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LA FORMACIÓN DEL ESPÍRITU NACIONAL EN LA ESCUELA FRANQUISTA

LA FORMACIÓN DEL ESPÍRITU NACIONAL EN LA ESCUELA FRANQUISTA

 

  I.-INTRODUCCIÓN

Desde los orígenes de la civilización la escuela ha sido un elemento básico de socialización, de formación y de cohesión del colectivo1.

Todas las civilizaciones han considerado prioritario instruir a sus jóvenes en sus profundas convicciones socio-políticas. Ningún régimen político ha renunciado al adoctrinamiento educativo, pues, han sido conscientes de su importancia para garantizar la paz social. Ya en la antigüedad clásica se entendió la escuela como el reflejo de la sociedad. De hecho, Aristóteles decía que el ciudadano ateniense debía ser formado íntegramente, es decir, “físicamente, intelectualmente, estéticamente y moralmente”. En la Edad Moderna la educación estuvo controlada por la Iglesia y el Estado pero era una escuela elitista, limitada a un puñado de privilegiados. El grueso de la población se instruía y educaba en el propio seno familiar. Ya en la Edad Contemporánea con la universalización progresiva de la enseñanza, la escuela cambió. La asumió plenamente el Estado y asumió asimismo el carácter instructor y educador que antaño tuvieron las familias (Mayntz, 1987: 16).

Clarísimo lo tenía el jesuita Ramón Ruiz, quien en 1911 definía la educación así:

 

Bajo el nombre de educación entendemos aquí, la formación consiente de las nuevas generaciones, conforme a la cultura y al ideal de cada pueblo y época. Esa formación puede tener por objeto las facultades intelectuales y los conocimientos con que se enriquecen; o bien, las virtudes o hábitos morales que constituyen el carácter. En el primer caso tenemos la educación intelectual; en el segundo, la educación moral, de la que forma parte principalísima la educación religiosa, como quiera que las más excelentes virtudes son las que se refieren a Dios, o a los demás hombres por respeto de Dios (1911: 1).

 

El padre Ramón Ruiz parecía tener clarísimo eso del adiestramiento escolar de la juventud, una práctica como ya digo secular a lo largo de toda la historia de la educación.

En España, aunque la Ley Moyano de 1857 estableció la educación universal hasta los 9 años, lo cierto es que nunca hubo una verdadera intención política de ponerlo en práctica. Fue la II República, a partir de 1931, cuando se intentó su aplicación, democratizando la escuela, duplicando el número de centros educativos y adjudicando por primera vez al Estado, la responsabilidad de la educación (Flores Tristán, 2005: 33-34).

Tras el Alzamiento de 1936 el franquismo supuso una ruptura en la línea democratizadora y modernizadora iniciada durante la II República. Como escribió Carlos Alberto Montaner, el general Francisco Franco fue el contrarreformista más evidente, obvio, exitoso y tenaz de toda la Historia de España (1990: 38). El mismísimo Cardenal Torquemada se hubiese sentido orgulloso de él.

Obviamente, a nivel educativo, lo primero que hizo el franquismo fue desmontar rápidamente la escuela republicana para crear un nuevo sistema adoctrinador que sirviera a su ideología. El franquismo asumió desde un primer momento asumió la idea falangista de la revolución social, para ello montó una verdadera contrarrevolución educativa. Su revolución social sólo se podía llevar a cabo a medio plazo, educando a los jóvenes en la ideología nacionalcatolicista. Lo primero que hizo el régimen fue depurar el cuerpo docente, desde los maestros de educación primaria hasta los catedráticos de Universidad. Todos los sospechosos de ser de izquierdas, republicano o simplemente liberal fueron depurados. Unos fueron fusilados y otros consiguieron escapar al exilio. Pero la cosa no quedó ahí; a la caza de brujas siguió el expurgo de las bibliotecas escolares, eliminando todas aquellas publicaciones que no fuesen acordes con los nuevos ideales Nacionalcatolicistas. Todo ello, se completó con una férrea censura sobre las publicaciones, los periódicos, el cine, la televisión, el teatro, etcétera (Flores Tristán, 2005: 71). La democratización y la universalización de la escuela, implantada por la II República eran ya agua pasada. La nueva educación se basaría en una visión conservadora y patriótica de la historia nacional. La Institución Libre de Enseñanza fue condenada e intelectuales como Bosch Gimpera y Altamira tuvieron que exiliarse. Y la dictadura duró tanto que en muchos casos se fueron para no regresar nunca. El mismo Franco aseguraba que desde tiempos de Felipe II todo había ido mal, especialmente en el siglo XIX con el liberalismo. Él recuperaría España para su destino universal (Fontana, 2001: 257-259).

Una vez desmontado el espíritu liberador y democrático de la escuela republicana, el nuevo régimen comenzó su proyecto de adiestramiento de los jóvenes en los nuevos valores dominantes, es decir, en la ideología falangista y nacionalcatolicista. En 1944 escribió el inspector Alejandro Manzanares que la escuela debía ser una prolongación del hogar, una continuación de la familia. Y poco después, refiriéndose a la asignatura de religión, destaca su importancia no solamente para mantener las seculares tradiciones católicas de España sino también llevar a nuestra querida Patria al cumplimiento providencial de sus destinos imperiales.

En 1968 Alfredo Gosálbez Celdrán escribió que la educación busca el desarrollo de las facultades morales, intelectuales y físicas del joven, que son necesarias para el cumplimiento de sus fines sociales y humanos (1968: 30). Según este mismo escritor de la F.E.N esta instrucción debía incluir las siguientes partes: instrucción elemental (cortesía, urbanidad y reglas sociales), instrucción intelectual y moral (inculcarle sentido espiritual y virtudes morales) e instrucción física. Páginas más adelante especificaba los aspectos concretos que debía abarcar este aprendizaje, a saber: iniciación a la convivencia, conocimientos elementales, desarrollo-físico-intelectual, fomento de sentimientos espirituales y la formación social del joven (Ibídem: 60). Dentro de esta formación social de los jóvenes destacaba la importancia de la educación ciudadana que lleva a cabo el Estado y que tendría dos partes:

-El orden social y las normas de tráfico.

-El respeto por los jardines, parques, monumentos, obras de arte, museos y bibliotecas.

 

II.-BASES IDEOLÓGICAS DE LA ESCUELA FRANQUISTA

Los pilares ideológicos de la escuela franquista fueron dos: la Iglesia y el ideario falangista que asumió y aplicó al menos hasta principios de los años sesenta.

Franco hizo suya la encíclica expedida por el Papa Pio XI en 1929, titulada Divini Illius Magistri. En ella se decía que la educación esencialmente consiste en la formación del hombre tal cual debe ser y como debe portarse en esta vida terrena para conseguir el fin sublime para el cual fue creado. Pio XI dejó bien claros cuales eran los principios básicos de la pedagogía católica: uno, los agentes de la educación eran la Iglesia, el Estado y la familia. Dos, el sujeto de la educación es el hombre entero, es decir, el espíritu unido al cuerpo en unidad de naturaleza. Y tres, el modelo a imitar sería Jesús.

También el Concilio Vaticano II hacía alusión a la necesidad de que la Educación oficial se implicase en la formación de los jóvenes para contribuir de esta forma al progreso social. Todos estos principios se aplicaban en la escuela franquista de ahí que se haya llamado al régimen nacionalcatolicista La religión era por supuesto obligatoria y evaluable. Tanto la educación como la legislación franquista se inspiraron en la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Lo cual se justificaba, según Marino Díaz, en que casi la totalidad de la población española era profundamente católica (1971: 49).

El otro piular básico del régimen franquista en sus primeros años fue, sin duda, el ideario falangista. José Antonio no quería que los llamaran fascistas, pues no se sentía identificado con el régimen de Mussolini. De hecho él decía que aquel quería crear un Estado totalitario, mientras que los falangistas lo que deseaban era una revolución nacional de armonía social con profundas reformas económicas (Aguinaga, 2003: 65). En un primer momento el régimen franquista entiende que el falangismo ha dejado una revolución pendiente, una revolución que habían frustrado sucesivamente la Dictadura de Primo de Rivera y desde 1931 la II República. Para José Antonio la revolución social tenía que tener como objetivos el levantamiento de dos pesadas losas que habían sepultado al sufrido pueblo español: el pesimismo histórico y la injusticia social. Y España debía ser una unidad de destino en lo Universal. Para lograrla había que empezar controlando las escuelas. No obstante, desde la década de los sesenta se verá que los objetivos de Franco y de José Antonio son muy diferentes. José Antonio quiere una revolución social que desmonte el capitalismo, mientras que Franco pretende crear una monarquía capitalista liberal. Para Franco los principios del Movimiento no son inmutables y vamos a ingresar en el mundo capitalista liberal (Aguinaga, 2003: 97-98). Franco primero dio un enorme poder a los falangistas para que intentaran su revolución. Pero luego se arrepintió y fue transformando los principios del Movimiento a su gusto.

 

III.-EL FRENTE DE JUVENTUDES

El alzamiento militar de 1936 se entendió como una verdadera revolución tradicionalista. Marino Díaz Guerra definió el objetivo del alzamiento de Franco con las siguientes palabras:

Hacer del pueblo el sujeto de esta revolución. Hasta entonces España estaba colonizada por una sola clase social: la burguesía. El pueblo, que había hecho su aparición en la Guerra de la Independencia y al proclamarse la II República, continuaba sin participar en el gobierno del país, necesitaba ser liberado del egoísmo de la derecha y de las locuras de la izquierda (1971: 29).

 

Pero, ¿a qué revolución se referían?, pues a la revolución falangista de la que habló José Antonio:

Entendemos por revolución una transformación radical y urgente de la sociedad española, inspirada en el concepto cristiano de la vida y realizada con el estilo directo, ardiente y combativo que acelere su proceso (Cit. en Mendoza Guinea, 1957: V, 87).

 

José Antonio no ocultó nunca sus intenciones. Ansiaba una revolución nacional de armonía social con profundas reformas económicas (Aguinaga, 2003: 65). Por tanto, está claro lo que era la revolución falangista, es decir, una transformación radical y urgente de la sociedad española. Pero, ¿cómo la pretendían llevar a cabo?, recurramos de nuevo al pensamiento de José Antonio:

La educación es clave de futuro, educar a los futuros profesionales a los futuros dirigentes a los futuros administradores pero todo eso controlado por el Movimiento. Los partidos políticos son una lacra, se han convertido en instrumentos de dominio de las clases dominantes y de intereses particulares. No defienden los intereses de toda la sociedad. La democracia si quiere sobrevivir en el mundo actual tiene que ser por otros cauces que superen el sistema de partidos (El ideal de José Antonio, 1975: 58).

 

Teniendo en cuenta que querían llevar a cabo una reforma de toda la base social española, los mismos falangistas cayeron en la cuenta que la educación estaba llamada a desempeñar un papel clave en la consecución de sus objetivos. Por ello, la Formación del Espíritu Nacional quedó en manos del partido único, es decir, de la falange o lo que es lo mismo, del Movimiento Nacional. Ésta a su vez gestionaba el Frente de Juventudes y la Sección Femenina que eran los instrumentos del partido para controlar la correcta educación de los españoles desde su tierna infancia. Competencia suya era confeccionar y revisar los textos de la F.E.N. Está claro que el objetivo último del Movimiento Nacional, a través del Frente de Juventudes, no era otro que difundir el pensamiento de José Antonio en toda la sociedad española, para así llevar la revolución al pueblo. Y los falangistas no ocultaban sus intenciones, pues públicamente decían que el movimiento es un instrumento clave en la nueva revolución, pues es el que debe convencer al pueblo de este nuevo sistema político. Cualquier inquietud política debía canalizarse necesariamente a través del Movimiento, que debía integrar a todos los miembros del estado español. La juventud, decía la Falange, es la clave del futuro por eso es fundamental captarla para la tarea que queda por hacer.

En un primer momento el régimen franquista entiende que el falangismo ha dejado una revolución pendiente, una revolución que habían frustrado sucesivamente la Dictadura de Primo de Rivera y desde 1931 la II República. Para José Antonio la revolución social tenía que tener como objetivos el levantamiento de dos pesadas losas que habían sepultado al sufrido pueblo español: el pesimismo histórico y la injusticia social. Y España debía ser una unidad de destino en lo Universal. Para lograrla había que empezar controlando las escuelas.

 

A.-EL FRENTE DE JUVENTUDES Y LA REVOLUCIÓN SOCIAL

Los objetivos de Franco y de José Antonio son muy diferentes. José Antonio quiere una revolución social que desmonte el capitalismo, mientras que Franco pretende crear una monarquía capitalista liberal. Para Franco los principios del Movimiento no son inmutables y vamos a ingresar en el mundo capitalista liberal. Franco primero les dio poder a los falangistas para que intentaran su revolución. Pero luego se arrepintió y fue transformando los principios del Movimiento a su gusto.

Para llevar a cabo toda esta revolución educativa se creo el Frente de Juventudes. Este organismo fue una de las obras predilectas del régimen porque Franco, siguiendo inicialmente las directrices falangistas, se preocupó especialmente por el adoctrinamiento de las juventudes. Para ello, el Frente reguló todo lo concerniente a la educación en valores que era la única garantía de conseguir la futura patria hermosa y unida que soñó José Antonio (Mendoza Guinea, 1957: I, 108). El Frente de Juventudes tenía asignado dos objetivos:

Uno, por delegación del Movimiento, preparar a sus afiliados, a las falanges juveniles de Franco, para ser militantes de la Falange española Tradicionalista y de la JONS. Y dos, por delegación del Estado, inculcar a toda la juventud española la alegría y el orgullo de la Patria, enseñándola a conocer, respetar, amar y servir a España (Mendoza Guinea, 1957:I, 128).

En definitiva, el objetivo último del Frente de Juventudes fue lograr que la juventud española sea incitada en las consignas políticas del Movimiento. Tenían asignadas la Educación Física, la asignatura de la Formación del E Nacional, y la iniciación al Hogar de las mujeres. Precisamente, para atender las necesidades especificas de las juventudes femeninas se creo, dentro del Frente de Juventudes, en 1940, la Sección Femenina. Su objetivo integrar a las mujeres en el proyecto común de la nueva revolución social. Pero ¿qué papel tendrían éstas? José Antonio lo dejó muy claro en sus escritos: debían convertirse en excelentes esposas y madres. Para ello, debían encargarse eficientemente de las tareas y, además, educar a sus hijos en el amor a Dios y a la Falange (Otero, 1999: 176). De esta forma se convertirían en el complemento idóneo del adoctrinamiento escolar y, por tanto, en puntal básico de la pretendida revolución social.

La Sección Femenina pretendía formar a sus afiliadas para el desempeño idóneo de esta función que el nuevo régimen Nacionalcatolicista le había asignado. Para ello, creo centros de convivencia, albergues, y organizó actividades deportivas, culturales y artísticas (Jiménez Villalba, 1969: 125). La Sección Femenina se convirtió en el único organismo de participación pública de la mujer.

 

B.-LOS ESCRITORES DE LA F.E.N.

El Frente de Juventudes reclutó a lo más granado de la intelectualidad franquista para su proyecto de la revolución social. Los manuales de la F.E.N. no fueron escritos por cualquiera sino por los más destacados hombres de letras de la época. Ello contribuyó a dar a los manuales de la F.E.N. unas dosis de erudición y un nivel intelectual que difícilmente se encontraba en otras materias. El Régimen de Franco puso, pues, toda la carne en el asador para llevar a cabo su proyecto de revolución social falangista desde la Escuela.

Había destacados políticos como Manuel Fraga Iribarne, Ministro franquista y posterior fundador de Alianza Popular –Hoy Partido Popular- y Torcuato Fernández Miranda. Había escritores destacadísimos como Jaime Capmany y Gonzalo Torrente Ballester. Economistas de prestigio como Enrique Fuentes Quintana y Juan Velarde Fuentes. Y decenas de Catedráticos de Universidad y de Enseñanzas Medias, así como inspectores. Entre ellos: Efrén Borrajo Dacruz, Catedrático de Historia del Derecho en la Universidad Complutense o Rodrigo Fernández Carvajal, Catedrático de Derecho Político en la Universidad de Murcia.

Otros escritores eran mandos militares, como Antonio Castro Villacañas, profesor de la Academia Nacional de mandos e instructores “José Antonio”. Otros escritores eran personas de una proyección más discreta, simplemente vinculadas al Movimiento, entre los que podemos citar a: José Poveda Ariño, José María Mendoza Guinea, Gaspar Gómez La Serna, Alfredo Gosálbez Celdrán, José María Sánchez Silva, Francisco Vigil, Manuel Álvarez Lastra, Eleuterio de Orte Martínez, Antonio Ramis Bennasar, Bernardo Villalonga Bennasar, Juan Manuel Moreno, Marino Díaz Guerra o Nicolás Jiménez Villalba

En Extremadura, estaba Gonzalo Sánchez-Rodrigo, escritor, editor y periodista. En Plasencia tenía una editorial que editó algunos manuales de la F.E.N. –algunos escritos por él mismo- y otras obras relacionadas. Quiliano Blanco Hernando publicó en la editorial Sánchez. Rodrigo su famosa enciclopedia Faro, en la que se dedica un capítulo a la F.E.N.

 

IV.-UNA REINTERPRETACIÓN DE LA HISTORIA

Por un lado, aunque no se llamase así, existía la transversalidad porque en asignaturas como historia, religión o filosofía se hablaba del carácter ibérico, de la grandeza de la patria indivisible y de Dios.

Por supuesto, la Historia de España era una asignatura clave dentro del organigrama educativo. El Frente de Juventudes auspició una revisión de la Historia de España, marcada por el catolicismo y por la grandeza de la patria. Por supuesto, lo primero que había que hacer era romper en seco con la interpretación marxista de la Historia que causaba furor en la Europa de la época. Y para ello adoptan la más rancia metodología historicista, auspiciada por el ideario falangista. La metodología historicista partía de varias premisas: la primera, destacaba al individuo frente a la colectividad. Los protagonistas de la Historia eran los grandes personajes o los grandes tiranos; eran ellos los que movían los hilos de la evolución. En oposición a la visión materialista de la Historia, sostenían que lo espiritual ha sido y es el resorte decisivo en la vida de los hombres y de los pueblos. Según la historiografía oficial del Régimen, la infraestructura no la forman los aspectos económicos, como diría Karl Marx, sino los aspectos espirituales. El Frente de Juventudes y las Cátedras de Historia asumen esta idea:

Lo espiritual ha sido y es el resorte decisivo en la vida de los hombres y de los pueblos (Mendoza Guinea, 1957: V, 49).

Y dentro de lo espiritual lo religioso ha jugado un papel muy destacado. Ningún hombre puede dejar de formularse las eternas preguntas sobre la vida y la muerte, sobre la creación y el más allá. A esas preguntas no se puede contestar con evasivas: hay que contestar con la afirmación o con la negación. España contestó siempre con la afirmación católica. La interpretación católica de la vida es, en primer lugar, la verdadera, pero es además, históricamente, la española. Por su sentido de catolicidad, de universalidad, ganó España al mar y a la barbarie continentes desconocidos. Los ganó para incorporar a quienes los habitaban a una empresa universal de salvación.

 

A.-UNA HISTORIA DE ESPAÑA SAGRADA

La Historia de España estaría marcada por grandes hitos y por grandes prohombres, Viriato, el Cid Campeador, Pelayo, Hernán Cortés, José Antonio Primo de Ribera, etc. Existía una historia de España sagrada e intocable. Pero, por otro lado, no bastaba con las transversalidad. Además se diseñó una asignatura específica, la Formación del Espíritu Nacional que pretendía ensalzar todos esos valores.

Por ejemplo, en 1966, Manuel Medina Barea, director de las Escuelas del Ave María proponía para los cursos de 3º y 4º una unidad titulada España en la que se debía tratar lo siguiente:

“Observación del mapa de España e interpretación de señalizaciones. Ídem de los símbolos y fotografía del Jefe del estado. Audición del Himno Nacional e himnos del Movimiento. Investigación de datos en el libro de consulta del alumno. Conversación y discusión sobre las observaciones realizadas y datos obtenidos”.

 

No menos claro, se mostraba el jesuita Gabino Márquez en su libro Deberes Patrióticos (Madrid, 1940) para alumnos de 1ª y 2ª Enseñanza que sintetizaba la historia patria con las siguientes palabras:

Es imposible leer la gloriosa historia de nuestra Patria y no sentirse conmovido y noblemente entusiasmado por España. No puede menos de encender nuestro espíritu patriótico el heroísmo sublime de Sagunto y Numancia, el entusiasmo bélico de Pelayo, la caballerosidad guerrera y el noble patriotismo del Cid, la valentía y el amor santo de San Fernando a la Religión y a la Patria, el valor guerrero de Carlos V, la prudencia de Felipe II, el heroísmo sublime de los conquistadores, Hernán Cortés, Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, etc, etc, y en nuestros tiempos la Guerra de la Independencia y esta guerra contra el Marxismo salido del infierno… Por eso desea el gobierno de la nueva España que a los niños se les enseñe la Historia de nuestra patria, pues nuestra hermosísima historia, nuestra tradición excelsa, proyectadas en el futuro, han de formar el espíritu de los niños españoles”.

 

Este mismo autor afirma más adelante que la patria española debe ser una, grande, libre, imperial y cristiana. Una, porque no es racional que se divida en “una colección de repúblicas de Andorra y a merced de cualquier Estado ambicioso”. Grande, “trabajando pero sin dejar la religión para que Dios nos ayude desde lo alto”. Libre “pero no liberal; eso de ningún modo, pues el liberalismo es un error condenado por la Iglesia que ha causado la ruina de la Patria”. Imperial porque “España tiene derecho a la expansión colonial con tal de no faltar a la justicia”. Y, finalmente, cristiana “o mejor dicho católica porque todos lo somos y en ello ciframos nuestra mayor gloria”. Textos como éste y otros muchos son muy claros sobre la intención educativa del “nuevo” gobierno surgido tras la victoria del bando Nacional en 1939.

La historia la manipulan en base a grandes mitos. El primero de ellos es Viriato al que se considera esencia de lo más profundo de los valores ibéricos. Le sigue Recadero de quien se decía lo siguiente:

Recadero es el gran monarca unificador de nuestra Historia: consiguió la unidad de las tierras y de los hombres bajo el signo de la cruz; consiguió la unidad espiritual de vencedores y vencidos, aproximando a las dos razas –dominante y dominada-, a la nobleza y al pueblo (Mendoza Guinea, 1957: I, 15).

 

Le siguen como no Pelayo y la gloriosa batalla de Covadonga (718), allí en los desfiladeros del monte Auseva, protegidos por la Virgen María, que se les había aparecido en la gruta de Covadonga, dio comienzo la gloriosa Reconquista (Ibídem: 16). La Reconquista de Toledo por Alfonso VI, que tuvo una gran importancia no solo militar sino también cultural por la fundación en ella de la Escuela de Traductores, que puso en contacto las culturas cristiana y árabe. La Batalla de las Navas de Tolosa (16-VII-1212) donde Alfonso VIII derrotó a los almohades abriendo el camino para la reconquista de Andalucía. La reconquista de Granada en 1492 y el Descubrimiento y la Conquista de América son los mitos siguientes a los que siguen la gloriosa batalla de Lepanto en 1571 por una alianza comandada por don Juan de Austria. El Papa San Pío V en reconocimiento por sus méritos le aplicó las palabras del Evangelio: “Hubo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan”, ordenando que en la letanía del Santo Rosario se rezara, de entones en adelante, el Auxilium Christianorum” (Ibídem: 18). La paz de Westfalia (1648) y de los Pirineos (1659) supuso la derrota de los ideales que España había defendido en Europa (Mendoza Guinea, 1957: V, 5).

Ensalza a los carlistas por sus “hermosas virtudes de fidelidad a la tradición” y porque decidieron plantar cara a unas ideas liberales que traicionaban “la mejor Historia de España” (Ibídem: 7). El tradicionalismo es una doctrina política o, mejor aún, una posición cultural caracterizada por la fidelidad a la tradición cultural y política de España “. Los requetés carlistas y los falangistas fueron las principales fuerzas que se sumaron a la Guerra Civil heroicamente.

El alzamiento del 2 de mayo de 1808 contra las tropas invasoras de Napoleón. Combatieron en Madrid y en el parque de Monteleón dirigidos por Daoíz y Velarde. La batalla de Bailén (19-VII-1808) ganada por el general Castaño primera derrota en campo de batalla del ejército francés. Y finalmente, las de Vitoria y San Marcial, logradas los años de 1812 y 1813. “El pueblo español había sabido sufrir, luchar y vencer” (Mendoza Guinea, 1957: V, 19).

Dentro de esa Historia Sagrada ocupó un puesto de honor la Conquista de América. Durante el franquismo se interpretó como una etapa sagrada e intocable, uno de los signos de identidad de la patria hispana. Y por sorprendente que parezca, esta leyenda apologética y legitimadora ha prevalecido prácticamente hasta el siglo XXI. Ésta entendía la conquista como una gesta de guerreros, héroes y santos que ensancharon los dominios de la civilización y de la cristiandad. En 1944 Antonio Floriano destacaba la importancia de una ley que protegía a los indígenas y que recaía con toda su fuerza sobre aquellos que les daban malos tratos:

España siempre trató al indio como a un hijo menor; que ya la Reina Católica se negó a que fueran reducidos a la esclavitud; que cuando se conocían malos tratos, crueldades o rapacidades, estos se castigaban con rigor” (1944: 145)

 

Nada más falso, como veremos a lo largo de este libro. Ni se trató al indio como a un hijo menor ni por supuesto fueron condenados los españoles por sus actos de crueldad, por sus robos, por las matanzas de indios y por las violaciones de indias. En 1947 en un libro sobre Hernán Cortés, Manuel Trillo escribía, emulando a López de Gómara, destacando la Conquista como la mayor obra realizada en el mundo, después de la venida de Jesús al mundo:

Conviene recordar la calumniosa exageración en que, sobre todo a propósito de nuestra Obra en América, se ha incurrido por extranjeros malignos y hasta por españoles ofuscados, pintando a España como opresora madrastra de aquellos países… Precisamente nuestra Obra allá, nuestro divino obrón de redenciones, nuestro desdoblamiento abnegado y hasta la locura, es la página mayor, ¿qué digo de los anales de España?, de los anales del mundo, después del advenimiento del Redentor” (Trillo, 1947: 2).

 

A mediados de, siglo XX se expresaba Rufino Blanco-Fombona elogiaba hasta extremos insospechados a los conquistadores y descubridores españoles:

Los descubridores y conquistadores españoles de América –hoy podemos juzgarlos sin prevenciones y con exacta noción de su obra- fueron hombres maravillosos, muy de España y muy del siglo XVI” (1956: 175)

 

Pero, en fechas mucho más recientes, una buena pléyade de historiadores ha continuado defendiendo postulados parecidos. Para Francisco Morales Padrón, Catedrático emérito de la Universidad de Sevilla, la conquista fue “el último episodio de las cruzadas; la conversión de España en historia Universal” (1974: 15). El autor reconoce algunos desmanes cometidos por los españoles pero los justifica en base a tres aspectos: primero, que eran hombres de su época, donde el derecho a la vida no estaba entre sus prioridades. Segundo, que los alemanes lo hicieron peor aún en Venezuela. Y tercero, que los indios tampoco eran “las mansas ovejas de que habla Las Casas” (Ibídem, 78). En un artículo posterior el mismo autor sostiene que no sólo no hubo genocidio español sino que, incluso, salvamos a pueblos como los totonacas, los tlaxcaltecas o los huancas del genocidio que padecían a manos de los mexicas.

Por su parte, Melquíades Andrés, en el discurso inaugural del curso 1977-78 de la Escuela de Magisterio de Almendralejo, publicado en 1980 en la Revista de Estudios Extremeños, decía lo siguiente:

Los conquistadores y místicos se caracterizan por su dinamismo, audacia, valor, temeridad, amor a la verdad, sentido de progreso, eficacia de acción, integración en sí mismos, exaltación del deseo y del corazón, entereza ante contratiempos, sufrimientos y penalidades, sentido ascético de la vida junto con otros componentes…”.

 

Lo cierto es que durante el franquismo, se sostuvo que la conquista de América fue muy beneficiosa tanto para los europeos como para los indios. Para muchos la América Precolombina era un mundo “salvaje”, “subdesarrollado” y “desaprovechado”.

 

B.-UNA REINTERPRETACIÓN DEL ALZAMIENTO DE 1936

En todos los manuales de la F.E.N. se sitúa el golpe de Estado del general Franco como uno de los grandes hitos de la Historia de España. Gabino Márquez señaló concretamente seis hitos, a saber: la defensa de Covadonga en los orígenes de la Reconquista, la reconquista de Granada, el Descubrimiento de América, la Conquista de los imperios azteca e inca, la Guerra de la Independencia y, como no, la guerra de independencia contra los rojos (1940: 27).

Por supuesto, el último de los grandes hitos de nuestra Historia no podía ser otro que el Glorioso Alzamiento Nacional, protagonizado por el ejército, la falange y la Comunión Tradicionalista bajo el mando de Franco el 18 de julio de 1936 y terminado el 1 de abril de 1939. La derecha republicana y sobre todo los falangistas habían incitado al alzamiento al menos desde 1934. El propio José Antonio, consiguió enviar desde la Cárcel Modelo una carta clandestina, fechada el 4 de mayo de 1936 en la que incitaba a sus compañeros de partido y al ejército a levantarse contra el orden establecido:

Si permanecéis pasivos puede ser que cuando os deis cuenta España haya desaparecido (II, 989).

 

Guinea Mendoza escribe gozosamente que desde esa fecha, la Historia de España vuelve a transcurrir por cauces que nos han de llevar hacia el cumplimiento del destino histórico nacional (Mendoza Guinea, 1957: I, 20). Todos los libros de la F.E.N. insisten una y otra vez que el Alzamiento fue necesario para salvar a España de la destrucción a que la llevaba el gobierno del Frente Popular:

Con su triunfo España consiguió la Unidad de sus tierras y sus hombres, al desaparecer los separatismos y la lucha de clases, y la Religión Católica amparada y protegida por el Estado; ha vuelto el Crucifijo a las Escuelas; se permite el culto externo, y es obligatoria la enseñanza religiosa en todos los centros docentes (Ibídem: I, 110).

 

Pero Mendoza Guinea, en el manual de V de Bachillerato volvía al tema del Alzamiento. Curiosamente no fue un golpe de Estado, ni un pronunciamiento militar sino una sublevación del pueblo en armas contra un gobierno que traicionaba el ser de España y hacía imposible la convivencia entre los españoles… (V, 20). En esta misma línea Antonio Castro Villacañas afirmaba que el Alzamiento no lo protagonizó el ejército sino que fue la reacción del pueblo español en un esfuerzo sobrehumano por acabar con una República que lejos de solucionar los problemas los creaba (1955: 102). Por tanto, concluía que el Alzamiento no fue otra cosa que un glorioso movimiento de liberación llevado a cabo por el pueblo para salvarnos del comunismo y del separatismo. ¡Increíble!, ¿alguien se creería eso del alzamiento popular? Pero, por si acaso no había sido lo suficientemente convincente a Castro Villacañas, le pareció oportuno reforzar su argumento con una serie de horrores de lo que él denominaba la República roja:

 

-Las Checas mataron sólo en Madrid a más de ¡250.000 personas!

-Entregaron el oro del Banco de España a Rusia.

-Y permitieron la fragmentación de España.

 

Marino Díaz Guerra, colaborador del Frente de Juventudes, escribió ¡en 1971! que el Alzamiento supuso el fin de un largo período de inestabilidad en la Historia de España, iniciado en las Cortes de Cádiz. Por ello, desde el triunfo de lo que él llama Revolución se inició la etapa más seria de su historia contemporánea para resolver el llamado problema de España (Díaz Guerra, : 28-29).

Queda claro que durante varias décadas, uno de los objetivos de la F.E.N. fue reinterpretar el Alzamiento militar de 1936. Lo intentó presentar como un fenómeno inevitable que no partió de una cúpula militar golpista sino de una sublevación o revolución popular. Increíble, ¿alguien pudo creer en semejante patraña? Por increíble que parezca sí. Treinta y seis años insistiendo en lo mismo, a los jóvenes desde su infancia pueden hacer creíble lo más increíble.

Los héroes nacionales, además de los clásicos Viriato, don Pelayo o Hernán Cortés, eran el general Moscardó, el general Mola, Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera, y por supuesto, el más importante de todos, el libertador Francisco Franco.

Lógicamente el régimen implantó un listado de fechas conmemorativas que los españoles debían celebrar con júbilo. Mendoza Guinea explicaba que una conmemoración era el recuerdo de los acontecimientos históricos más recientes de nuestra Patria (1957: I. 14).

 

CUADRO I

CONMEMORACIONES NACIONALES

 

FECHA

ACONTECIMIENTO

29-X-1933

Fundación de la Falange por José Antonio Primo, en el teatro de la Comedia de Madrid.

18-VII-1936

El día del Alzamiento Militar.

19-IV-1937

Día de la unión de la Falange Española y de la JONS con la Comunión

1-IV-1939

Día de la Victoria, tras la emisión del último parte de guerra

10-III

día de la conmemoración de los mártires de la Tradición.

 

 

Pero también habría otros días específicos que debían conmemorar la juventud franquista.

CUADRO II

DÍAS CONMEMORATIVOS DE LA JUVENTUD

 

FECHA

ACONTECIMIENTO

1-X-1936

día del Caudillo Francisco Franco Bahamonde, fecha en la que fue nombrado Caudillo de España, Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos Nacionales

12-X-1492

Día de la Hispanidad

29-X

Día de la Fe en la doctrina de Falange y en su capacidad para devolver a España la unidad, grandeza y libertad de la Patria.

 

20-XI

Día del Dolor, coincidiendo con la fecha de la muerte de José Antonio, fusilado en la cárcel de Alicante el 20-XI-1936.

8-XII

Día de la madre.

¿?

Día de los caídos de la juventud. Coincide con la fecha de la muerte de Matías Montero, que era un joven estudiante falangista.

1-IV-1939

Día de la Victoria

2-V-1808

Día de la Independencia

30-V

Día de la juventud, que coincide con el día de su patrono, San Fernando.

4-VIII

Día de Gibraltar, se conmemora para mantener viva la reivindicación de Gibraltar y su retorno a la patria española.

 

V.-LA REGULACIÓN LEGAL DE LA F.E.N.

Inicialmente, hasta principios de los años cincuenta la asignatura se llamó simple y llanamente “Falange”. Hasta esos momentos era frecuente que los alumnos cantaran todas las mañanas el “Cara al Sol” con el brazo derecho levantado al tiempo que se izaba la enseña nacional. A partir de los años cincuenta la asignatura evolucionó. Comenzó a llamarse “Formación del Espíritu Nacional”, y dejó de cantarse el Cara al Sol y de izarse la bandera.

Las enseñanzas de la F.E.N. fueron establecidas con carácter obligatorio en todos los centros de enseñanza primaria y secundaria, por un Decreto de 29 de marzo de 1944, desglosando los contenidos por curso2. Apenas medio año después se decidió su inclusión en algunos centros Superiores de carácter técnico y profesional (Decreto del 29-XI-944). Y nuevamente, ocho años después, concretamente el 31 de octubre de 1952 se decidió la universalización de su enseñanza prácticamente a todos los estudios Superiores y profesionales:

Se harán extensivas a las Escuelas especiales de Ingenieros Aeronáutico y de Industrias textiles y a los de Comercio, Aparejadores, Peritos Industriales, Peritos Agrícolas, Peritos Textiles, Capataces, Facultativos de Monas, Ayudantes de Montes, Centro Politécnico de La Laguna, Escuela Central de Idiomas, dependientes de la Dirección General de Enseñanza Profesional y Técnica y de las Escuelas de Artes y Oficios Artísticos, Nacional de Artes Gráficas, Instituto de Enseñanzas Profesionales de la Mujer, dependientes de la Dirección General de Educación Laboral y demás centros de carácter técnico, profesional y laboral que serán determinados en su caso por Orden Ministerial (At. 1)3.

 

Está claro que el Movimiento no se conformó con su enseñanza en la Escuela sino que previó la inmersión en el proyecto falangista de todos los jóvenes en todos los niveles educativos, públicos o privados.

Por el BOE del 19 de enero de 1960 se ratificó el horario lectivo de la asignatura que sería de una hora semanal en los cinco años del bachillerato elemental y en los dos del bachillerato superior4. En esa misma orden quedaban regulados los contenidos. En el primer curso habría cuatro bloques de contenidos, por este orden: la familia, la escuela, la parroquia y el municipio. En cuarto curso se entraba a analizar la situación de España y los principios del Movimiento y de la falange. Los bloques eran en ese curso: La realidad de España en 1900, necesidad de un nuevo orden, el pensamiento de la Falange Española y la guerra civil, centrándose en la Falange y en el glorioso Alzamiento Nacional.

El 2 de febrero de 1967 se expidió un nuevo decreto por el que se le autorizaba a la Iglesia a crear centros educativos al tiempo que se le encomendaba la vigilancia e inspección de las cuestiones éticas y religiosas de la enseñanza pública:

Se reconoce a la Iglesia el derecho a la creación de Escuelas Primarias y de Escuelas Normales, con la facultad de expedir los títulos respectivos en la forma que se determina en esta ley. Se reconoce también a la Iglesia el derecho a la vigilancia e inspección de toda la enseñanza en los centros públicos y privados de este grado, en cuanto tenga relación con la fe y las costumbres5

 

         Asimismo, en ese mismo decreto se señalaba a la asignatura de la F.E.N. entre las materias formativas –Cap. IV, art. 37- al tiempo que se reiteraba la misión que tenía encomendada la misma:

Es misión de la Educación Primaria, mediante una disciplina rigurosa, conseguir un espíritu nacional fuerte y unido e instalar en el alma de las futuras generaciones la alegría y el orgullo de la Patria, de acuerdo con las normas del Movimiento y sus organismos (Cap. II, Art. 6).

 

Prácticamente en todos los niveles educativos la carga docente sería de una hora semanal, salvo en algunos estudios laborales que se preveían dos horas semanales en los dos primeros cursos y una hora semanal en los tres restantes cursos.

También se reguló detalladamente el procedimiento para elegir a los profesores de la F.E.N. así como sus funciones concretas. En el Reglamento general de los centros de Enseñanza Media y Profesional del 3 de noviembre de 1953 se dedicaba un apartado a los profesores de F.E.N.:

Designado por el Ministerio de Educación Nacional, a propuesta de la Delegación Nacional del Frente de Juventudes, o en su caso, de la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de la JONS. Habrá en cada centro un profesor de Formación del Espíritu Nacional (Art. 16).

 

En un nuevo decreto del 11 de agosto de 1953 se establecía que para los estudios superiores, los profesores podrían ser doctores o licenciado de la Facultades de Ciencias Políticas, Económicas o Comerciales, aunque en todo caso propuestos al Ministerio de Educación por la Delegación nacional de Educación del Movimiento6

 

A continuación, dada la extensión del texto legal, sintetizamos las competencias de estos profesores, reguladas en el art. 17 del citado Reglamento general de Centros, a saber:

 

A.-La enseñanza de los cuestionarios oficiales de la asignatura.

B.-Encuadrar a los alumnos de las organizaciones juveniles de Falange.

C.-Exaltar el espíritu Nacional, celebrando con el máximo esplendor las fiestas Nacionales y las demás conmemoraciones señaladas por el Ministerio de Educación.

D.-Infundir a los escolares el espíritu y la doctrina del Movimiento.

E.-Fomentar cuantos medios juzgue oportunos en orden a mejorar en los alumnos el sentimiento Nacional y el sentido de servicio a la unidad y grandeza de la Patria.

 

Pero en el mismo reglamento se establecía un dato muy curioso. La F.E.N. no sólo sería una asignatura ordinaria con una hora de carga docente sino que además habría una transversalidad. En el Cap. VI, art. 46 del citado reglamento se establecía que la labor de los profesores de la F.E.N. no se limitaría a su hora de clase sino que además exaltarían el patriotismo entre los alumnos a través de conferencias de exaltación patriótica y doctrinales, cantos nacionales, celebración de fiestas Nacionales y mediante el encuadramiento de los alumnos en el organigrama del Frente de Juventudes y de la Falange. ¡Esto sí que era adoctrinamiento!, ¡lo de la Educación para la Ciudadanía es un juego de niños al lado de la F.E.N.!

La formación en los principios del franquismo y del falangismo continuó prácticamente hasta 1978 en que la asignatura fue suprimida por Manuel Clavero Arévalo, ministro de Educación del gobierno centrista de Adolfo Suárez.

VI.-LOS CONTENIDOS

            ¿Y qué se enseñaba en la asignatura?, pues la visión que el régimen siempre tuvo de España, usando a cada paso frases del propio fundador de la Falange José Antonio Primo de Ribera. Una de las bases ideológicas era que España era “una unidad de destino universal”. En los libros se repite esta idea una y otra vez. El destino de España que no es otro que difundir sus valores y su catolicismo al resto del mundo. Y ese cometido divino sólo lo puede llevara efecto si toda España se mantenía unida. Unidad, patria y bandera eran los pilares básicos del régimen. La ideología de la F.E.N. tenía unos pilares muy claro que eran Patria, Dios y Familia. La familia se reconocía como el motor de la sociedad, un vínculo sagrado de amor.

 

A.-PATRIA Y UNIDAD

          Los falangistas entendían la patria hispana no como un territorio, ni un agregado de hombres y mujeres; España era ante todo una unidad de destino, una realidad histórica, un país llamado a cumplir misiones universales. Se enaltece el concepto sagrado de la Patria. Los falangistas entendían España como el bien supremo, por encima de los individuos y de las libertades individuales. El propio fundador de la falange lo había dicho con claridad:

Nosotros no queremos que triunfe un partido ni una clase sobre los demás; queremos que triunfe España, como una unidad con una empresa futura que realizar en la que se fundan todas las voluntades individuales (Capmany, 1969: 13).

 

El régimen franquista asumió en los primeros años prácticamente todo el ideario falangista. De ahí que el concepto de la Patria española lo tomasen íntegramente del pensamiento de José Antonio. Por tanto, en la España franquista lo más importante no serían las personas sino la Patria y, con ella, su símbolo, la bandera. Mendoza Guinea definía la Patria de forma pintoresca:

La Patria no es la tierra, ni la raza, ni el idioma: la Patria es una unidad de destino en lo universal... La Patria lo es todo y los intereses individuales de los españoles debían subordinarse al interés general de la Patria (1957: I, 11).

 

 

Algo más extenso, aunque no con menos erudición, se mostró José María Poveda Ariño al explicar el concepto en los siguientes términos:

Es una síntesis de vidas, de afanes, de ilusiones, donde unos hombres, desde hace muchos siglos, se vienen empeñando en un estilo común y unos fundamentales modos de acuerdo. España es la patria común de todos los españoles y representa la más alta unidad de convivencia. Con no poco esfuerzo Franco ha conseguido devolver a los españoles “la conciencia de su misión histórica. España es la nación más antigua de Europa sin la unidad, la reserva espiritual que España puede ofrecer al desquiciado mundo actual se perdería”. La unidad es la grandeza indispensable de la patria (1968: 165-168).

 

¿Y quiénes podían pertenecer a la grandísima Patria Hispana?, pues, según Sánchez Rodrigo, se pertenecía a ella por religión, cultura, raza, lengua, historia y aspiraciones (1965, 18). Después de Dios, el gran amor de los españoles debía ser la Patria y para ello utilizaban una frase de San Agustín:

Ama a tu prójimo, y más que a tu prójimo a tus padres, y más que a tus padres a tu Patria, y más que a tu Patria a Dios…(Ibídem: 40).

 

En cuanto al símbolo, la bandera, es descrita con las siguientes palabras:

El símbolo de la Patria es su bandera, la bandera roja y gualda que tiene España desde 1785 (salvo los años de la II República). Desde el 27 de febrero de 1937 el himno oficial de España fue declarado por Franco, es la antigua Marcha Granadera (Mendoza Guinea, 1957: I, 26).

 

El escudo integraba a Castilla, León, Navarra, Aragón y Granada. El Águila es de San Juan el Tetramorfo y significa el dominio y catolicidad de la España Imperial (Márquez, 1940: 22).

Por supuesto, un tema importante que recalcan los manuales de la F.E.N. es la identificación de la Patria, es decir, del estado con la Nación. Nación y Patria se utilizan de manera sinónima. Se niegan todos los nacionalismos. España es un Estado uninacional, un ente indisoluble, en definitiva, una unidad de destino en los Universal, como dijera José Antonio (Díaz Guerra, 1971: 54). Para los falangistas, el separatismo ignora u olvida la realidad de España, es decir, desconoce que España es, sobre todo, una gran unidad de destino. Los separatistas se fijan en si hablan lengua propia, en si tienen características raciales propias, en si su comarca presenta clima propio o especial fisonomía topográfica. Pero una nación no es una lengua, ni una raza, ni un territorio. Es una unidad de destino en lo universal. Esa unidad de destino se llamó y se llama España. Bajo el signo de España cumplieron su destino los pueblos que la integran. Nada puede justificar que esa magnífica unidad, creadora de un mundo, se rompa.

Insisten los manuales en destacar y elogiar el centralismo, no escatimando alabanzas a la capital de la Patria. Gonzalo Torrente Ballester la describió, citando a Pedro Laín Entralgo con las siguientes palabras:

Madrid, actualidad y recuerdo de España. Madrid, también, compendio, espejo, símbolo de España. Lo sentiréis en lo más vivo de vuestra alma –con honda claridad, con casi tangible delicadeza- si os decidís a una mínima excursión urbana…(1966: 60).

 

Por todo ello, solo se permitiría el regionalismo, con un contenido exclusivamente administrativo, no político. En este sentido Antonio Floriano Cumbreño escribió que el regionalismo puede ser positivo siempre que no sufra corrupciones, ni incurra en exageraciones negativas de la unidad de la Patria (1944: 19). En ese mismo sentido Agustín Serrano de Haro escribió:

 

El regionalismo egoísta es odioso y estéril, el regionalismo benévolo y fraternal puede ser un gran elemento de progreso y quizá la única salvación de España (1964: 82).

 

En los manuales se aprecia un miedo atroz a los separatismos, quizás debido ala experiencia disgregadora de la II República. Gaspar Gómez La Serna en su libro Cartas a mi hijo, le dice en una de esas misivas:

 

No debes olvidar cuán alto fue el precio que España tuvo que ir pagando, año tras año, siglo tras siglo, por su unidad (1967: 71).

 

          Todos los manuales se encargan de recalcar esta idea de la unidad de España que debe primar por encima de todas las cosas. Objetivo fundamental sin el cual no existiría la Patria. Y van más allá, pues reiteradamente se incluye en todos los libros de la F.E.N. la reivindicación de Gibraltar como parte integrante de España. Franco ha manifestado en varias ocasiones, escribía Mendoza Guinea, que no podemos ser amigos de Inglaterra hasta que no devuelva Gibraltar el puñal que todo español lleva clavado en el corazón, como dijo Ruiz de Alda (1957: I, 64). Gómez La Serna en una de las Cartas a su hijo le escribe: Dios conceda a tu tiempo, hijo mío, la fortuna de su recuperación (1967: 156). También se añora Portugal que, en palabras de Agustín Serrano de Haro, era la nación más hermana de España (1964: 56). Mantiene la esperanza de una reunificación, pues de hecho la desunión fue tan nefasta en la Historia de España que retrasó la Reconquista durante siglos (Ibídem: 54).

 

B.-LA AUTORIDAD

El concepto del respeto a la autoridad era un aspecto peliagudo que todos los escritores de la F.E.N. se vieron obligados a tratar. Para justificar lo injustificable lo mismo echan mano de referencias a San Pablo como citan a Juan Benigno Bossuet y las tesis cesaristas del siglo XVII o a Osward Spengler. El placentino Sánchez-Rodrigo explicaba que la autoridad emanaba de Dios, pues era Él el que concedía el mando a los hombres. Ir contra la autoridad es, por tanto, atentar contra Dios (1965: 26). El jesuita Gabino Márquez alude utiliza citas bíblicas para afianzar su idea del origen divino del poder. Cita nada menos que a San Pedro, quien decía que sólo había una causa justificada de desobediencia civil, cuando el gobernante lo hacía contra la ley de Dios, porque primero hemos de respetar a Dios que a los hombres (Márquez, 1940: 17).Y a una epístola de San Pablo a los Romanos alude Eugenio de Bustos con el mismo objetivo de recalcar el carácter divino de la autoridad:

Todos habéis de estar sometidos a las autoridades superiores, que no hay autoridad sino por Dios, y las que hay, por Dios han sido ordenadas, de suerte que quien resiste a la autoridad, resiste a la disposición de Dios. (1965: 77)

 

Más sorprendente es que personas de la talla intelectual de Gonzalo Torrente Ballester hablara de la necesidad de una autoridad fuerte, pues sin ella, lo que queda es una colección de cabezas que no pueden valerse ante lo imprevisto (1966: 106-107). Por su parte Poveda Ariño defendía abiertamente que la legitimación de la autoridad no venía dada por unos simples votos sino por la consecución del bien común de los ciudadanos (1968: 22). Por ello, consideraba la autoridad de Franco legitimísima. El mismísimo Caudillo, Francisco Franco se consideró a sí mismo un elegido por Dios para guiar los destinos de la Patria. No en vano, al día siguiente del gran desfile de la Victoria, en la iglesia de las Salesas de Madrid, el Caudillo declaró:

Señor: acepta complacido el esfuerzo de este pueblo siempre tuyo, que conmigo y por tu nombre ha vencido con heroísmo al enemigo de la verdad de este siglo. Señor Dios, en cuya mano está todo derecho y todo poder, préstame tu asistencia para conducir este pueblo a la plena libertad de Imperio, para gloria tuya y de tu Iglesia. Señor, que todos los hombres conozcan que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo (Cit. en Serrano, 1964: 179).

Las obligaciones de todo ciudadano español serán las siguientes:

 

1.-Ser patriotas, leales al Jefe del Estado, y obedecer las leyes.

2.-Formarse para desempeñar un trabajo útil en la sociedad.

3.-Contribuir a los gastos de la comunidad nacional. Es decir pagar impuestos.

4.-Servir a la patria con las armas. (Díaz Guerra, : 63-64).

 

 

Dentro de la autoridad hay un elemento muy interesante. En el escalafón inferior de la cadena de mando se coloca al maestro. Se alaba su figura y se destaca su autoridad, pues, lo consideran eruditamente una de las más altas encarnaciones humanas de la autoridad (Poveda Ariño, 1968: 27). En cuanto a la actividad de la enseñanza se estima que es una de las más nobles actividades humanas. Por todo ello, el maestro merecía todo el respeto y admiración, por el papel tan crucial que juega en la sociedad (Ibídem: 28). Según escribió Jiménez Villalba, el respeto consistía en el reconocimiento de la superioridad que su saber, edad y experiencia y por su jerarquía dentro del colegio y de la clase. Este respeto a la superioridad de nuestros profesores se manifiesta a través del acatamiento, reconocimiento, generosidad y servicio (Jiménez Villalba, 1969 : 93).

La autoridad en las aulas se completaba con el ideal falangista de que el mejor servicio que los jóvenes podían prestar a la Patria era el de estudiar. Según los escritores de la F.E.N., se trataba de ofrecer a la Patria algo digno de ella. El estudio se concibe como un servicio. El servicio que la Patria le pide a los jóvenes es estudio y esfuerzo por aprender. Si aun así había problemas de disciplina, las formas de corregirlos estaban clarísimas. El jesuita Ramón Ruiz, en 1911, afirma que la pedagogía más adecuada dentro del aula siempre ha sido la mano dura. Y para demostrarlo cita el Libro de los Proverbios:

El que ama a su hijo, le azota asiduamente, para que se alegre cuando fuere mayor, y no ande mendigando por las puertas de los vecinos.

 

          Esta pedagogía del castigo físico se mantuvo en la escuela española hasta la etapa final de la época de Franco, es decir, hasta los años setenta.

 

C.-PARTIDOS POLÍTICOS, SINDICATOS Y TRABAJO

La F.E.N. parte de la crítica a los partidos políticos de acuerdo con los principios falangistas. Para estos, el Estado no pueda nunca ser de un partido, mientras que el régimen parlamentario es toda una falsa. En el Parlamento unos cuantos señores dicen representar a quienes los eligen. Pero la mayor parte de los electores no tienen nada de común con los elegidos: ni son de las mismas familias, ni de los mismos municipios, ni del mismo gremio. Unos pedacitos de papel depositados cada dos o tres años en unas urnas, son la única relación entre el pueblo y los que dicen representarle. Obviamente los partidos políticos no tuvieron cabida en la España franquista. Llama la atención las palabras de Manuel Fraga Iribarne sobre los partidos políticos:

Estos partidos subrayan las diferencias de clase, como ocurre con los partidos socialistas, o bien se apoyan en diferencias regionales, como ocurre con los demócratas norteamericanos, cuya trinchera es el sólido sur… En países de temperamento fuerte, son un camino seguro hacia la violencia, cuando no la guerra civil (1969: 36).

 

            En esta cuestión no hacían más que seguir el ideario de José Antonio. Para el fundador de la Falange Española urgía construir una nueva sociedad sobre la libertad democrática y la justicia social pero superando la lacra de los partidos políticos (23). Sus palabras son bien elocuentes:

Entendemos por democratización la creciente participación del pueblo en las responsabilidades políticas conducentes a una situación de autogobierno, de representación y de conciencia civil. Solo puede llegar a la democracia España no por la lacra de los partidos sino por un sistema orgánico cuya base sea la familia y se extienda al municipio, los sindicatos y las Cortes generales (El ideal de José Antonio, : 24).

 

Se elogia el sindicato vertical español en el se reunían todos los que trabajaban en una misma rama de producción, sintiéndose como hermanados (Sánchez-Rodrigo, 1965: 17). Los escritores califican este modelo de sindicato vertical como el mejor porque defendía la paz social y no la confrontación entre obreros y patronos. La función de los sindicatos quedó perfectamente definida en el Fuero del Trabajo y en la Ley de Bases de la Organización Sindical. Se basa en el fin supremo de la justicia social, desmarcándose así tanto del capitalismo liberal como del materialismo marxista (155). Sus objetivos:

1.-La conciliación de los conflictos individuales de trabajo.

2.-Establecer la disciplina social de los productores sobre los principios de unidad y cooperación.

3.-Reglamentar el trabajo

4.-Ayudar a la solución del paro obrero (Poveda Ariño, : 156).

 

           A diferencia de lo que había ocurrido durante la Edad Moderna española, el régimen franquista santifica el trabajo. La pereza iba contra Dios, porque éste condenó al ser humano a trabajar: ganarás el pan con el sudor de tu frente (Sánchez- Rodrigo, 1965: 35). En el Fuero del Trabajo, expedido el 9 de marzo de 1938 se calificó el trabajo como uno de los más nobles atributos de jerarquía y honor. Por ello, el estado franquista valoraba el trabajo como la más noble de las virtudes cristianas y humanas. Todos los españoles tenían el derecho y la obligación de trabajar para contribuir a la grandeza de la Patria. Por todo ello, los perezosos no sólo ofenden al Estado sino también a Dios

 

D.-EL HOMBRE IBÉRICO

En la F.E.N., siguiendo las ideas de José Antonio se ensalza al hombre Ibérico, al español. Como si perteneciesen a una raza especial, diferente a las del resto de Europa. Ellos insisten en que no son racistas, pero se empeñan en destacar las virtudes propias, frente a los demás. En este sentido José María Mendoza Guinea escribió lo siguiente:

 

Desde la antigüedad son numerosos los testimonios que señalan cómo el español tiene el cuerpo predispuesto a la abstinencia y el trabajo, lo que hacen de él un ser resistente a la fatiga física y a la incitación de los placeres de la vida (1957: V, 74).

 

Eugenio de Bustos también insiste en la particular y sufrida raza ibérica, que on una religión y una lengua común, forman la Patria hispana. Obviamente, todos estos escritores de la F.E.N. aluden a una raza ibérica que no existe más que en su imaginación, exactamente igual que cuando Adolf Hitler hablaba de la raza aria.

Tradicionalmente la historiografía sostuvo la idea de que España nunca practicó el racismo. El falangismo y el franquismo negaron siempre cualquier atisbo de racismo en toda la historia de España. Y presentaban como pruebas irrefutables de ello el mestizaje en Hispanoamérica y el hecho de que en la España del siglo XX no hubiese habido brotes racistas contra los negros. Muy ingenioso el razonamiento, sobre todo teniendo en cuenta que, en esos momentos, el porcentaje de personas de color que vivían en España era prácticamente inapreciable. En cuanto al mestizaje fue más bien fruto de la escasez de mujeres en los primeros años. Pero los españoles preferían desposarse con una española y después amancebarse con las indígenas. La mayor parte de los mestizos nacieron fuera del matrimonio, aunque en no pocos casos el padre finalmente los legitimara. Asimismo, se ha destacado el heroico carácter español, predispuesto a la sobriedad, al trabajo y al sacrificio como ningún otro pueblo de Europa. Sin saberlo, la autoafirmación de uno mismo se hacía sobre la negación del otro. Actualmente, algunos estudios como los de Benzion Netanyahu o Christiane Stallaert, confirman sin lugar a dudas que el casticismo religioso implicaba también cierta forma de racismo.

 

E.-LA LIBERTAD

          También en lo referente a la libertad los escritores de la F.E.N. seguirán a pies juntillas el pensamiento de José Antonio quien había defendido la libertad, sin liberalismo, y la justicia social sin marxismo. El liberalismo era muy temido, pues, según el jesuita Gabino Márquez, el liberalismo era un error condenado por la Iglesia, y que además había provocado la ruina de la Patria (1940: 24).

Prácticamente todos los manuales de la F.E.N se hacen eco de este concepto supremo que es la libertad. Nadie en sus cabales podía negarla o minusvalorarla. Por ello, la defienden pero, modificando sustancialmente el sentido de la misma y poniéndole múltiples condicionantes físicos, sociales y morales. Citando a José Antonio, defienden que la libertad es un valor eterno e intangible, pero tiene dos límites inexcusables: Uno, el respeto a la libertad de los demás, y otro, la subordinación al bien común (Poveda Ariño, : 36-43). Lo primero, es evidente y totalmente actual, pues se recoge en cualquier manual actual de Educación para la Ciudadanía o de Ética. Y tienen razón los escritores de la F.E.N. cuando afirman que el hombre no es un animal enteramente libre, sino que se limita a cumplir sus instintos y a hacer lo que puede hacer. La segunda limitación, sí que es absolutamente discutible. Se trata de la vieja idea fascista de que el bien común y la patria están por encima del interés individual.

Otro escritor de la F.E.N., Marino Díaz Guerra va más directamente al grano. En su opinión las ideas pueden expresarse libremente, aunque sin atentar a los principios fundamentales del Estado, es decir, a los Principios del Movimiento (: 59). Cinismo absoluto, pues, propone a la par que ensalza la libertad como un bien supremo, después la coarta gravemente, pues ni existía esa libertad para atacar el poder de Franco, ni al régimen político vigente, ni a la iglesia católica. En tres palabras, libertad sin libertad.

             Gonzalo Torrente Ballester por su parte advertía del peligro de abusar de la libertad porque, en esos casos, el hombre se entrega a sus instintos, rebaja su condición humana y comete desafueros, crímenes y maldades (1966: 217). Y al abusar de la libertad, sigue Torrente Ballester, directamente renunciamos a ella. Mucho más importante que la libertad, para él era el valor y la dignidad ante la muerte, de lo que pone como ejemplo, el testamento político de José Antonio, dado en Alicante el 18 de noviembre de 1936. Condenado a muerte, la acepta sin jactancia pero sin protestar, acogiéndose a la misericordia divina. Estos son los valores que defiende la F.E.N. y el ideal falangista frente a esos valores sagrados de la democracia que son la libertad y el derecho a la vida.

Entre los derechos fundamentales que gozaban todos los ciudadanos era el del derecho a la propiedad privada, algo que se consideraba inalienable a cualquier nación. Y ello, se justifica por la función eminentemente social que la propiedad tenía. En ello, aluden a la doctrina de la Iglesia Católica, según la cual, los ricos son los administradores de los bienes de los pobres (Poveda Ariño, 1968: 100). El límite inferior del patrimonio individual será lo indispensable para vivir, el superior lo marca la transformación de su exceso en propiedad.

En cuanto a las obligaciones de todo ciudadano español, se citan por este orden las siguientes:

 

 

-Ser patriotas, leales al Jefe del Estado, y obedecer las leyes.

-Formarse para desempeñar un trabajo útil en la sociedad.

-Contribuir a los gastos de la comunidad nacional. Es decir pagar impuestos.

-Y servir a la patria con las armas (Díaz Guerra, : 63-64).

 

F.-LA FAMILIA

La familia es otro de los pilares básicos del régimen, el escalón inferior y fundamental de cualquier comunidad. Siguiendo la doctrina de la Iglesia Católica se defiende la familia como fuente de vida, maestra y educadora del hombre, directamente querida por la naturaleza y elevada por Jesucristo, mediante el sacramento del Matrimonio, al orden sobrenatural (Poveda Ariño, 1969: 144). El núcleo de la familia estaría formado por los padres –necesariamente un hombre y una mujer- y sus hijos una institución natural creada por Dios en la que conviven padres e hijos. El fin último del matrimonio es la procreación de los hijos, su mantenimiento y su educación. Por tanto, estos deben respetar a sus progenitores, quienes le dieron todo lo que tienen o son en la vida (Sánchez Rodrigo, 1965: 12).

El matrimonio es una institución creada por Dios y por tanto es sagrada e indisoluble. Este carácter indisoluble formaba parte del ideario de falange y posteriormente pasó a los Derechos y Deberes de los españoles. José Antonio escribió en este sentido:

En España no puede haber divorcios porque la religión católica no los admite y todo el mundo está casado por el rito católico. El divorcio es la salida vergonzosa de un fracaso. El falangista lo entiende o como maravilla gloriosa o como un fracaso sufrido en severo silencio (Primo de Rivera, :II, 723).

 

El matrimonio se entendía, pues, como la única forma de crear una conciencia responsable a los progenitores. Por ello, el Estado no podía admitir ni la poligamia, ni el divorcio, porque resta solidez a la familia, institución sagrada del Estado. Según Mendoza Guinea el divorcio es origen de toda clase de trastornos, tanto espirituales como materiales, que repercuten desfavorablemente en la educación y el porvenir de los hijos (1957: V, 98).

Cuanto nos suena esto a los postulados que una parte de la sociedad española todavía defiende. Pero, ¿Quién detenta el poder dentro de la familia?, el padre y en su defecto la madre (Mendoza Guinea, 1957: V, 145; Poveda Ariño, 1968: 145). Los fines primordiales de la familia, según Jaime Capmany, serían el amor entre los esposos, la conservación de la especie, la reproducción y la educación de los hijos (1969: 32).

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G.-EL ODIO AL COMUNISMO

           Otra de las constantes en la F.E.N. era el odio acendrado a la izquierda, tanto a socialistas como a comunistas, así como a los antisistema, especialmente los anarquistas. A los comunistas se le atribuyen los peores calificativos: rojos, canallas, inmorales, ateos, perezosos, etc. El jesuita Gabino Márquez Alabar a Franco por habernos librado de la canalla comunista y aboga por mantener una España libre de ellos (Márquez, 1949: 13). Todos ellos son los verdaderos enemigos del Estado porque procuran destruir lo existente para levantar sobre sus escombros el Estado Comunista (Ibídem: 18). Y lo peor de todo atacan a la Iglesia, a Dios y a la moralidad Católica.

 

H.-LA CONFESIONALIDAD

        Durante el franquismo, España se convirtió en un Estado confesional, y en ello insisten reiteradamente los escritores del Frente de Juventudes. El ideal cristiano se convirtió en uno de los pivotes del Régimen, pues partían de la premisa falangista de que España era un país que solo se movía por ideales (Floriano Cumbreño, 1944: 132). El catolicismo era uno de los signos de identidad de la patria hispana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional (Díaz Guerra, 1971: 54). Y ello desde que los visigodos en el Concilio de Toledo del año 589 se convirtieran al catolicismo, abandonando la herejía arriana (Serrano de Haro, 1964: 41).

Solo se permitiría un ideario religioso: el católico, sencillamente porque ha sido nuestra única religión desde Recadero y ha condicionado nuestra forma de ser, nuestros hábitos y nuestras costumbres.

 

I.-OTROS TEMAS TRATADOS POR LA F.E.N.

          No todos los temas tratados en estos manuales eran políticos. También se trataban asuntos económicos, sociales y culturales. Económicamente se defendía, siguiendo las directrices del Régimen el proteccionismo y la autarquía, como medio de no tener que depender de nadie. Se pretendía evitar así el boicot de los demás países de Europa al proyecto de Franco, primero de signo falangista y después plenamente autoritario. Nadie debía interponerse en el fin imperial y espiritual de la Patria hispana. Por ello, se animaba desde pequeños a los niños a consumir productos españoles frente a los extranjeros (Floriano Cumbreño, 1944: 132).

Curiosamente, también encontramos temas de educación vial, similares a los que actualmente podemos encontrar en muchos manuales de Educación para la Ciudadanía. En el libro del placentino Sánchez –Rodrigo (1965) se incluye todo un decálogo sobre la educación vial. No dejan de ser curiosos los diez mandamientos del buen peatón:

 

-Camina siempre por la acera.

-Cruza la calle por los pasos de peatones.

-Está atento a las indicaciones del guardia de circulación.

-Pasa sólo con la luz verde del semáforo.

-No atravieses la calle distraído, ni llames la atención del amigo que la está atravesando.

-Cruza por las esquinas o bocacalles si no hay guardia ni paso de peatones.

-Primero mirar, después cruzar.

-Cruza de frente y rápido, no en diagonal, ni corriendo.

-No cruces por delante del vehículo parado al borde de la acera; hazlo por detrás.

-En carretera marcha siempre por su borde izquierdo.

 

VI. EXTREMADURA EN LOS LIBROS DE LA F.E.N.

José María Mendoza Guinea en el manual de la F.E.N. del segundo curso de bachillerato hacía un recorrido por la geografía Española. En la unidad de Extremadura, se describe la región y su pobre situación socio-económica, destacando la importancia que tiene el plan Badajoz para el futuro de la región. Entre los extremeños famosos sólo cita a los conquistadores: Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, Pedro de Valdivia, Francisco de Orellana- citado por error como Francisco Avellana- natural de Trujillo y explorador del Amazonas, y Pedro de Alvarado7. La economía era básicamente ganadera y agrícola, lamentándose de la falta de agua que perjudica seriamente la cosecha. La gente emigra en busca de trabajo. El extremeño es definido como sobrio, sufrido y trabajador. El Plan Badajoz se plantea como la panacea para solucionar los problemas de la región. Asimismo, se planeta la necesidad de implantar industrias de transformación de los productos agrarios para procurar su desarrollo.

Por desgracia la dictadura franquista tampoco redimió a Extremadura de su secular pobreza extrema. La postguerra fue especialmente dura en la región y el desarrollismo franquista lejos de llegar a la región lo que provocó fue la emigración de cientos de extremeños a otras regiones de España. El Plan Badajoz, con ser un avance, fue claramente insuficiente dada las carencias crónicas que padecía la región desde hacía siglos.

           Tras la guerra que desgarró España comenzó la reconstrucción en medio de la más absoluta penuria económica. Por ello, la postguerra fue en algunos aspectos más dramática y dura que la propia Guerra Civil. Se devolvieron las tierras a sus antiguos dueños y se abolieron todas las conquistas sociales obtenidas por los trabajadores durante la República.

          La década de los 40 se conoció como los años del hambre, provocada por la estructura de la propiedad, las malas cosechas y el aislamiento internacional. La agricultura continuó siendo la base de la economía. Aunque se roturaron tierras, la productividad continuó siendo muy baja por la escasa mecanización.

          En el medio rural el nivel de vida fue aún más precario que en la ciudad, sin infraestructuras, sin apenas servicios municipales y sin una asistencia sanitaria adecuada. La beneficencia para paliar el hambre continuó de la mano de la iglesia y de los ayuntamientos.

Casi un millón de extremeños se vio obligado a abandonar su tierra natal a lo largo del siglo XX. Un fenómeno que se vio acentuado a partir de la década de los sesenta debido al fuerte crecimiento de la población y a la imposibilidad de encontrar trabajo en la región. Entre 1950 y 1977 salieron de Extremadura 645.000 habitantes, es decir, el 45% de su población a mediados de siglo. La mayor parte de ellos tenía entre 20 y 40 años. Este éxodo de miles de jóvenes contribuyó al desarrollo de otras regiones a la par que se perpetuó por más tiempo la pobreza y el subdesarrollo en nuestra Comunidad.

Muchos de ellos emigraron a otras regiones peninsulares, pues de hecho, todavía en 1987 729.532 extremeños vivían en distintas Comunidades Autónomas españolas, la mayoría en Madrid, Cataluña y el País Vasco por este orden. Sin embargo, otros muchos tuvieron que marchar a otros países europeos, sobre todo a Francia, Alemania, Suiza, Holanda y Bélgica. Esto provocó un estancamiento de la población que todavía en el 2006 era inferior a la que tenía la región en 1930.

          La iniciativa más importante que desarrolló el franquismo en Extremadura fue sin duda el Plan Badajoz, aprobado el 7 de abril de 1952. Lo llevaría a cabo el Instituto Nacional de Colonización y consistió básicamente en desarrollar la agricultura de regadío, utilizando el agua del Guadiana. A partir de ahí pretendía introducir industrias de transformación de esos productos primarios, es decir, semilleros, mataderos, fábricas de abonos, etc. Y todo ello para conseguir el fin último que era asentar a cientos de colonos que vivían en condiciones precarias. El coste final ascendió a poco más de 7.000 millones de pesetas -unos 42 millones de euros actuales-. Los resultados fueron muy modestos, sobre todo por la dificultad para comercializar los productos y por el exagerado proteccionismo estatal.

         Hubo también un Plan Cáceres pero contó con menos inversión y sus objetivos fueron mucho más modestos. También lo fueron sus resultados, pues, apenas supuso la construcción de algunos embalses y la puesta de algunas tierras en regadío.

          La política de Polos de Desarrollo llevada a cabo por el régimen franquista en los años sesenta dejó fuera a Extremadura. Pese a que en esa época las condiciones socio-económicas mejoraron –reducción del analfabetismo, leve mejora de los salarios, viviendas de protección oficial, etc.-, en general la región mantuvo unas infraestructuras tercermundistas hasta las últimas décadas del siglo XX.

 

VI.-LA LEY GENERAL DE EDUCACIÓN DE 1970 Y EL FIN DE LA F.E.N.

 

La decimonónica ley Moyano permitió que se mantuviesen unas tasas de analfabetismo superiores al 70 por ciento. Uno de los afanes de todos los regímenes españoles del siglo XX era extender la educación a toda la población, reduciendo las tasas de analfabetismo, mediante campañas de alfabetización y creando escuelas suficientes. Ya lo intentó la II República pero no tuvo tiempo de ponerlo en práctica. Nuevamente el régimen franquista se va a plantear este objetivo. Pretendieron conseguir la enseñanza gratuita de todos los niños españoles entre los 6 y los 14 años, incentivando a Formación Profesional y las Enseñanzas Medias. De hecho, en la Declaración IX de la Ley de Principios del Movimiento Nacional se decía:

 

            Todos los españoles tienen derecho a una educación general y profesional que nunca podrá dejar de recibir por falta de medios económicos (Jiménez Villalba, : 81).

 

Desgraciadamente, los propósitos franquistas se quedaron sólo en la intención. Poco se avanzó en la praxis. En 1953 la ley del ministro Ruiz Jiménez descongestionó el programa educativo para dar tiempo al disfrute del deporte y de la familia. Supuso un avance, aunque insuficiente, porque seguía sin escolarizar una parte importante de la juventud.

Tuvieron que pasar más de dos décadas, para que se vieran colmados estos objetivos. Ya desde finales de los sesenta estaban apareciendo voces contestatarias contra el sistema educativo franquista. Juan Moreno, Alfredo Poblador y Dionisio del Río en 1971 publicaron la 4ª edición de una obra en la que entraban a saco con el sistema educativo del Régimen. Le acusa de haber cortado los avances pedagógicos de la escuela republicana, recortando el presupuesto que ésta le asignó y depurando masivamente a los maestros (1971: 517). Además califican a la escuela franquista de ser un remedo o una caricatura de la escuela tradicional (Ibídem). Sorprende que con esos calificativos el libro fuese en 1971 por la cuarta edición. Pero es un signo evidente de que, desde los años sesenta, con el surgimiento de una considerable burguesía urbana de clase media, las cosas estaban empezando a cambiar.

La Ley General de Educación fue publicada en el BOE el 6 de agosto de 1970, firmada por el entonces ministro del ramo José Luis Villar Palasín. Supuso un verdadero hito en la historia de la educación española, aunque en realidad no hacía más que retomar los viejos principios de universalidad y de democracia de la enseñanza proclamados en la II República. De hecho, la ley de 1970 inició un proceso democratizador de la escuela. Se hizo obligatoria la enseñanza hasta los 14 años, y además se aplicó por lo que, por primera vez, en la historia de España, la educación tendía a ser universalista. Es decir, intentaba ser una escuela para todos. Asimismo, por primera vez se intentaba romper con la escuela monolítica y confesional con una educación pluralista y aconfesional. Se permitiría una enseñanza privada y concertada para aquellas personas que continuasen deseando una enseñanza confesional. Ahora bien, Franco seguía vivo y la mano del Movimiento seguía estando muy presente. En el título preliminar se especifican los fines de la educación, siendo el primero de ellos el siguiente:

 

La formación integral, el desarrollo armónico de la personalidad y la preparación para el ejercicio responsable de la libertad, inspirados en el concepto cristiano de la vida, y en la tradición y cultura patrias; la integración y promoción social y el fenómeno del espíritu de convivencia; todo ello de conformidad con lo establecido en las Principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino.

 

            En 1990 fue otro de los grandes hitos con la aparición de la LOGSE, la Ley Orgánica General del Sistema Educativo. Esta ley organiza la educación en infantil, primaria y secundaria. Fue aprobada por las Cortes, cuando el PSOE contaba con mayoría absoluta. Trataba de responder a la nueva realidad de España, que ha dejado de ser una e indivisa y se ha convertido en la España de las autonomías. Se amplía la escolaridad obligatoria y gratuita hasta los 16 años. La enseñanza se concibe en función de las capacidades del alumnado y se potencia el igualitarismo académico.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

A.-MANUALES DE LA F.E.N. O AFINES

 

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---------- Faro, Enciclopedia escolar. Período de perfeccionamiento (para niños de 10 a 12 años). Plasencia, Editorial Sánchez Rodrigo, 1963 (3ª ed.)

 

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RUIZ AMADO, padre Ramón S.J.: Historia de la educación y la pedagogía. Barcelona, Gustavo Gili Editor, 1911.

 

APÉNDICE I

APÉNDICE III

            Síntesis de la vida de José Antonio Primo de Rivera.

 

José Antonio Primo de Rivera, nacido el 24 de Abril de 1903 en Madrid, era hijo de Don Miguel Primo de Rivera, heredando el título de marqués de Estella. Estudió en la Facultad de Derecho de Madrid. Su vida está influenciada por las vicisitudes del Gobierno de su padre Don Miguel Primo de Rivera, sobre todo por su dimisión y los acontecimientos que la acompañaron.
El 2 de Mayo de 1930 acepta el cargo de vicesecretario general de Unión Monárquica, con el propósito de reivindicar la memoria de su padre. Se presenta a las elecciones de 1931, pero es derrotado por su contrincante conservador Bartolomé Cossío.
En 1932 es detenido por colaborar con la sublevación de Sanjurjo. Posteriormente, y junto al aviador Ruiz de Alda, crea el Movimiento Sindicalista Español, que sería el embrión de Falange Española.
          El 29 de octubre de 1933 celebra el acto fundacional de Falange, en el teatro de la Comedia de Madrid. Es elegido candidato por Cádiz y el 13 de febrero de 1934 se unifica con el grupo de Ramiro de Ledesma bajo el nombre de Falange Española de las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), desarrollando una brillante labor parlamentaria, interviniendo en los grandes debates y pronunciando entre otros un documentadísimo discurso en contra de la Ley Agraria que desde el poder intentan realizar las derechas. A lo largo de 1934 se suceden los enfrentamientos entre izquierdistas y falangistas, siendo acusado en el parlamento de posesión ilícita de armas. La primera referencia a la necesidad de un himno para la Falange data del 17 de noviembre de 1935, cuando a la finalización del mitin del Cine Madrid, al que acudieron unos 12.000 falangistas, Bravo le comentó a José Antonio la necesidad de un himno que se pudiera cantar al final de tales actos.
          Así, al poco tiempo, tras asistir al estreno de la película ‘La Bandera’, en casa de María Jesús Mora y en compañía de Rafael Sánchez Mazas, José María Alfaro y Dionisio Ridruejo, José Antonio los citó para el día siguiente en la cueva del Orkompon, con la ya famosa frase: ’si falta alguno, mandaré que se le administre ricino. Al día siguiente, 3 de diciembre, se reúne la escuadra de poetas compuesta por el propio José Antonio, José María Alfaro, Agustín de Foxá, Dionisio Ridruejo, Pedro Mourlane Michelarena, Jacinto Miquelarena, Rafael Sánchez Mazas y el Marqués de Bolarque, junto al maestro Juan Tellería, autor de la música y al que apodaban el músico.
          El propio José Antonio marcaría las pautas, diciendo: ’nuestro himno debe ser una canción alegre, exenta de odio, pero a la vez de guerra y amor. Haremos una estrofa a la novia, después una alusión a la guardia eterna en las estrellas, y luego otra a la victoria y la paz’. Dando ejemplo, el Jefe ya llevaba dos versos compuestos, los que dicen: ’traerán prendidas cinco rosas, las flechas de mi haz’. Tras horas de trabajo, todos brindaron con unas copas de Jerez por el nacimiento del Himno de Falange Española, conocido desde entonces como ’Cara al Sol’, que fue cantado oficialmente en el Mitin del Cine Europa de Madrid, el 2 de febrero de 1936.
En 1935 Ramiro Ledesma había abandonado falange. Convocadas elecciones generales para febrero de 1936, se dislumbra el desastre. Falange se presenta en solitario, sin conseguir representación parlamentaria. Las elecciones las gana el Frente Popular, aunque la fiabilidad de las elecciones estuviera en entredicho debido a las incontables ilegalidades que se produjeron. La mecha de la guerra civil estaba encendida.
          Falange Española de las JONS es declarada organización ilegal, y sus dirigentes son detenidos y encarcelados en la Prisión Modelo de Madrid, lo que no sería obstáculo para que José Antonio siguiera dirigiendo el movimiento desde la cárcel. El gobierno no para de presentar cargos contra él, y el 5 de junio de 1936 es trasladado a la cárcel de Alicante, donde escribiría su manifiesto político en el que reitera su aspiración de Gobierno Nacional desde una perspectiva democrática.
          Una vez conoce los planes de sublevación de los militares, y aunque sin llegar a aceptarlo, da libertad a sus seguidores para unirse a la rebelión. A pesar de los intentos de salvarle por parte del Bando Nacional, como sobornos a autoridades locales, canje de prisioneros, e incluso el movimiento de una columna de jóvenes falangistas alicantinos (que fueron neutralizados por la Guardia de Asalto y destruidos), José Antonio es juzgado.
          El 17 de Noviembre de 1936 José Antonio es juzgado por rebelión militar, asumiendo él mismo su propia defensa, la de su hermano Miguel y la esposa de éste, Margarita Larios.
Su actuación es cálida y brillante. Un diario izquierdista Alicantino escribía el día siguiente: "Gesto, voz y palabra se funden en una obra maestra de la oratoria forense, que el público escucha con recogimiento, atención y evidentes signos de interés."
A pesar de su elocuencia, los acusados son condenados a muerte, pero José Antonio caballerosamente apeló en favor de su hermano y mujer, por lo que la pena fue cambiada por reclusión.
          José Antonio era fusilado la mañana del 20 de Noviembre en el patio de la cárcel de Alicante, junto a otros cuatro jóvenes del pueblo alicantino de Novelda. Su última voluntad fue que limpiaran el patio de la cárcel para que su hermano Miguel no tuviera que pisar su sangre. Sus restos mortales yacen en la actualidad en el Valle de Los Caídos de Madrid.

 

APÉNDICE II

Ley de Principios del Movimiento Nacional, Madrid, 17 de mayo de 1958

 

“Yo Francisco Franco Bahamonde, Caudillo de España. Consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia, en presencia de las Cortés del Reino, promulgo como Principios del Movimiento Nacional, entendido como comunión de los españoles en los ideales que dieron vida a la Cruzada, lo siguiente:

 

I.-España es una unidad de destino en lo universal. El servicio a la unidad, grandeza y libertad de la Patria es deber sagrado y tarea colectiva de todos los españoles.

II.-La Nación española considera como timbre de honor el acatamiento de la Ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, única verdadera, y fe inseparable de la conciencia nacional, que inspira su legislación.

III.-España, raíz de una gran familia de pueblos, con los que se siente indisolublemente hermanada, aspira a la instauración de la justicia y de la paz entre las naciones.

IV.-La unidad entre los hombres y las tierras de España es intangible. La integridad de la Patria y su independencia son exigencias supremas de la comunidad nacional. Los ejércitos de España, garantía de su seguridad y expresión de las virtudes heroicas de nuestro pueblo, deberán poseer la fortaleza necesaria para el mejor servicio de la Patria.

V.-La comunidad nacional se funda en el hombre, como portador de valores eternos, y en la familia, como base de la vida social; pero los intereses individuales y colectivos han de estar subordinados siempre al bien común de la Nación, constituida por las generaciones pasadas, presentes y futuras. La Ley ampara por igual el derecho de todos los españoles.

VI.-Las entidades naturales de la vida social: familia, municipio y sindicato, son estructuras básicas de la comunidad nacional. Las instituciones y corporaciones de otro carácter que satisfagan exigencias sociales de interés general deberán ser amparadas para que puedan participar eficazmente en el perfeccionamiento de los fines de la comunidad nacional.

VII.-El pueblo español, unido en un orden de Derecho, informado por los postulados de autoridad, libertad y servicio, constituye el Estado nacional. Su forma política es, dentro de los principios inmutables del Movimiento Nacional y de cuantos determinan la Ley de Sucesión y demás leyes Fundamentales, la Monarquía tradicional, católica, social y representativa.

VIII.-El carácter representativo desorden político es principio básico de nuestras instituciones públicas. La participación del pueblo en las tareas legislativas y en las demás funciones de interés general se llevará a cabo a través de la familia, el municipio, el sindicato y demás entidades con representación orgánica que a este fin reconozcan las leyes. Toda organización política de cualquier índole, al margen de este sistema representativo, será considerada ilegal. Todos los españoles tendrán acceso a los cargos y funciones públicas según su mérito y capacidad.

IX.-Todos los españoles tienen derecho: a una justicia independiente, que será gratuita para aquellos que carezcan de medios económicos; a una educación general y profesional, que nunca podrá dejar de recibirse por falta de medios materiales; a los beneficios de la asistencia y seguridad sociales, y a una equitativa distribución de la renta nacional y de las cargas fiscales. El ideal cristiano de la justicia social, reflejado en el fuero del Trabajo, inspirará la política y las leyes.

X.-Se reconoce al trabajo como origen de jerarquía, deber y honor de los españoles, y a la propiedad privada, en todas sus formas, como derecho condicionado a su función social. La iniciativa privada, fundamento de la actividad económica, deberá ser estimulada, encauzada y, en su caso, suplida por la acción del Estado.

XI.-La Empresa, asociación de hombres y medios ordenados a la promoción, constituye una comunidad de intereses y una unidad de propósitos. Las relaciones entre los elementos de aquélla deben basarse en la justicia y en la recíproca lealtad, y los valores económicos estarán subordinados a los de orden humano y social.

XII.-El Estado procurará por todos los medios a su alcance perfeccionar la salud física y moral de los españoles y asegurarles las más dignas condiciones de trabajo; impulsar el progreso económico de la Nación con la mejora de la agricultura, la multiplicación de las obras de regadío y la reforma social del campo; orientar el más justo empleo y distribución del crédito público; salvaguardar y fomentar la prospección y explotación de las riquezas mineras;L intensificar el proceso de industrialización; patrocinar la investigación científica y favorecer las actividades marítimas, respondiendo a la extensión de nuestra población marinera y a la nuestras ejecutoria naval. En su virtud dispongo:

Artículo primero: los principios contenidos en la presente promulgación, síntesis de los que inspiran las Leyes Fundamentales refrendadas por la Nación en seis de julio de mil novecientos cuarenta y siete son, por su propia naturaleza, permanentes e inalterables.

Artículo segundo: todos los órganos y autoridades vendrán obligados a su más estricta observancia. El juramento que se exige para ser investido de cargos públicos habrá de referirse al texto de estos Principios Fundamentales.

Artículo tercero: serán nulas las leyes y disposiciones de cualquier clase que vulneren o menoscaben los Principios proclamados en la presente Ley Fundamental del Reino.

 

APÉNDICE II

El ideario falangista.

 

“Durante el Primer Consejo Nacional, celebrado en octubre de 1934, se vio la necesidad de concretar la doctrina en unas normas, encargándose de ello un grupo de camaradas bajo la dirección de José Antonio. Para formularla se utilizó la doctrina existente, apareciendo la Norma Programática en el mes de diciembre de 1934. Comprende 27 puntos, de los cuales se suprimió el último al darse el Decreto de Unificación, divididos en seis títulos, que estudiamos a continuación:

 

1.-NACIÓN, UNIDAD, IMPERIO. Comprende los cinco primeros puntos, que comienzan con una profunda afirmación de fe: “creemos en la suprema realidad de España. Fortalecerla, elevarla y engrandecerla es la apremiante tarea colectiva de todos los españoles”. Definen a España como Unidad de Destino en lo Universal, condenando los separatismos y exigiendo que los intereses de grupo y clases se pongan al servicio del destino nacional.

Afirman la voluntad imperial de España, para la que exigen un puesto preeminente en Europa, rechazando el aislamiento internacional y la mediatización extranjera.

Respecto a Hispanoamérica se pide la unificación “de cultura, intereses económicos y de poder”, alegando la condición de eje espiritual del mundo hispánico que tiene España, y que le da título de preeminencia en las empresas universales. Piden la fortaleza para nuestros ejércitos y afirman que España volverá a buscar su gloria y su riqueza por las rutas del mar.

 

2.-ESTADO, INDIVIDUO, LIBERTAD: COMPRENDE LOS PUNTOS, SEIS, SIETE Y OCHO. Definen al Estado como instrumento puesto al servicio de la integridad patria. Los españoles participarán en las tareas estatales a través de las unidades naturales de convivencia: familia, municipio y sindicato, debiendo desparecer los partidos políticos y el sufragio inorgánico.

La dignidad humana, la integridad del hombre y su libertad son valores eternos e intangibles pero nadie podrá emplear su libertad para atacar la unidad de España, su fortaleza y su libertad.

Se permite la iniciativa privada que sea compatible con el interés general de todos los españoles, protegiendo el Estado las que resulten beneficiosas.

 

3.-ECONOMÍA, TRABAJO Y LUCHA DE CLASES: Comprende los puntos nueve al dieciséis.

 

a.-Economía: en lo económico se concibe a España como un gigantesco sindicato de productores, debiendo organizarse la sociedad mediante los Sindicatos Verticales.

Se repudia el capitalismo, que se desentiende de las necesidades populares, deshumaniza la propiedad y aglomera a los trabajadores en masas informes, propicias a la miseria y a la desesperación.

El sentido espiritual y nacional de la Falange hace rechazar el marxismo. La riqueza nacional se pondrá al servicio del pueblo, mejorando las condiciones de vida de los españoles.

Se reconoce a la propiedad privada como medio lícito que el hombre tiene a su alcance para el cumplimiento de sus fines individuales, familiares y sociales, por lo cual el Estado protegerá contra el abuso del capitalismo, los especuladores y prestamistas. Por último, se defiende la tendencia a la nacionalización de la banca y los grandes servicios públicos (transportes, agua, gas, electricidad, etc).

b.-Lucha de clases: el Estado impedirá las luchas entre las clases por intereses económicos, por considerar que cuantos elementos intervienen en la producción forman una totalidad orgánica. Pretende también incorporar las masas trabajadoras a la gran tarea del Estado nacional.-

c.-El Trabajo: el trabajo es un derecho y un deber de todos los españoles. Por ser un derecho, el estado y las instituciones deben sostener al que se encuentre en paro forzoso. Por ser un deber, no tributará ninguna atención a quienes aspiran a vivir como convidados a costa del esfuerzo de los demás.

d.-La tierra: comprende los puntos del 17 al 22. Comienza afirmando la necesidad de elevar a todo trance el nivel de vida del campo, mediante la realización de la reforma económica y social de la agricultura, señalando la manera de realizarlo en ambos aspectos.

En lo económico, estableciendo un precio mínimo a los productos del campo y el Crédito Agrícola Nacional; capacitando técnicamente al agricultor; racionalizando las unidades de cultivo; acelerando las obras públicas y mejorando las condiciones higiénicas y culturales de los pueblos.

En lo social, instituyendo la propiedad familiar mediante la nueva distribución de la tierra; repoblando los montes con la forzosa movilización temporal de la juventud; expropiando las tierras que se considere necesario y construyendo los patrimonios comunales de los pueblos.

 

5.-EDUCACIÓN NACIONAL, RELIGIÓN: Comprende los puntos 23. 24 y 25. Afirman que es misión esencial del Estado, mediante una disciplina rigurosa de la educación, conseguir un espíritu nacional fuerte y unido e instalar en el alma de las futuras generaciones la alegría y el orgullo de la Patria. La cultura se organizará de tal manera que cuantos reúnan condiciones intelectuales tengan acceso a los estudios superiores, aunque carezcan de medios económicos.

El Movimiento incorpora el sentido católico –de gloriosa tradición y predominante en España- a la reconstrucción nacional. La iglesia y el Estado fijarán sus relaciones por medio de un Concordato.

 

6.-REVOLUCIÓN NACIONAL: para implantar el orden nuevo que se ha anunciado en los apartados anteriores Falange aspira a realizar la Revolución Nacional que se hará con un estilo directo, ardiente y combativo pues la vida es milicia y ha de vivirse con espíritu acendrado de servicio y de sacrificio.

(Reproducido de la obra MENDOZA GUINEA, José María: Formación del Espíritu Nacional, curso V. Madrid, Editorial Xalco, 1957, Págs. 50-52).

1 Véase en este sentido las clásicas obras de (Anderson, 1983) y de (Ferro, 1987).

2 BOE del 10 de abril de 1944.

3 BOE del 9 de diciembre de 1952.

4 BOE del 19 de enero de 1960 Nº 16, Págs. 720-730.

5 Decreto Nº 193/67. BOE del 2 de febrero de 1967.

6 BOE del 27 de septiembre de 1953.

7 MENDOZA GUINEA: Ob. Cit. (curso II), Págs. 129-137.


ESTEBAN MIRA CABALLOS

7 comentarios

Christine Micallef -

Gracias por esto blog, quiero citar algo de esto puede por favour decirme cuando fue escrito? Gracias

Esteban Mira -

Gracias Por su comentario Jorge Miguel; cada uno cuenta sus experiencias según las vivió o las disfrutó. Me alegro que le haya ido bien en la vida y que guarde recuerdos positivos de todo aquello. Mi por padre opinaba de forma parecida; sin embargo, hay otras personas que sufrieron experiencias menos felices. En cualquier caso gracias por dejar por escrito su experiencia y por su moderación y comprensión. Saludos cordiales.

Jorge Miguel -

Nací en 1949 y me formé espiritualmente con los libros de FEN,sacando siempre buena nota en las calificaciones, formé parte de las FFJJ, despues pase a engrosar las filas de los militantes del movimiento y siguió mi vida hasta estos momentos que ya cumplí los sesenta y tres, estoy muy orgulloso de haber recibido todas aquellas enseñanzas, muchas de ellas me han servido en momentos concretos de mi vida.

Esteban Mira -

Estimado Sr.: el apellido Caballos no tiene ningún estudio genealógico; los genealogistas no lo reconocen como tal y piensan que es una derivación de Cevallos. De todas formas, yo tengo documentada la existencia de este apellido en Carmona al menos desde el siglo XVI. Eran casi todos labradores, medianos propietarios, y desde el siglo XIX grandes propietarios. En la isla Española a principios del siglo XVI hay un miembro de la élite que se llamaba Francisco Caballos y que era de origen sevillano. Vivió entre Sevilla y Santo Domingo.
Es todo lo que le puedo decir de momento.
Saludos
Esteban Mira

Enrique Soria-Medina Caballos-Fernandez -

Sr.Esteban Mira Caballos. Una curiosidad:
¿podría ilustrarme de los antecedente del apellido Caballos que Vd. acredita?
Gracias y mi saludo.

caballoss1 -

El trabajoa está entregado en la Editora Regional de Extremadura para su
publicación, pero de momento no ha entrado en prensa, no estoy seguro si
finalmente se publicará en papel. De todas formas, todos citamos ya en
nuestras investigaciones páginas Web. Se pone el autor, titulo del trabajo
entrecomillado, la página Web en la que se aloja y se suele poner la fecha
de consulta. Así lo hacemos todos los investigadores, te lo digo por si te
sirve de algo.
Saludos cordiales.
Esteban Mira

El 27 de marzo de 2011 21:51, Blogia <
estebanmiracaballos.2010011906....@email.blogia.net

Carlos S N -

Sería conveniente citar la procedencia de estos textos, si se han publicado, o bien dejar claro cómo citarlos.

Muchas gracias y un saludo.