MUZQUIZ Y CALLEJAS

 

El artículo político de Joaquín Muzquiz apareció publicado el 28 de febrero de 1864, en un momento muy delicado de la contienda bélica en Santo Domingo. Sabemos que el 14 de diciembre de 1863 habían aparecido precisamente pasquines en Puerto Plata difundiéndose el rumor de que "el 27 del próximo febrero correrá, por las calles de la ciudad, la sangre de los españoles"(8). Efectivamente, la disidencia de la provincia del Cibao se había venido agudizando de manera que ya hacia principios de 1864 la situación de España en aquella isla era extremadamente crítica. La guerra que había comenzado el 16 de agosto de 1863 no terminaría hasta julio de 1865 fecha en la que los españoles se retiraron, definitivamente, de la isla antillana.

        En esas circunstancias aparece el escrito que en estos momentos es objeto de nuestra atención, en él aflora un orgullo patrio, que parece ser era compartido por un sector amplio de la sociedad española:

 

        No hubo periódico alguno que no aceptase esa reincorporación, que no la pidiese con insistencia; los absolutistas, con delirante entusiasmo; los demócratas, sin vacilación; los progresistas, con patriotismo; los moderados, con frenesí...(9)

 

        Que duda cabe, que la anexión de Santo Domingo se tomó en la Península con gran satisfacción a nivel nacional, por lo que ahora con la llegada de tan malas nuevas se ponía en juego la honra nacional española(10). Estaba a punto de quebrarse ese espíritu regeneracionista, de cara al exterior, que habían intentado implantar O`Donnell(11).

Joaquín Muzquiz, lanza una enérgica protesta emanada, sin duda, de lo más profundo de su sentir patrio, dirigida a los mandatarios tanto políticos como reales:

 

        "Ministerio español, cualquiera que seáis, si para tan alta misión no os sentís llamados retiraos... excelsa Isabel II de Castilla; no vaciléis..."(12).

 

        Ese es realmente el sentido y el fin de su panfleto, hacer llegar este sentir a todos los mandatarios del país. En el artículo pro anexionista de Muzquiz hemos distinguido varios apartados, que no siguen un orden secuencial en realidad, y que es una división artificial hecha por nosotros para un mejor y más ordenado análisis de estos escritos:

 

1.Introducción

2.Legitimación de la Anexión

3. Estrategia para sostener dicha anexión

4. Frutos que reportaría tal esfuerzo

5. Y finalmente, colofón: arenga política al gobierno.

 

        En el apartado introductorio aparecen las malas noticias que había traído un alto mando militar de la isla que se había repatriado a la Península en un navío que llegó a Cádiz. Sin embargo se le quita importancia al hecho calificándolo de "accidente" aparentemente fortuito. En un lugar del texto afirma que la culpa de que hubiesen fallecido hasta entonces 6000 miembros de las filas españolas se debía no a la perdida en combate sino al azote de la fiebre amarilla (13). Parece ser que estos ocurrió así realmente y que la mayoría de las bajas se debieron a los azotes epidémicos. Lo cual estaba motivado tanto por la llegada directamente de las tropas de España  que no de Cuba o Puerto Rico  con lo que éstas no habían tenido tiempo de aclimatarse, como por las precarias condiciones higiénicas en las que tenían que vivir las tropas españolas(14).

A continuación trataremos punto a punto los argumentos que don Joaquín Muzquiz esgrimió para defender la legitimidad de la anexión de Santo Domingo al decadente imperio español. Para ello nuevamente saca a relucir el espíritu patriótico tan propio de la época que le tocó vivir.

        La primera idea que presenta es taxativa ya que afirma la españolidad de aquellos territorios lo cual lo justifica en los largos años de pertenencia al Imperio Español: "la isla de Santo Domingo es territorio nuestro"(15), es decir, reivindica el territorio dominicano basándose en la idea de los largos siglos de dominación española, como primera isla que se colonizó en el continente americano. Aflora entre esas líneas el espíritu dolido por esa España perdida y decadente, en unas líneas que recuerdan bastante al gran poeta Francisco de Quevedo cuando nos hablaba de "los muros hundidos de la patria mía...":

 

        Cuando tropiezo a cada paso restos de venerados monasterios bárbaramente demolidos, me detengo absorto y consternado ante ruinas que recuerdan la pasada grandeza de la España. ¡Más de una lágrima humedece mis mejillas, una esperanza fugaz consuela mi corazón!(16).

 

        Está sin duda en la línea de los numerosos charlatanes patriotas o regeneradores que abundaron en España por esos tiempos. A no dudarlo, la anexión y perdida de SantoDomingo hay que analizarla como precedente inmediato a los desastrosos acontecimientos del 98. Ambos acontecimientos hist óricos presentan las mismas fases de patriotismo esperanzado primero y desilusión y abatimiento después.

En segundo lugar, funda su justificación en el estado de barbarie que había caído la isla tras su independencia de España. Se establece pues la contrapartida civilización española, barbarie de los isleños que se destruyen en guerras fraticidas(17). Cree que las ideas del misionero español, dejaron unas huellas profundas y admiradas aun por los antiguos colonos(18). La vuelta a la civilización de tierras bárbaras es otro de los argumentos que se utilizan para sustentar el mantenimiento de la anexión de Santo Domingo. Y finalmente, se apunta como principio legitimador, la petición, supuestamente calurosa, de todos los dominicanos para la vuelta de España:

        Ha vuelto a unirse por un acto espontáneo, unánime e independiente, más aun que la proclamación de su misma independencia, a la ilustre nación que le diera religión, lengua y costumbres...(19).

 

        Sin embargo, parece ser que este sentir del autor, que como ya hemos dicho antes era acaso el sentir de una parte del pueblo español, no era cierto en absoluto. La figura del general Pedro Santana, artífice del ofrecimiento que la nación dominicana hizo a España para incluirse de nuevo en su órbita, ha sido muy controvertida. Unos lo han acusado del traidor del pueblo en pro de sus intereses personales y los de su clase(20), mientras que otros han justificado su actitud en función a un sincero sentimiento hispanófilo(21). Sea como fuere, lo cierto es que en cualquier caso no fue el pueblo dominicano, sino uno de los dos partidos enfrentados: los azules o santanistas, que habían impuesto su criterio hispanófilo sin ningún tipo de consenso con los rojos o baecistas(22).

Entrando ya en el tercer punto es decir en el campo de las estrategias, hay que decir que éstas son estrictamente militares. La situación hacia 1863 4 era tan grave que a Muzquiz y Callejas ni siquiera se le ocurre plantear otro tipo de planes que se salgan del mantenimiento de la situación por la fuerza de las armas.

        Como primera medida, cree que la solución para ganar la guerra no está en el envío de nuevos contingentes, pues piensa que los que allí hay estacionados son más que suficientes(23). Además esta medida continuamente repetida por las autoridades españolas tiene el inconveniente que acostumbra a las tropas allí estacionadas a confiar más que en sus propias fuerzas en los refuerzos enviados por la Metrópoli(24). Para él el gran problema está en el mando militar, que está en manos de gente ineficaz y poco decidida, y en generales que no se diferencian en nada de simples soldados. De manera que reivindica un general "de prestigio" que de "actividad, energía y decisión", que eran para él elementos imprescindibles para la victoria final(25).

        Luego plantea un plan concreto de ataque, que acaso es lo más novedoso de todo lo que plantea en su panfleto. Así, establece como recurso extremo, pero necesario, "quemar las selvas todas y que arda aquella provincia entera"(26). De esta manera se evitaría que saliesen enemigos "efectivos o soñados" de la selva en un frente excesivamente extenso, privándose a los rebeldes de un refugio seguro en zonas fuera del alcance de los españoles(27). Tras la rápida quema de la selva, los españoles avanzarían desde la frontera haitiana hasta cercar a los rebeldes contra el mar, sin ninguna escapatoria posible. Sin embargo, no explica este tratadista como se llevaría a cabo la quema de la selva, pues tan sólo se limita a decir que no sería en ningún caso difícil.

Ni Joaquín Muzquiz ni la mayoría de los panfletistas de su tiempo se dieron cuenta de que en aquellos momentos era imposible volver a tomar la isla, porque al margen de la mala política económica llevada a cabo por España, el pueblo dominicano amaba por encima de todo su independencia por la que tanto había luchado en los pocos decenios de su existencia como nación. Como decía Jaime de Jesús Domínguez: no se puede comprender el fracaso de la anexión sin partir de la base del amor que sentían los dominicanos por su independencia(29).

En lo que concierne a las ventajas que se esperaban obtener de la anexión hay que citar en primer lugar, la recuperación del prestigio internacional perdido. Todos estos tratadistas se sienten grandes admiradores de de los tiempos pasados y orgullosos de españoles como Cortés o Pizarro.

        En segundo lugar, habla de beneficios estratégicos y económicos. Joaquin Muzquiz critica la torpeza de España, al no haberse quedado cuando concedió la independencia a los estados americanos con ciertos puntos estratégicos, y con ciertas factorías privilegiadas desde el punto de vista económico. Por ejemplo propugna la toma de la isla del Guano, en concepto de indemnización por el ultraje que recibió España(30). Entre estos puntos está la isla de Santo Domingo por su doble interés geoestratégico y económico: En lo que concierne a lo primero, esto era evidente por reencontrarse la antigua colonia entre dos posesiones españolas Cuba y Puerto Rico. Igualmente se reconoce la posición de Samaná como "llave del golfo de México, aunque no lo bañe"(31). Además la situación social de libertad del esclavo podría ser perjudicial para las colonias esclavistas españolas por lo que se plantea como positivo la vuelta a este sistema en Santo Domingo.

        Los beneficios económicos, sin embargo, se manejaban como lo más importante de esta anexión, destacándose la madera como producto principal de explotación. No obstante, Joaquín Muzquiz enfoca más los recursos madereros dominicanos hacia el sostenimiento de una gran armada española que hacia el posible lucro que la explotación, por ejemplo de la caoba reportaría (32). Así, igual que Fenicia debió su navegación a los montes del Líbano, igual España puede basar su armada en los bosques de Santo Domingo(33). España para resurgir de sus cenizas debe reconstruir su armada de guerra pues "muerta su armada en Trafalgar, España enmudeció en el Consejo de las Naciones grandes: su nombre vuelve a oírse apenas su pabellón con dignidad surca los mares..."(34).

El interés por la madera en estos tiempos se debía a la importante deforestación, y subsiguiente carestía de este producto, que sufría la Península Ibérica desde 1850. Se calcula que entre 1850 y 1900 se talaron en España cerca de 10 millones de hectáreas de bosques, constituyendo la más bárbara destrucción ecológica de toda la historia de España (35). No obstante, Joaquín Muzquiz no tuvo en cuenta, en ningún momento, el progresivo auge que estaba adquiriendo el metal en la construcción naval. Ya en 1836 se había aplicado la hélice al navío llamado Arquímedes y desde entonces estos fueron en aumento, por la ventaja que tenían con respecto a los ya viejos veleros de madera (36).

Al final, pese a la opinión favorable de un sector importante de la opinión pública española, lo cierto que la anexión fue un fracaso completo, pues España se entrometió en la historia de una Nación con problemas más graves de los que aparentemente se veían, y no supo aportar ninguna solución, concibiendo tal empresa exclusivamente desde el punto de vista militar y del interés personal por prestigio y madera. En medios del caos España se vio obligada a abandonar la isla el 3 de marzo de 1865 dejando en la isla más de veinte mil muertos y una indeseable antipatía hacia la que fuera antigua Metrópoli(37).

 

NOTAS

 

1. BONA, Fernando de: Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico. Madrid, Imprenta de M. Galiano, 1861. FERRER DE COUTO, José: Reincorporación de Santo Domingo a España. Breves consideraciones sobre este acontecimiento. Madrid, 1861. MARTIN Y OÑATE: España y Santo Domingo. Observaciones de simple y racional criterio acerca de lo que interesa a la nación española la posesión de dicha isla. Y sobre los beneficios que han de recibir en consecuencia los mismos dominicanos, seguidos de una descripción histórica y geográfica de

tan vasta y rica antilla. Madrid, Imprenta de Severiano López, 1864. LA GANDARA Y NAVARRO, José: Anexión y guerra de Santo Domingo. Madrid, 1884. GONZALEZ TABLAS, Ramón: Historia de la dominación y últimas guerras de España en Santo Domingo. Madrid, Imprenta Fernández Caro, 1870,

2. El artículo en cuestión es MUZQUIZ Y CALLEJAS, Joaquín: Una idea sobre la cuestión de Santo Domingo. Madrid, Imprenta de Antonio Pérez Dubruel, febrero de 1864 (pp 1 29).

3. SANCHEZ AGESTA, Luis: "Sentido sociológico y político del siglo XIX". Revista de Estudios políticos Nº 75, Madrid, 1954 (pp. 23 43) pp 32 3.

4. CARR, Raymon: España (1808 1975). Barcelona, Ariel, 1985, p. 257

5. NAVARRO Y RODRIGO, Carlos: O`Donnell y su tiempo. Madrid, Imprenta de la Biblioteca Universal económica, 1869 Cap XXXI, p. 143

6.  CARR Ob Cit p 258. COMELLAS, José Luis: Historia de España Moderna y Contemporánea (1474 1975). Madrid, Ed Rialp, 1985, pp. 476 7.

7. DOMINGUEZ, Jaime de Jesús: La anexión de la Republica Dominicana a España,T I. Santo Domingo, Editora de UAST, 1979 p 77

8. IBIDEM p 306

9. NAVARRO Ob. Cit., Cap. XL p 192

10. CARR Ob. Cit., p 258

11. NAVARRO Ob. Cit. Cap. XL, p 191

12. MUZQUIZ Ob. Cit., p 29

13. IBIDEM p 7

14. DOMINGUEZ Ob. Cit., p 258

15. MUZQUIZ Ob. Cit., p 5

16. IBIDEM p 13

17. IBIDEM p 28

18. IBIDEM p 10 y ss

19. IBIDEM p 5. El parrafo parece inspirado en otro texto aparecido publicado en 1854 en que se afirmaba que todos los dominicanos se pronunciaban a favor de España pues es una nación "que tiene la misma lengua, religión, carácter y costumbres". TORRENTE, Mariano: Política Ultramarina que abrazan todos los puntos referentes a las relaciones de España con los Estados Unidos, con la Inglaterra y las Antillas, y señaladamente con las islas de Santo Domingo. Madrid, 1854 L III, Cap LII, p 325.

20. Véase por ejemplo TOLENTINO, Hugo: La traición de Pedro Santana. Santo Domingo, 1968 p 37. Pueden verse muchos más datos en torno a la controversia de Santana en ALFAU DURAN, Vetilio: Controversia Histórica. Polémica de Santana. Santo Domingo, Editora Montelco, 1968.

21. DOMINGUEZ Ob. Cit., p 65 y ss.

22. HOETINK, H: El pueblo dominicano 1850 1900. Apuntes para su sociología histórica. Santiago(R. Dominicana), Colección Estudia, 1971 p 192

23. MUZQUIZ Ob. Cit, p. 6. Sin embargo, la superioridad numérica española tampoco era tan clara, porque cualquier dominicano se convertía en soldado cuando las circunstancias lo requerían. Mariano Torrente decía en 1854 sobre el ejercito dominicano lo siguiente:"se compone de 6000 hombres, y en caso de guerra puede elevarse a 15 000, y aun a mayor número, pues cuando la patria se declara en peligro, todos los habitantes son soldados y

todos salen a defender sus hogares con indomable furor...".TORRENTE: Ob. Cit. L. III, Cap. XLIX, p. 292

24. IBIDEM p. 8.

25. IBIDEM p. 7.

26. IBIDEM p. 8.

27. IBIDEM.

28. IBIDEM p 18.

29. DOMINGUEZ Ob. Cit. p. 314

30. MUZQUIZ Ob. Cit., pp. 21 y ss.

31. IBIDEM p. 28. También otros como Navarro y Rodrigo destacan este punto estratégico. NAVARRO: Ob. Cit. Cap XL p 190 32.  A este respecto reconocía Mariano Torrente: " por sus puertos se exporta la caoba mejor y más estimada de Europa. Los que se dedican a la madera sacan mucho provecho porque allí los árboles crecen espontáneamente y sin cultivo de manera que no hay más trabajo que cortarlos, desbastarlos y conducirlos a las costas". TORRENTE: Ob. Cit. L. III, Cap. XLVIII, p. 279

33.  MUZQUIZ: Ob. Cit., pp. 18 19.

34.  IBIDEM, p. 19.

35. NADAL OLLER, Jorge y otros: Los Siglos XIX y XX. América Independiente. Historia de España y América Social y económica T V. Barcelona, Editorial Vicens Vives, 1985, pp. 198 199.

36. IBIDEM p. 209.

37. MORALES PADRON, Francisco: Historia de unas relaciones difíciles (EEUU  América Española). Sevilla, Universidad de Sevilla, 1987, p. 103.

 

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