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Temas de historia y actualidad

LA POBLACIÓN EN CANTILLANA A FINALES DEL SIGLO XVIII

Esteban Mira Caballos

 

La población es un campo de la investigación histórica que se viene desarrollando desde hace unas pocas décadas ya que cada vez más son consideradas como un pilar básico para el posterior estudio de otros aspectos relacionados con la vida económica, social o cultural1. Realmente poco se puede saber de la realidad de un pueblo o de una cultura concreta si no se tiene completa certeza de los habitantes que protagonizaron su historia.

El presente estudio constituye un pequeño aporte al conocimiento de la población en esta localidad de Cantillana que deberá ser completado con otros ensayos referentes a otros períodos históricos.

 

1.-FUENTES

Como es bien sabido, para el estudio de la demografía en el Antiguo Régimen carecemos de fuentes estadísticas motivo por el cual debemos basarnos en recuentos, tanto civiles como religiosos, realizados sin ningún rigor científico. La mayoría de estos censos están plagados de errores y de contradicciones ya que, en su mayor parte, se realizaron con intenciones fiscales y/o militares y no con la idea precisa de conocer realmente la población y su estructura socio-laboral de las distintas regiones y provincias de la Península. De hecho en la mayoría de ellos no se recogen más que los cabezas de familia que son los que tributaban al Estado, mientras que se omiten los vagabundos, los marginados, las minorías étnicas, los esclavos, y demás sectores de la población que no tributaban. A veces, incluso, se omiten los eclesiásticos, las mujeres y, en aquellos lugares donde no tributaban, los hidalgos.

En el Archivo Municipal de Cantillana se conservan recuentos vecinales desde 17712, sin embargo, estos, al igual que los realizados en otras localidades de la Península en esas fechas, están repletos de omisiones y de ocultaciones ya que el fraude se producía en un doble nivel, a saber: en primer lugar, por parte de los propios vecinos, los cuales callaban el número total de miembros de su familia para evitar las levas. Asimismo, solían ocultar la verdadera dimensión de sus casas para impedir que las tropas reales se alojaran en su vivienda y para tributar lo menos posible. Y en segundo lugar, los diputados de padrones encubrían la cifra total de vecinos para pagar menos al Estado, mientras que después ellos, conocedores de la cifra real, cobraban y se embolsaban una mayor cantidad de dinero.

Por todo ello, el presente análisis lo vamos a realizar a través de dos censos estudiados por nosotros para otras localidades andaluzas y que por lo tanto conocemos bien sus virtudes y sus defectos, a saber: uno civil, cuya confección fue ordenada en 1786, realizándose en los primeros meses de 17873, y, otro, de carácter religioso publicado, por primera vez, en 1791. En cuanto al primero podemos decir que fue planeado por el ministro ilustrado Floridablanca el cual consiguió que se enviaran, en 1786, reales provisiones a las principales localidades españolas con el fin de que elaborasen un recuento extraordinario4, en el que apareciesen registrados con gran detalle la población y su ocupación laboral. Sin duda, el fin del censo era muy acorde con los ideales ilustrados como bien puede verse en el texto que reproducimos a continuación:

 

Ya para calcular la fuerza interna del Estado, ya para conocer los aumentos que ha recibido con el fomento dado a la agricultura, artes y oficios ya a los diferentes ramos del comercio que se han abierto, ya para aumentarlos en cada pueblo o provincia conforme a la necesidad o disminución que tengan y repartirlos con igualdad entre todas las clases de sus vecinos y ya para que vean los extranjeros que no están el Reino tan desierto como creen ellos y sus escritores...5

 

 

Sin embargo, y muy a pesar del interés que puso el ministro para que se hiciese el recuento con exhaustividad y veracidad, lo cierto es que hace años que se vienen detectando por los investigadores multitud de errores, sobre todo por defecto, ya que los cabezas de familia intentaron esconder a miembros de su parentela, a sabiendas de que en realidad se hacía para fijar los impuestos. Pese a todo, el recuento, aunque no es fiable en sus números absolutos, muestra una gran riqueza en informaciones que nos permite hacer multitud de cálculos en torno a la población. Después del censo del Marqués de Ensenada es el más completo que se hizo en la segunda mitad del siglo XVIII ya que no sólo se divide a la población sexo, por edades y por estados, sino que además se recuentan los oficios que desempeñaban cada uno de los vecinos de cada localidad.

El otro censo fue elaborado por los distintos párrocos del Arzobispado de Sevilla y fue publicado en 17916. El proyecto partió del Arzobispo Cardenal Solís, el cual puso en marcha la idea, en 1769, aunque no se aceptó por la Real Cámara hasta 1787. Este recuento tiene un gran interés ya que todavía en estas fechas los censos eclesiásticos son mucho más fiables que los elaborados por el poder civil. En este sentido, debemos destacar el sentido de la parroquialidad existente en la época que hacía a todos los vecinos vivir en torno a su parroquia y participando activamente en sus cultos. Igualmente, debemos señalar la obligación que tenían los párrocos de remitir un informe periódico al palacio arzobispal, informando del número de vecinos que en cada momento había en su parroquia.

Creemos que este censo se muestra más veraz que el resto de los recuentos intentados en el siglo XVIII, aunque por desgracia en él solo se ofrece el número de vecinos y el de almas de comunión de cada localidad, divididos en primera instancia por vicarías y, en segunda instancia, por parroquias.

 

 

2.-LA DEMOGRAFÍA EN CANTILLANA A FINES DEL SIGLO XVIII

Para establecer la población total en esta localidad a fines del siglo XVIII contamos con varios informaciones que debemos analizar. En el censo de 1787 se establece un total de 2.981 habitantes en Cantillana7, sin embargo, contamos con el censo de 1791 para confirmar esta aseveración ya que al primer censo se le imputa estar falseado en sus números absolutos. Así, creemos que sin dejar de considerar las cifras ofrecidas por el censo de Floridablanca debemos tener en cuenta ante todo los totales poblacionales del libro de curatos del Arzobispado de 1791. Además, este censo eclesiástico tiene la ventaja de que aparecen reflejadas dos cifras diferentes: los vecinos, que suman 683, y las almas de comunión que totalizan 2.050 personas.

De manera que tenemos dos formas diferentes de llegar a la población total, bien, a través de las almas de comunión que suponen aproximadamente cuatro quintas partes de la población total, o bien, multiplicando los vecinos por el coeficiente cuatro o cinco. Precisamente, establecer un coeficiente determinado es uno de los grandes problemas de la demografía pre-estadística ya que un error en la elección nos podría suponer falsear el número de habitantes en una quinta parte por defecto o por exceso. Así, el número de almas de comunión nos impide multiplicar a los vecinos por cinco ya que en ese caso el censo sería contradictorio. Mucho más factible es utilizar el coeficiente cuatro, que es el que se suele utilizar para el medio rural donde la tasas de mortalidad infantil son superiores a las del medio urbano.

Además este coeficiente está justificado en el bajo número de hijos que aparecen registrados en el censo de 1787, es decir, tan sólo 1.037 menores de 16 años, mientras que existen 752 parejas menores de cuarenta años. El coeficiente de hijos por matrimonio en edad de fecundar es de 1`37 cifra que nos parece extremadamente baja y sólo justificable, nuevamente, en función de una alta mortalidad infantil.

Así, pues, aplicando el coeficiente cuatro tendríamos una población de 2.732 habitantes. Sin embargo, a esta cifra habría que incorporar otros grupos humanos que, con total seguridad, no estaban incluidos en el censo. En primer lugar, los eclesiásticos que, entre miembros de ordenes regulares y clero secular, sumaban en Cantillana 28 personas8. Igualmente habría que añadir los extranjeros, los mendigos, los transeúntes, los pícaros y los "pobres de solemnidad" -como se les denomina en la documentación de la época- los cuales podrían sumar aproximadamente medio centenar. Y finalmente, habría que agregar el número de esclavos negros que, sin que dispongamos de cifras concretas, podrían constituir una decena. Así tendríamos para Cantillana a fines del siglo XVIII una población de 2.820 habitantes, cifra muy próxima a la establecida en el censo de 17879.

De esta forma tenemos que Cantillana experimentó un sensible crecimiento desde los 450 vecinos que tenía en 165010, a los 683 que poseía en 1791. Es decir, en menos de un siglo y medio la población aumentó un 34,1%. El crecimiento aunque ligeramente inferior a la media española era mayor que el de algunas localidades del entorno como la propia Carmona, la cual, en el mismo período de tiempo, tan sólo creció en un 32`98%.

Igualmente, debemos destacar el hecho de que Cantillana en el Antiguo Régimen fue una localidad que no estaba ni entre las pequeñas ni entre las grandes sino que se mantenía como un núcleo de mediano tamaño, incluyéndose entre los veinte pueblos más importantes de la provincia11.

A continuación, haremos un breve análisis de la población según el sexo y la edad, a través de las cifras proporcionados en el censo de 1787 y que reproducimos en el cuadro que viene a continuación:

 

CUADRO I

LA POBLACIÓN EN CANTILLANA POR SEXO Y EDAD (1786)

 

EDAD

HOMBRES

MUJERES

TOTAL

Hasta 7 años

280

234

514

De 7 a 16 años

283

240

523

De 16 a 25 años

194

198

392

De 25 a 40 años

426

431

857

De 40 a 50 años

166

172

338

De 50 años en adelante

149

208

357

TOTALES

1.498

1.483

2.981

 

 

En cuanto a las edades observamos una fuerte base que nos está indicando una fuerte tasa de natalidad ya que los menores de 16 años suman nada menos que 1.037 personas. Igualmente, encontramos un gran número de personas menores de 40 años y por tanto en edad de fecundar. Todo ello nos está indicando que se trata de una población en crecimiento con una alta tasa de natalidad y una fuerte mortalidad, especialmente infantil. En este sentido, el comportamiento de Cantillana es el típico de las demás localidades de la península en esta época, donde había altas tasas de natalidad y mortalidad, jalonadas por crisis periódicas que determinaban un crecimiento muy leve de la población.

En relación al sexo, observamos un mayor número de hombres con respecto a las mujeres, situándose la sex ratio, es decir, la relación de hombres sobre el total de mujeres, en el 101`01%. Es decir por cada 100 mujeres había unos 101 hombres. Sin embargo, las cifras globales no deben inducir a engaño, pues, la sex ratio está determinada por un mayor nacimiento de hombres con respecto a las mujeres, los cuales son mayoritarios tan sólo hasta los 16 años. A partir de esta edad, las mujeres superan en número a los hombres hasta el punto de situarse la sex ratio, a partir de los 50 años en el 71`63%. Sin duda, esto se debía básicamente a dos hechos: primero, a una mayor tendencia a la emigración del varón, y segundo, a una mayor mortalidad masculina.

La emigración debió tener una escasa importancia en el siglo XVIII y afectó más a los varones que a las mujeres ya que siempre estaban más dispuestos a marcharse los varones jóvenes que las mujeres. Desconocemos las cifras exactas de emigración tanto provincial12, como nacional, sin embargo, si que tenemos referencias gracias a los libros de asientos de pasajeros, de los que decidieron probar fortuna en las Indias. Así, pese a que en el siglo XVI fueron numerosos los cantillaneros que se decidieron a cruzar el océano13, en el siglo XVII disminuyó en buena medida14, para restringirse a tan sólo dos personas en todo el siglo XVIII. Concretamente, en este último siglo viajaron, en 1720, Francisco Nieto de la Milla, el cual era mercader y su destino fue la Nueva España15, y, en 1779, Ramón Díaz del campo el cual fue en calidad de secretario del gobernador de Guayaquil16.

En definitiva queda claro que la emigración a las Indias jugó un escaso papel en la dinámica demográfica de Cantillana, al menos en lo que se refiere al siglo XVIII que ahora investigamos. Igualmente es notable la abrumadora mayoría de emigrantes varones con respecto a las mujeres pues en tres siglos tan sólo detectamos una sólo cantillanera que marchó con destino a América.

Más importancia, debió jugar en la evolución demográfica y en el desequilibrio de la sex ratio la mayor mortalidad del hombre en estas fechas ya que era quien desarrollaba los trabajos más duros y peligrosos, siendo además frecuentemente llamado para acudir a la guerra17. Estas cifras se relacionan perfectamente con el alto número de viudas, que a partir de los 50 años suman más del doble que los viudos.

En cuanto a la población por estados tenemos entre varones y mujeres las siguientes cifras absolutas y los siguientes porcentajes:

-1.558 solteros, es decir un 52`26 por ciento

-1.196 casados, " " 40`12 " "

-227 viudos, " " 7`61 " "

A su vez estas cifras se pueden desglosar para el caso de los varones, y son como siguen:

-833 solteros, es decir un 55`60 por ciento

-597 casados, " " 39`85 " "

-68 viudos " " 4’53 " "

 

Y las mujeres por su parte suponen los siguientes porcentajes:

-725 solteras, es decir un 48`88 por ciento

-599 casadas " " 40`39 " "

-159 viudas " " 10`72 " "

 

Las cifras señaladas ofrecen una gran cantidad de casados y de solteros que nos está señalando una población que estaba en crecimiento ya que hay muchos matrimonios en condiciones de tener descendencia y muchos solteros que pueden contraer matrimonio en cualquier momento. Por lo demás, notamos un mayor porcentaje de mujeres casadas y, sobre todo, una mayor cantidad de viudas, que suman más del doble que los viudos, lo que nos está señalando nuevamente una mayor mortalidad masculina en estos años.

 

3.-ESTUDIO SOCIO-LABORAL

Uno de los aspectos más interesantes que aparece en el censo de 1787 es que no solamente se refleja la población en números absolutos sino también los oficios que existían en cada localidad, lo cual nos permite saber la tasa de población activa y la ocupación de sus habitantes.

En primer lugar, señalaremos la tasa de población activa de Cantillana, es decir, la relación entre el número de personas activas y el efectivo total de la población. En esta localidad la población activa tan sólo estaba formada por 508 personas lo que supone el 17`04% con respecto a la población total y el 33`91% con respecto a los varones. Entre el grupo de los privilegiados tan sólo podemos contar tres hidalgos, los cuales con total seguridad vivía de las rentas de sus propiedades rústicas, controlando la vida social y política de la localidad a través de las regidurías del concejo18. Evidentemente, el número es extremadamente corto lo que no indica más que Cantillana era una localidad donde los propietarios de tierras eran foráneos y no residían en la propia villa.

A continuación haremos un breve análisis de los sectores de actividad, los cuales los vamos a dividir en tres: el primario, el secundario y el terciario. Empezando por el sector primario debemos decir que ocupaba nada menos que a 424 personas, es decir, ocupaba al 83`96% de la población activa de Cantillana. La cifra nos parece extremadamente elevada y denota que la localidad dependía absolutamente del campo19.

 

 

CUADRO Nº II

JORNALEROS Y LABRADORES (1787)

 

 

Nº ABSOLUTO

% RESPECTO AL SECTOR PRIMARIO

% RESPECTO A LA POBLACIÓN ACTIVA

Labradores

24

5,66

4,75

Jornaleros

400

94,33

79,20

 

 

En este cuadro queda reflejada la escasa importancia que dentro del sector primario tenían los labradores autónomos, pues, tan sólo suponían el 5`66 del sector primario mientras que los jornaleros constituían el 94`33%. Así, pues, la mayoría de las personas dedicadas al sector primario vivía del jornal que devengaba su trabajo en el campo. Aunque la situación de estos jornaleros no era igual, pues variaba dependiendo si poseía herramientas, yunta de bueyes, etc, lo cierto es que en la mayoría de los casos vivían al borde de la subsistencia.

Tomás López en su celebre Diccionario Geográfico afirmó que en Cantillana "todos sus moradores se ocupan en la labor, cultivo de olivares y viñas, tiene con abundancia ganados de todas las especies y alguna arriería..."20. Dentro de las tareas agropecuarias destacaba sin duda el cultivo de trigo y cebada que producía anualmente 22.000 fanegas. Le seguía en importancia el olivar que producía 3.000 reales de vellón, la ganadería 1.800 reales y la viticultura 300 reales21.

En cuanto al sector secundario debemos decir que era totalmente raquítico ya que tan sólo estaba formado por 18 personas que suponían el 3`56% de la población activa. Entre las 18 personas se cuentan tres fabricantes, posiblemente propietarios de alguna almazara o de alguna tenería y 15 artesanos entre los que debía haber zurradores, zapateros, curtidores, herreros, carpinteros, etc. Tomás López señala la existencia en la segunda mitad del siglo XVIII de tres molinos de pan y una fábrica de jabón blando, propiedad esta última, según dice, del Duque de Alcalá y Medinaceli22.

Sin duda, este sector secundario se limitaba a satisfacer las necesidades básicas de la población y del trabajo agrícola, debiendo acudir a la capital sevillana a adquirir productos algo mejor acabados. Era, pues, el sector que menos importancia tenía en la economía de Cantillana y, por tanto, la que menos personas empleaba.

En cuanto al terciario estaba formado por 63 personas que constituían el 12`47% de la población activa. Como veremos en las líneas siguientes se trataba de un sector también muy reducido donde lo que primaban eran los clérigos y los frailes.

 

 

CUADRO Nº III

EL SECTOR TERCIARIO EN CANTILLANA23

 

OFICIO

Nº ABSOLUTO

% RESPECTO AL TERCIARIO

% RESPECTO A LA POBLACIÓN ACTIVA

Religiosos

38

60,31

7,52

Oficios públicos

2

3,17

0,39

Profesionales liberales

8

12,69

1,58

Criados

4

6,34

0,79

Estudiantes

11

17,46

2,17

 

 

En el cuadro puede observarse como más del 60 % de los empleados en el sector terciario o eran religiosos o estaban empleados por la iglesia. De forma que si ya de por si era corto el sector terciario que, como dijimos, tan sólo empleaba al 12`47% de la población activa, debemos decir que incluso esta cifra sólo se mantiene gracias a los religiosos y no por poseer un importante sector servicios. En realidad, quitando a los religiosos que hacían por decirlo así un servicio espiritual, el resto de este sector se limitaba a un abogado y cuatro escribanos, sin que aparezca ni tan siquiera un médico, lo que sin duda indica que en esos tiempos no había en Cantillana más servicio sanitario que algún sangrador, barbero o boticario.

 

4.-CONCLUSIONES

Resulta difícil sintetizar en unas pocas palabras todo lo dicho en este trabajo lo que si está claro es que Cantillana no constituyó una excepción en la realidad demográfica y socio-laboral de la Península durante la Edad Moderna.

En lo concerniente a evolución demográfica encontramos un crecimiento leve de la población caracterizada por una alta natalidad y una igualmente alta mortalidad infantil que provocaba un leve crecimiento vegetativo. Igualmente, cada cierto tiempo este crecimiento era quebrado por las crisis periódicas que, como es sabido, seguían a cada paso de expansión demográfica. No podemos olvidar que estamos en una época donde existe un total inmovilismo tecnológico que hacía que todos los aumentos bruscos de la población se saldasen con un colapso demográfico. Así, pues, la pirámide poblacional se presenta con una base muy ancha, es decir, con un gran número de personas jóvenes que nos están señalando una la alta natalidad.

En cuanto a los sectores socio-laborales queda claro que Cantillana dependía totalmente del campo, pues, según vimos el 83`96 % de la población activa dependía del sector primario. Se trataba pues de un pueblo jornalero que se mantenía del salario que devengaba su trabajo en el campo. Por lo demás, encontramos un sector secundario extremadamente limitado que tan sólo ocupaba a 18 personas y, finalmente, un sector terciario compuesto en su mayor parte por eclesiásticos.

 

APENDICE I

 

Libro de Curatos del Arzobispado de Sevilla, 1791: Vicaría de Cantillana:

 

Esta vicaría comprende los cinco pueblos de Cantillana, Brenes, Villaverde, La Rinconada y Villanueva del Río.

Cantillana se compone de seiscientos ochenta y tres vecinos, y dos mil cincuenta personas de comunión, asistidas por dos curas con la renta de tres mil reales cada uno: no hay beneficio, y se aumenta la congrua incluyendo los frutos ciertos e inciertos hasta la cantidad de cuatro mil y cuatrocientos reales, a cuyo fin se unen tres capellanías de libre provisión de nuestra dignidad que valen mil doscientos, y lo restante se suplirá de los diezmos.

Brenes, esta feligresía consta de doscientos tres vecinos y seiscientas diez personas de comunión, con un cura que tiene de renta seis mil ochocientos reales, y no hay beneficio.

Villaverde, hay en este pueblo ciento cincuenta y tres vecinos y cuatrocientas sesenta y una personas de comunión asistidas por un cura con la renta de cuatro mil reales, que se considera suficiente dotación.

La Rinconada, se compone de ciento siete vecinos, y trescientos veinte personas de comunión: hay un cura con la renta de mil trescientos reales, a la que se agrega la mitad del beneficio de libre provisión, que vale seis mil cuatrocientos, y resultará dotado el curato en cuatro mil quinientos reales: de la otra mitad se erige un beneficio que se sujeta a residencia para que ayude en el ministerio, pues tendrá más de tres mil y trescientos reales de congrua.

Hay dos medias prestameras de libre provisión, que vale cada una mil ciento cincuenta reales, y se reúnen para que quede una congrua en el mismo estado de libre.

Villanueva del Río, en esta parroquia hay cuarenta y nueve vecinos, y ciento cuarenta y nueve almas de comunión, con un cura que goza la escasa renta de mil reales: se le agrega el beneficio de libre provisión que vale tres mil setenta y ocho.

Otro beneficio del mismo valor está unido al Colegio Mayor de Santa Cruz de Valladolid; y la prestamera de libre provisión, su renta cuatro mil novecientos cincuenta y cinco reales queda en el mismo estado.

 

 

APENDICE II

 

Padrón de Cantillana de 1787

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EDAD

HOMBRES

SOLTEROS

MUJERES SOLTERAS

HOMBRES CASADOS

MUJERES CASADAS

VIUDOS

VIUDAS

TOTAL

Hasta 7 años

280

234

--

--

--

--

514

De 7 a 16

283

240

--

--

--

--

523

De 16 a 25

159

146

35

52

--

--

392

De 25 a 40

80

84

338

327

8

20

857

De 40 a 50

22

8

132

131

12

33

338

Más de 50

9

13

92

89

48

106

357

TOTAL

833

725

596

599

68

159

2.981

 

 

 

EMPLEOS: Curas servidores del Beneficio 2; Sacristanes 2; acólitos 3; Ordenados a título de patrimonio 1; ordenado de menores 3; hidalgos 3; abogado 1; escribano 4; estudiantes 11; labradores 24; jornaleros 400; comerciantes 0; fabricantes 3; artesanos 15; criados 4; empleados con sueldo del Rey 2; con fuero militar 3; dependiente de la inquisición 3; síndico de órdenes religiosas 2.

Convento de San Francisco: profesos 14; legos 2; donados 3; criados 3; total 22.

 

1    CARMONA GARCIA, Juan Ignacio: Una aportación a la demografía de Sevilla en los siglos XVIII y XIX. Sevilla, 1976, p. 17.

2    Archivo Municipal de Cantillana, padrones de 1771-1856, leg. 45.

3    El padrón de Cantillana de 1787 que hemos consultado se conserva en el Archivo General del Arzobispado, Justicia, leg. 3076.

4    Con censo extraordinario se referían a otro diferente al que realizaban los diputados de padrones del concejo anualmente.

5    Véase mi trabajo: La población en Carmona en la segunda mitad del siglo XVIII. Carmona, Excmo. Ayuntamiento de Carmona, 1994, p. 26. En este trabajo puede verse un estudio detallado de este censo de 1786-1787.

6    Un análisis de esta fuente puede verse en mi estudio: "La población en Sevilla a fines del siglo XVIII a través del libro de Curatos de 1791", I Jornadas de Demografía Histórica de Andalucía, Cádiz, noviembre de 1992 (En prensa).

7    Véase el apéndice documental.

8    Véase el apéndice documental. No olvidemos que en Cantillana a fines del siglo XVIII había una parroquia, un convento de San Francisco, tres ermitas y un hospital. LÓPEZ, Tomás: Diccionario geográfico de Andalucía: Sevilla. Sevilla, Editorial Don Quijote, 1989, pag. 45.

9    En el censo elaborado por Tomás López, en el caso de Cantillana elaborado a finales de 1785, se ofrecían 900 vecinos. Nos parece una cifra excesivamente alta, muy superior a la que ofrecen los otros dos censos utilizados. No obstante, Tomás López muestra una tendencia a redondear las cifras por arriba, demostrado para otras localidades. LÓPEZ: Ob. Cit., pag. 45.

10    Archivo General de Simancas, Cámara de Castilla-Diversos, leg. 23

11    Por citar algunos ejemplos concretos: en 1791, Cantillana tenía el doble de habitantes que Alcalá del Río, Aznalcázar, Benacazón y Umbrete, más del triple que Brenes y Mairena del Aljarafe y, finalmente, era ocho veces mayor que Camas.

12    Así, por ejemplo sabemos que en 1794 se encontraban establecidos en el barrio sevillano de Triana nada menos que 7 personas originarias de Cantillana. Es un número bastante elevado, pues, todos los inmigrantes del arzobispado de Sevilla establecidos en este barrio sevillano, los de Cantillana constituían el tercer contingente más importante, detrás de Camas con 12 y Ecija con 10. TORNERO TINAJERO, Pablo: La población en Triana en 1794. Sevilla, Real Academia de Buenas Letras, 1975, p. 79.

13    Aunque queda un tanto fuera del tema que aquí pretendemos tratar no queremos dejar de citar los nombres de los cantillaneros que pasaron a las Indias en el siglo XVI, extraídos de los expedientes de pasajeros que se conservan en el AGI, sección Contratación: Francisco de Mesa, 12-XI-1534. Pedro Martín, 5-IV-1535. Amador de la Fuente, 20-I-1539. Francisco de Cala, 31-X-1539. Alonso Bernal, 16-X-1549. Alonso de Palomares, 19-I-1560. Ana Mateos, 4-III-1560. Pedro Muñoz Morejón, 31-I-1561. Pedro Mateos, 9-XII-1561. Hernando Mejía, 5-VII-1571. Diego Hernández, 14-VII-1571. Juan Saldaña, 14-VI-1578. Capitán Jerónimo de Tuesta, 24-I-1579. García González de Barbón, 3-VI-1580. Cristóbal de Espinosa, 19-V-1581. Alonso de Espinosa, 19-V-1581. Pedro de Espinosa, 14-VI-1596. Diego Caro, piloto, 1598. En total 18, entre los cuales tan sólo figuraba una mujer.

14    En este siglo tan sólo encontramos cuatro emigrantes, a saber: Gaspar Sánchez, 20-VI-1605. Juan González de Rivera, botijero, 1606. Juan Saldaña, 1611 y Domingo Rodríguez, 8-VII-1626.

15    Expediente de Francisco Nieto de la Milla, 24 de julio de 1720, mercader, hijo de Francisco Nieto e Isabel de Vela, era natural de Cantillana y vecino de Sevilla e iba con destino a Nueva España. AGI, Contratación 5470, N. 2, R. 94.

16    Expediente de los pasajeros que iban con el gobernador de Guayaquil Ramón de Carvajal, 28 de abril de 1779. AGI, Contratación 5524, N. 4, R. 24.

17    FLINN, Michael W.: El sistema demográfico europeo, 1500-1820. Barcelona, Editorial Crítica, 1989, pp. 102 y ss.

18    Es muy probable que en Cantillana, al igual que ocurría en Carmona, los hidalgos no estuviesen exentos del pago de tributos de ahí que se incluyan en el censo.

19    La dedicación al sector primario es bastante superior incluso a la que ocupaba en otras ciudades agrarias como Carmona, donde tan sólo ocupaba el campo al 55`86% de la población activa en esa misma fecha. MIRA: La población, p. 74.

20    LÓPEZ: Ob. Cit., pág. 45.

21    IBIDEM, pág. 46.

22    IBIDEM, pág. 45.

23    Los datos están extraídos del censo de 1767. Entre los religiosos hemos incluido a todas aquellas personas seglares que realizaban su oficio al servicio de la iglesia como sacristanes, acólitos, etc.

 

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